El economista y periodista Alfredo Zaiat atribuyó a la política económica del gobierno la actual crisis económica, que se agravó por la "ineptitud" del Banco Central para manejar los efectos del cierre del mercado del crédito internacional. Aseguró que el acuerdo con el FMI no alcanza para cubrir las necesidades de financiamiento de la economía argentina y que la apuesta del gobierno es que esa cobertura del organismo internacional le permita volver a acceder al financiamiento externo. Igual, consideró poco probable que esto suceda, por las condiciones internacionales y porque el ajuste que se comprometió a realizar el gobierno profundizará los factores que alimentan la actual crisis. Advirtió que crece el riesgo de default y opinó que la dinámica del proceso acelera las discusiones sobre la transición a una nueva política económica, con final incierto. Invitado por la Fundación Pueblos del Sur para disertar en la Asociación Empleados de Comercio, Zaiat sentenció: "Este gobierno transformó en crisis las tensiones que había en la economía kirchnerista".
—¿La actual crisis es producto de una tormenta externa que no se pudo prever?
—La crisis tiene su origen en la propia política económica del macrismo. Luego, en los últimos meses se agudizó por problemas externos. Pero otros países que también sintieron el impacto de la caída del dólar y el reflujo de capitales especulativos a Estados Unidos no tuvieron los niveles de devaluación, fuga y suba de tasas de Argentina. Para entender la crisis hay que entender las características de la economía macrista.
—Tenés cuatro grandes medidas que derivaron en esta crisis. Primero, la desarticulación de la administración del comercio exterior. Segundo, la liberación absoluta, sin ningún tipo de control y fiscalización, del movimiento de capitales especulativos. Tercero, la liberación absoluta del mercado de cambios. Y el cuarto factor, que es menos mencionado, es la eliminación de las retenciones a la exportación, que agravó la situación de las cuentas públicas.
—El cierre del mercado de crédito agravó esta situación. ¿Al gobierno se le escaparon las consecuencias de su política económica o la economía está donde el gobierno quiere?
—Hay dos factores. Una, la excesiva confianza que tenían en que Wall Street iba a seguir financiando los profundos desequilibrios del sector externo y de las cuentas públicas generadas por el propio Macri. La cuestión es que después de los 9 mil millones de dólares que prestó en enero, cuando Caputo fue en marzo a sondear la posibilidad de emitir más bonos, le dijeron: hasta acá llegamos. El segundo tema es la ineptitud en la administración de la crisis generada por el cierre del grifo de dólares de Wall Street. Eso fue responsabilidad de la conducción del BCRA, a cargo de Federico Sturzenegger y Lucas Llach. La consecuencia fue la corrida cambiaria fenomenal y la devaluación. Ahora bien, ¿eso fue buscado? Yo no creo. Lo que sí es buscado es la política deliberada transferencia regresiva de ingresos. Pero eso después tiene consecuencias, que se manifiestan en la actual crisis. Esta crisis demuestra primero la ignorancia sobre el actual estadio de la globalización. Todos son proteccionistas y el gobierno dice que se va a abrir. Entonces todos te venden y pero nadie te compra. Argentina finalmente no fue el supermercado del mundo sino una góndola del supermercado mundial.
—¿El programa de ajuste del FMI puede achicar el déficit cuenta corriente?
—No. Solamente sirve para garantizar el financiamiento de la fuga de capitales, que aún continúa. Desde el momento que se oficializó el acuerdo con el FMI hay una fuga promedio de casi 180 millones de dólares diarios. Esos dólares siguen usándose para financiar la fuga y pagos al exterior.
—¿En el mediano plazo no ajusta por las importaciones?
—La verdad es que no lo veo. El acuerdo con el FMI lo único que va a garantizar es un achicamiento de la economía y una reducción del bienestar general. Basta con conocer cómo fueron los acuerdos del Fondo con Argentina y con otros países.
—¿El acuerdo alcanza para cubrir la necesidad de financiamiento del gobierno?
