Las complicaciones en la mecánica de la comercialización granaria están llevando
a la Argentina a convertirse "en un mercado de segunda". Así lo considera el presidente de la Bolsa
de Comercio de Rosario, Jorge Weskamp, quien reconoció que los precios de los granos "encontraron
un piso", tras la última baja y la tendencia será alcista por la actitud de China de sostener su
ritmo de compras. De todos modos, "las restricciones al comercio exterior no permiten a los precios
de los granos a nivel local alcanzar el valor más óptimo", sentenció el dirigente para quien "al
sector se lo ha puesto en la mira por razones políticas" algo que se potenció y se hizo más
evidente desde el conflicto del campo.
—El precio de la soja se está recuperando ¿cambia entonces el pronóstico que
realizaban hace un tiempo de que 2009 sería más complicado que 2008?
—La situación de los precios de los granos se está recuperando a nivel
internacional, pero cualquiera que sea ese nivel, al tener una serie de complicaciones en la
mecánica de su comercialización —sobre todo al exterior— hacen que no se pueda
perfeccionar ese valor al máximo. Las restricciones, como el nivel de retenciones o los cortos
plazos para fijar el valor, convierten en inciertas algunas variables y se resienten los precios.
Las ventanas de tiempo, en las cuales las operaciones de comercio exterior se pueden realizar, son
muy estrechas y en consecuencia eso hace que no se puedan fijar precios a futuro y por ende el
traslado del precio exterior al mercado interno no se puede maximizar. La operación de mercado
exterior era un mecanismo de relojería, muy aceitado y fluido, porque se tenía en cuenta que las
operaciones que se hacían en el mundo normal son a muchos meses vista. El comprador del exterior no
adquiere los granos para retirarlos de Sudamérica la semana que viene, sino que la hace pensando la
entrega en agosto, por ejemplo. Hoy no se tiene esa certeza y esto obliga a que todas las
operaciones sean al contado o a muy corto plazo. Y si uno sabe que solo puede vender así y no puede
elegir el mejor precio, en el tiempo siempre estará en una posición débil en el mercado. Así, la
Argentina se convierte en un mercado de segunda. Obviamente cuanto más alto es el precio, la
incidencia de estos elementos es menor.
—¿Cree que la solución pasa por la recuperación de las operaciones de forward (a
fecha)?
—El mercado de futuro no sólo son las operaciones que se hacen en el Rofex
(mercado a término de Rosario) o en el Matba (mercado a término de Buenos Aires) sino lo que se
denomina forward (a fecha), esas operaciones prácticamente desaparecieron. El hecho de que no se
puedan hacer negocios forward le impide al productor asegurarse un precio que le permita saber
cuánto cobrará cuando coseche y entregue. Hoy, el productor invirtió, pero no sabe cuánto puede
llegar a recuperar, trabaja a ciegas, por lo que le cuesta arriesgarse a tomar otras decisiones de
inversión.
—¿Continuarán subiendo los precios de los granos o es algo temporario?
—Es difícil de medir la presencia en el mercado de granos de los fondos
especulativos. Evidentemente los precios habían bajado mucho y seguramente hubo algún ingreso de
esos fondos. Pero creo que lo que marca la tendencia es la actitud de China, que aseguró que
continuará sosteniendo su ritmo de compras para mantener su nivel de consumo de carnes rojas
alcanzado. Esto marca un piso, al menos, al cual se llegó. Por suerte, nos hemos ido distanciado de
ese piso.
—¿Qué actitud tomará la Bolsa si se recrudece el conflicto entre el sector
agroindustrial y el gobierno nacional?
-Nosotros como Bolsa sentamos una posición bien clara: representamos a todos los
sectores de la cadena de comercialización, no a uno en particular, no podemos dejar de operar
porque somos como una entidad cuasipública y comprendemos la situación de los productores, pero no
estamos de acuerdo con que se corten las rutas. Sí reconocemos el derecho a reclamar y a
manifestarse en oposición a las medidas. A la Bolsa es difícil el rol que le toca jugar, porque no
somos ni productores, ni acopiadores, sino somos todos.
—A diferencia de cuando se desató el conflicto en marzo pasado con la resolución 125,
este año se presenta un escenario económico diferente, con una superposición de conflictos y un
escenario de menor actividad económica.
—Lo veo complicado. Macroeconómicamente el país está menos problematizado
que microeconómicamente. Las cuentas nacionales están mas o menos acomodadas. Las consecuencias se
verán sobre la actividad. El problema está en la micro, donde la situación es totalmente distinta.
El sector agropecuario no va a sufrir tanto, pero sí algunos de los intervinientes de la cadena de
la agroindustrial, como maquinaria agrícola, automotrices relacionadas al campo y construcción.
—¿Cómo está la relación con el gobierno provincial, que acaba de cumplir un
año?
—Con el gobierno de Hermes Binner tenemos una buena relación. Después de
casi 25 años de un mismo signo es muy difícil modificar la herencia recibida y, además, en el
contexto en el que le toca desempeñarse. Por eso creo que este gobierno se merece un tiempo para
producir resultados y el tiempo transcurrido es muy cortito respecto de los 25 años de
justicialismo.