El crimen de Carlos Ezequiel Acosta, el muchacho de 20 años asesinado a balazos el miércoles por la tarde a las puertas de las piletas del Polideportivo Balnearios del Saladillo, dejó en ebullición al barrio Coronel Aguirre de Villa Gobernador Gálvez. Mientras el cuerpo del pibe asesinado estaba en la morgue de Instituto Médico Legal aguardando su turno de autopsia, dos viviendas del barrio fueron baleadas, aunque sólo uno de esos hechos fue denunciado en la seccional 26ª. Dos ataques que los investigadores policiales observan para determinar si están vinculados a la pesquisa abierta por el asesinato del pibe Acosta.
Uno de los domicilios acribillados fue allanado por la policía, quien incautó una moto de similares características a la vista por los testigos en la escena del crimen.
Por otra parte, Ariel Jesús Zamora, de 19 años, quien recibió un disparo que le perforó el abdomen continuaba internado en estado reservado en el Hospital Clemente Alvarez. Otro detalle que llamó la atención de los pesquisas, al mando de la jueza de Instrucción Roxana Bernardelli y la fiscal Viviana Baliche, es que el muchacho asesinado es sobrino de "El Chupa", un peso pesado del barrio Coronel Aguirre, mencionado en la causa por el homicidio de Marcelo Farías, un vendedor de 41 años al que asesinaron a balazos para robarle la moto en Juan Domingo Perón y Fournier el 17 de enero de 2012.
Dos hijos de El Chupa fueron detenidos y luego dejados en libertad por el juez de Instrucción Gustavo Pérez de Urrechu, quien condujo esa causa. Cuando la familia de Marcelo Farías denunció a El Chupa y a los suyos, recibieron amenazas de muerte: "Los voy a llenar de plomo a todos", les dijo, allá por abril de 2012 el hombre a las parientes de la víctima.
En la pileta. En la agresión de anteayer en el polideportivo del Saladillo Acosta recibió dos balazos en el estómago y el tercero le perforó un ojo. A Zamora un plomo le impactó en el abdomen. En el lugar no quedaron vainas, por lo que se intuye que el arma utilizada sería un revólver calibre 38 o 32.
"El ataque fue bien direccionado. No es que tiraron al voleo. Apuntaron y dispararon", indicó un vocero policial. La noticia del asesinato de Acosta cruzó el Saladillo y llegó al barrio Coronel Aguirre.
Antes de la medianoche dos viviendas fueron baleadas. Una, en Mosconi al 2100, a metros de Cafferata. Los propietarios de ese domicilio realizaron la denuncia en la seccional 26ª de Villa Gobernador Gálvez. La otra, fue en avenida Coronel Aguirre y Cafferata, a cinco cuadras de la anterior. Si bien en este domicilio no quedaron impactos en las paredes, los vecinos confirmaron que el miércoles a la noche se escucharon varias detonaciones.
Minutos después de escucharse esas detonaciones, a este último domicilio arribaron efectivos de la seccional 11ª y de la sección Homicidios y allanaron el lugar por orden de la jueza de Instrucción Bernardelli. Si bien no hallaron a la persona que buscaban, incautaron una moto Yamaha YBR color negra, de similares características a la descripta por los testigos del ataque a Acosta y Zamora.
Los vecinos. "Fue muy feo lo que pasó con este chico el miércoles a la tarde. Nosotros escuchamos los tiros y cuando salimos, los vimos tirados en la vereda. Lo que pedimos es que en el complejo haya un poco más de seguridad. Hay un policía, pero no alcanza para dar seguridad a este predio", explicó ayer a la mañana una mujer del barrio a las puertas del polideportivo que, además de las piletas, contiene el brazo recuperado del Saladillo, un playón donde se practica básquet y voley, parrilleros y un importante espacio verde.
"No es por discriminar, pero al polideportivo esta viniendo mucha gente de Villa Gobernador Gálvez porque esta pileta está más barata que la del Parque Regional Sur. Allá te cobran 20 pesos por día y acá sale 7", indicó la mujer.
A ese lugar el miércoles llegaron Carlos Acosta y su amigo Ariel Zamora. En simultáneo entraron otros tres pibes villagalvenses: Luciano, "El zurdo" y Axel. Los cinco muchachos estaban enfrentados por diversos recelos barriales. Para los investigadores el móvil del crimen fue un incidente menor.
Acosta vio que el trío rival estaba por robarle a un par de chicos de la pileta e intercedió. "No les robes a los pibitos", les dijo. La respuesta fue inmediata. "Para vos, a la salida va a haber plomo". Aproximadamente a las 18, la dupla de amigos decidió irse. Tras pasar el umbral del polideportivo, se escucharon los disparos.