—No. No alcanza. Y lo dicen los mismos economistas afines. Y si no se frena la fuga de capitales esto va a ser peor. El gobierno apuesta a que el acuerdo con el Fondo y el cumplimiento de las metas, permitan reabrir el acceso al mercado financiero internacional. Si no se da eso, la plata no alcanza. Por eso Dujovne, Macri y todo el gobierno se la pasan enviando señales al mercado. Buscan recuperar la confianza del Wall Street para que le sigan prestando. Porque el financiamiento local no alcanza tampoco. El acuerdo con el Fondo apunta a reabrir el financiamiento externo. Sin eso, van a estar en mayores problemas que los actuales.
—Y el mercado financiero internacional está complicado.
—Exactamente, y no sólo para la Argentina. En el mercado internacional hay una suba, lenta pero suba al fin, de la tasa de interés y un reflujo de capitales especulativos desde los países emergentes a los centrales. Entonces, si hay un regreso de capitales, no van a venir primero a la Argentina. Una encuesta que hizo Bloomberg a los principales fondos de inversión ubica al país en el último lugar del ránking de mercados emergentes para inversión de cartera.
—¿Cuál es el horizonte de este proceso?
—Lleva a una crisis. Las secuencias de la crisis, que se van superponiendo son: crisis económica, crisis social y crisis política. La crisis social es socioeconómica, vinculada con la caída de empresas, la pérdida de puestos de trabajo, y el crecimiento de la pobreza. Y eso luego tiene su manifestación en términos políticos. La crisis financiera ya estalló, sigue latente, empieza a desplegarse la crisis sociolaboral con impactos en el ámbito político. Eso va a seguir estando pero el tema financiero no va a quedar aislado. Sigue presente hasta que los tres factores de crisis llegan a su punto máximo. No sé cuando va a ser.
—¿Hay riesgo de una crisis de deuda?
—Es el gran riesgo. El punto mayor de la crisis financiera es el default, el de la crisis social es cuando el desempleo pasa el 15 por ciento y el de la crisis política es cuando el gobierno está en retirada o no tiene ningún tipo de legitimidad social.
—El gobierno plantea que acelerando el ajuste ahora, llegaría a fin de 2019 con una recuperación económica.
—En el plano discursivo tiene que plantear eso, porque si no se tienen que ir. En el plano de la realidad no sucede, porque las condiciones materiales no están para que suceda. Las políticas que implementan no hacen que estés mejor si no peor. Así sucedió en el pasado.
—Desde la última crisis, las críticas a la política económica aumentaron. ¿Pero hay una conciencia de la oposición de posicionarse con un programa superador?
—Yo creo que es tan vertiginosa la caída que ha comenzado ese análisis sobre la transición hacia otro tipo de política económica. Pero hay diferentes corrientes. Algunos pueden pensar que rápidamente el cambio viene por un modelo nacional o popular. Y otros pueden pensar que la salida puede ser un gobierno más de derecha, con niveles de autoritarismo, represión y ajuste mayor. Creo que se empezó a pensar en este cambio. Uno puede pensar que una salida a esta herencia puede ser el default, y otro puede decir que para que eso no suceda, hay que echar a un millón de trabajadores del Estado. En una salida, se apuesta a evitar males mayores a la gente, y en la otra se busca garantizar la rentabilidad. Hay que ver cual va a ser el desenlace de esta crisis.
—¿Esta crisis revaloriza el modelo anterior?
—La economía kirchnerista había generado una serie de tensiones que debían abordarse. No era un paraíso. Había tensiones inflacionarias, monetarias, cambiarias, fiscales, en el sector externo y en el sector productivo. Lo que sucede es que este gobierno transformó esas tensiones en crisis. Las agudizó. Lo que para mí es más importante revalorizar no es solamente un período sino la idea de construcción de un proyecto de desarrollo nacional. Que tiene dificultades, que obligan a generar medidas que generan tensiones entre los sectores sociales pero que buscan mejorar el bienestar general. Obviamente las condiciones no se van a poder replicar después de la pesada herencia macrista. Es un deseo que las consecuencias de estas crisis permitan un aprendizaje social que eviten repetir estas recetas de atraso y distribución regresiva del ingreso.