Las ventas en las panaderías de Rosario cayeron un 40 por ciento en los últimos meses y ese nivel no se pudo recuperar, lo que sumado a los tarifazos de gas y luz, generó un creciente nivel de informalidad en el sector cercano al 30 por ciento y la posibilidad de que se produzcan despidos en el corto plazo.
Ese fue el panorama que planteó el presidente de la Asociación de Industriales Panaderos de Rosario, Gerardo Di Cosco, quien en diálogo con La Ocho dijo que "la situación es de mucha angustia e incertidumbre", incluso mucho más preocupante que en otras crisis que vivió la Argentina.
"Estamos recibiendo los nuevos aumentos en las facturas de gas y los anuncios de que la Empresa Provincial de la Energía subirá en enero las tarifas y nos preguntamos cómo vamos a sobrevivir", dijo alarmado el dirigente.
Según contabilizaron desde la Asociación, en los últimos tres años las tarifas de gas acumularon un aumento de 1.400 por ciento y 600 por ciento la de energía eléctrica.
"Estamos muy angustiados y vemos que hoy el negocio no es viable", dijo, para recordar que en el último año cerraron aproximadamente 50 panaderías en la ciudad.
Di Cosco dijo además que esta situación expulsa a muchos comerciantes a la informalidad para lograr sobrevivir, lo que pone en desventaja a quienes mantienen sus negocios en forma legal. "Un relevamiento que realizamos hace dos meses mostraba que en la ciudad había 420 panaderías en funcionamiento, de las cuales el 30 por ciento son clandestinas", advirtió. A ese número hay que restarle las 50 que ya bajaron las persianas, con lo cual apenas un poco más de la mitad en rigor son las que trabajan en la formalidad.
"Somos una industria que depende del consumidor, y el cliente lamentablemente cada vez tiene menos dinero en el bolsillo", agregó. Además no se soluciona con subir los precios porque "aumentar significa vender cada vez menos", detalló. Y dio un ejemplo concreto: "Hoy un pan dulce especial para las fiestas se debería vender (en función de los costos) a 400 pesos el kilo, es algo insólito".
Di Cosco se quejó por la "falta de interlocutores para defender a una industria que nunca expulsó mano de obra". Según detalló, hasta ahora sólo hubo recortes de horas extras. Pero advirtió: "No sabemos hasta cuándo vamos a poder soportar".