Somos ocho familias de la ciudad de Rosario que apostamos todos los días, desde que nos levantamos hasta que no damos más, a trabajar, a ser honestos y cumplir nuestras obligaciones como ciudadanos. Creemos todavía que se predica con el ejemplo. Nuestros hijos son compañeros algunos desde la escuela secundaria, los más recientes de la universidad pública y vacacionan juntos. Este año alquilaron un departamento en la ciudad de Villa Gesell publicado en un sitio web, al que cualquier ciudadano tenía acceso. Enviaron la seña correspondiente y cuando llegaron no existía. Hicieron la denuncia penal y fueron a hacer el reclamo ante la Intendencia. La respuesta fue: "Pongan un abogado, hagan un juicio, fue una estafa". Esta mañana nos levantamos con el llamado de nuestro hijo, cuando volvieron de bailar les habían robado. Arrancaron una reja de la parte de atrás de la casa que habían alquilado. Las pérdidas son valiosas, fruto del trabajo y el sacrificio. ¿Qué nos surge como primera impronta? ¡Qué suerte que no estaban!, ¿pero es justo? En este momento estos jóvenes están descreídos de todo, apesadumbrados. Están decidiendo si se quedan o se vuelven. Nuestro hijo nos comentó "si no te cuidás acá, no te cuida nadie" y "los que nos robaron eran jóvenes como nosotros". Todo esto sucede mientras nuestro gobierno sigue con la impronta de garrapiñar el ahorro de todos nosotros, primero la Afjp, ahora lo depositado en el Banco Central de la República Argentina. Esta carta es para alertar a más familias que siguen apostando a ocuparse, preocuparse, contener y sostener a sus hijos jóvenes. Que han invertido mucho tiempo de sus vidas en formarlos, en hacerse cargo de sus obligaciones y hoy no encontramos respuestas en quienes nos representan. Siento vergüenza.