El nuevo escenario geopolítico marcado por los cambios demográficos, los renovados ejes del poder económico, las tendencias en investigación y desarrollo y la desigualdad en términos de ingreso y calidad de vida, imponen una revisión sobre el nuevo rol del Estado y las políticas públicas, algo que hoy prácticamente no se están discutiendo en la Argentina. Así lo consideró, Alberto Abad el ex titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) durante la gestión de Néstor Kirchner y unos de los impulsores de iniciativas como la “educación tributaria” o el gobierno digital.
“Argentina tiene que tener un Estado inteligente, que piense más con visión de futuro, que tenga planes estratégicos conocidos por todos, que rinda cuentas, porque cuando hay una presión tributaria tan fuerte como en este país, el ciudadano tiene el derecho de saber a donde van los fondos”, dijo el tributarista, quien estuvo en Rosario invitado por la Secretaria de Regiones, Municipios y Comunas, para dar una charla sobre modernización administrativa en la gestión pública.
“Hay tendencias que son inexorables y hoy no forman parte de la mesa de la discusión de la política y del Estado como institución en el país. Si uno mira las campañas de los candidatos, nadie dice cómo ve a la Argentina en el año 2020 o incluso cuando termine su mandato”, dijo Abad y citó puntualmente las referencias a cuestiones como infraestructura, gobierno digital, sanidad, seguridad, entre otros. “Estamos en la sopa de la coyuntura”, señaló el funcionario que dejó su cargo en marzo de 2008 y luego de una fuerte disputa con el por entonces titular de la Aduana y hoy jefe de la Afip, Ricardo Echegaray.
La preocupación no es menor para el ex funcionario, ya que según dijo, la política, que es la responsable final, ya que es una abstracción hasta el momento que tiene que gobernar y luego se debe sentar en la plataforma estatal. “La política pone el software, pero el hardware está en el Estado, que es el que debe regular y controlar”, agregó.
Abad está convencido de que además es necesario “recuperar la mística” al interior de los organismos del Estado, con la formación y la capacitación de los recursos humanos y una lógica que vuelva a considerar a lo público con prestigio y revierta ese proceso de “devaluación” de lo institucional que se instauró en Argentina, que presupone que todo lo estatal es sinónimo de corrupción.
“Nuestra sociedad no tiene un mecanismo para que los que vayan al Estado sean los mejores recursos humanos. ¿Qué padre de clase media prepara a sus hijos para que trabaje en lo público?”, se preguntó. Para Abad hoy “los que nos van a controlar y regular a futuro son mal vistos y están tachados de corruptos”, razón por la cual es clave “dar una discusión urgente sobre eso”.
Alta presión tributaria. Esta ausencia de planificación a largo plazo también es parte del presente para Abad, quien tiene una mirada crítica sobre los logros de la actual administración tributaria. “Tenemos un gasto público inelástico y tributos en su máxima expresión, frente a esto, la única alternativa es aumentar la base tributaria, no la alícuota”, planteó.
Esta estrategia implica “formalizar el empleo en negro, que en lugar del 34% podría estar en el 20%”, dijo.
Para el ex jefe de los sabuesos en la gestión actual no se logró resolver la “descoordinación” de la presión tributaria entre los distintos niveles del Estado. “El empresario al final cuando suma la escala jurisdiccional tiene una presión altísima”, algo sobre lo que coinciden todos los candidatos cuando entre otras cuestiones proponen eliminar cargas como retenciones, ganancias a la cuarta categoría u otras.
Pero además, Abad consideró que niveles de inflación del 25% “son letales para cualquier sistema impositivo”. Según dijo esto obliga a tomar dos caminos: “o indexo todo y alimento más la inflación o tengo que bajar un cambio y hacer converger la inflación y que el sistema tributario se ordene a partir de esto”.
A su criterio, “esto es lo que se viene, aunque va a llevar tiempo porque en Argentina “tenemos una estructura de gastos fiscales poco inelásticos, (en personal, subsidios que se llevan 6 puntos del PBI) y una presión tributaria al límite”.
Pero también, para Abad, Argentina tiene que dar la discusión sobre el lugar que quiere ocupar en el nuevo contexto mundial, es decir, si prioriza los vínculos con el eje del Pacífico, especialmente con China y el resto de Asia o si lo hace con Estados Unidos. Pero además, si para hacerlo define una posición clara sobre su posible alianza en el bloque de los Brics, del que forma parte el principal socio comercial argentino como es Brasil.
“Creo que esto no se está pensando en el país”, aseveró Abad y dijo que se trata de ”la nueva geopolítica”. Según detalló “el poder económico en 2030 va a ser mayor y el PBI de China superará al de Estados Unidos” e incluso lo hará en investigación, ciencia y tecnología. “Todo se desplaza del Atlántico al Pacífico, por esa razón China tiene relaciones con Africa y con América porque se va garantizando las materias primas”, agregó Abad. Frente a esto “¿qué hacemos nosotros, ingresamos al los Brics?”, se preguntó y respondió en forma inmediata: “Tendríamos que estar ahí”.
Otro dato no menor es el de la profundización de la desigualdad, ya que “dentro de pocos años el 1% de la población más rica va a tener el 50% de la riqueza total”, agregó y frente a esto “hay que ver qué rol cumple el Estado”, porque será el que deba asumir “los compromisos con la seguridad social”. Al respecto señaló que , la financiación de la asistencia a la población que crece en edad y número es un dato a atender en forma urgente ya que “el 20% de la población de la Argentina serán mayores de 65 años en 2020”.
Pero esos interrogantes también deben ser acompañados por una refundación del Estado hacia adentro para erradicar la visión peyorativa que pesa sobre lo público. Al respecto Abad recordó que durante la crisis de Lehman Brother “nadie salió a criticar a (Ben) Bernanke —el titular de la Reserva Federal de Estados Unidos— o ahora al Banco de la Unión Europea por actuar para eliminar la crisis o los procesos deflacionarios y mantener el empleo”.
El consultor dijo que coincide con el rol del Estado como “regulador de última instancia”, así como el BCRA es el prestamista de última instancia. “No hay otro mecanismo institucional para eso, pero por eso mismo debemos cuidarlo, capacitarlo, combatir la corrupción, o que se hace mal, y tener un mecanismo de reclutamiento y selección inteligente de recursos humanos”.
Cuando era jefe de la Afip recordó que hicieron una encuesta sobre las razones de la evasión y “el 70% dijo que no pagaba impuestos porque los funcionarios se robaban la plata”. Esto “es una coartada clarísima para justificar la evasión”, dijo pero también aporta una visión sobre la concepción que hoy se tiene de la función pública en el país.
La mística de lo público. Abad recordó que para erradicar esto durante su gestión al frente de Afip la primera acción fue “que la gente que trabajaba allí recuperara la confianza” en todo lo que podía hacer. “Cuando uno da la posibilidad de que en estas organizaciones se recupere la mística, se acceda a nuevas tecnologías, haya más capacitación, se produce una suerte de círculo virtuoso y la organizaciones se van acomodando”, dijo.
También, que llevó adelante un “plan de gestión anual, de rendición de cuentas y finalmente un programa de educación tributaria “porque el organismo de recaudación no se dedica solamente a recaudar, sino también había que recuperar un poco la cultura de lo público, pero desde el juego, no desde el gran discurso, que los ciudadanos tenemos derechos y obligaciones”, recordó a la hora de repasar acciones como el Museo de Afip, uno de ellos en Rosario (en el Alto Rosario Shopping) o la historieta. “La Argentina es informal y también los argentinos, es algo cultural y eso se mejora con la educación”, concluyó.