En agosto, luego de la devaluación del 22% y en medio de corridas cambiarias tamizadas por el escenario electoral, la economía argentina recuperó algo de dinámica, aunque “rige un clima de fuerte inestabilidad” propia del fin de ciclo de un gobierno y de la incertidumbre sobre quién será el próximo presidente.
Aún así, “durante la gestión del Frente de Todos, la actividad económica creció 7,3% y en contraste, durante el gobierno de Mauricio Macri, se contrajo 4,5%”, indicaron los economistas del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate) en su último informe de coyuntura de octubre.
El relevamiento mensual que realiza el equipo de trabajo conformado por Sergio Arelovich, Natalia Pérez Barreda, Diego Kofman, Lavih Abraham y Marco Kofman, señaló que uno de los puntales de esta gestión sigue firme. Se trata del empleo, que registra un comportamiento muy ligado a la actividad económica. “En el caso del empleo formal privado se mantiene en los 6,35 millones de personas, 330 mil trabajadores más que en diciembre de 2019”, detallaron los economistas de Mate y allí destacaron que la industria fue “la gran protagonista del proceso de creación de empleo de los últimos años“.
Estos indicadores muestran una singularidad. La de una economía que pese a transitar fuertes avatares como la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania y la sequía, sigue en pie y resistiendo fuertes cimbronazos externos e internos. También lo hace pese a estar golpeada por un fuerte proceso inflacionario que no cede.
De hecho, la devaluación pos Paso se trasladó a los precios minoristas que se incrementaron más que la divisa estadounidense: 26,7% fue la inflación acumulada en agosto y septiembre. “En las últimas semanas, las estadísticas oficiales muestran una desaceleración al 8% mensual”, apuntó Mate y esto tuvo su correlato en los bolsillos. En agosto, como consecuencia del salto inflacionario, “cayó el poder de compra del salario 8,5% por debajo del salario de agosto de 2019 y 25% por debajo del de agosto de 2015”, agregó el informe.
Con una mirada retrospectiva más de largo plazo, los economistas de Mate indicaron que “la caída salarial desde 2015 acumula una pérdida media por asalariado de $8,8 millones ($7,1 de bolsillo)” y como consecuencia de eso “los sindicatos perdieron un billón de pesos, las obras sociales casi 5 billones y el Estado dejó de recaudar más de 17 billones por aportes y contribuciones”.
En tanto, el salario en el sector público crece por segundo año seguido este año, luego de caer al comienzo de la gestión pero sigue por debajo del de 2019 y, al igual que en el sector privado, por debajo del salario de 2001.
Este frente interno tan complejo se refleja en la imposibilidad del gobierno de achicar el déficit, porque a pesar de haber implementado una reducción del gasto, también caen los ingresos. De hecho el informe de Mate muestra que el gasto primario en el acumulado enero septiembre de 2022 fue de 34,2 billones de pesos constantes y se redujo a 32,5 billones de pesos en el mismo lapso de este año. Pero los ingresos totales en ese período pasaron de 31,5 billones de pesos a 28,7 billones.
“Con el mismo nivel de actividad económica, el Estado recauda 14% menos que en 2015”, indicó Mate.
También “la sequía y la pérdida de dólares por intereses públicos y privados, la continuidad de la dolarización de excedentes, implicaron una pérdida acelerada de dólares durante todo 2023”, indicaron los economistas rosarinos. En ese marco, la economía argentina no tuvo “ningún ingreso sostenible de dólares” y la balanza comercial es negativa. Pero además, “la pérdida de dólares financieros es aún más importante”, señalaron. Para que no salgan más divisas de las que salen, se incrementó la deuda comercial con el exterior en u$s 19.411 millones.
Argentina tiene “una economía con demasiada ganancia”, pero la misma “busca fugarse, debilita el peso y provoca inflación”. Por caso, explicaron que desde 2016 la masa salarial cayó y el valor agregado (la producción de toda la economía) tuvo altibajos. La brecha entre ambos,fue un valor creado no apropiado por el trabajo, una transferencia que señalaron, equivale a 243.000 millones de dólares.