Un "peronismo unido con todas las fuerzas que se oponen al modelo neoliberal", reiteró ayer Alberto Rodríguez Saá en la puerta misma del edificio del Instituto Patria, que conduce Cristina Fernández de Kirchner, en el barrio porteño de Congreso. Fue luego de un fuerte gesto político que dio el gobernador de San Luis al visitar al ex secretario general de la ex presidenta, Oscar Parrilli.
La excusa que movilizó "al Alberto" fue solidarizarse con Parrilli a propósito de la persecución judicial que padece en los últimos tiempos, y especialmente rechazar las escuchas telefónicas que le hicieron los servicios de Inteligencia en sus conversaciones con Cristina Fernández durante 2016, y que fueron ilegalmente filtradas hasta encontrar difusión en varios medios de comunicación.
El posicionamiento y la gestualidad política de los hermanos de San Luis con la ex presidenta van en aumento. Desde la denuncia explícita —y posterior visita al penal en Jujuy— por la detención ilegal de la dirigente social y política Milagro Sala (parlamentaria del Mercosur), hasta la coincidencia en el diagnóstico político respecto del gobierno de Mauricio Macri, lo cierto es que los Rodríguez Saá se han convertido en los primeros (e inesperados) aliados concretos del kirchnerismo en su estrategia de unidad amplia del peronismo para intentar doblegar el rumbo político y económico del gobierno nacional.
Alberto quiere la unidad del peronismo con base en "un programa plural y público". "Hagamos el programa y los que se sientan cómodos que vengan y se sienten a la mesa" definió el puntano.
Luego apuntó contra Cambiemos: "Queremos una Argentina sin presos políticos y sin espionaje político".
Camino común
Parrilli, por su parte, y tras la reunión en el instituto que fundó la ex presidenta luego de la derrota electoral del FpV, en 2016, definió que en la reunión con el puntano "hemos iniciado un camino", y que en "las próximas elecciones se van a evaluar los dos años de gobierno de Macri; será necesario que los que estemos en contra de este modelo nos unamos y lo expresemos electoralmente", definió.
Parrilli vivió el encuentro con satisfacción y, a la vez, con cautela. Nunca es despreciable recibir apoyos, en la casa propia, en momentos de un vendaval de hostigamiento judicial contra la ex presidenta, y también contra su propia persona, entre otros funcionarios del anterior gobierno. "Cuando surgió que nos juntábamos con Alberto le ofrecimos ir a la Casa de San Luis (en Buenos Aires) pero Alberto prefirió venir al Patria", celebraban ayer muy cerca de Parrilli.
El destino final de estas aproximaciones políticas desde ya que no está definida. La fortaleza electoral de los hermanos Saá se reduce a la provincia de San Luis, y con menos intensidad, a las provincias vecinas de la zona de Cuyo. El interés de Cristina Kirchner recibiendo el apoyo de los puntanos va en la dirección política que el kirchnerismo pretende en la etapa política.
Sin piruetas
La pregunta es qué buscan los Saá pegándose a Cristina Kirchner, justo cuando un sector significativo —aunque no necesariamente mayoritario— del peronismo permanece como opositor amigable del macrismo, y hace todas las piruetas posibles para aparecer lejos de la ex presidenta.
Alguien que camina junto a los hermanos Saá desde el fondo de los tiempos explicó a LaCapital que, si bien es cierto que los Rodríguez Saá fueron opositores netos del kirchnerismo entre 2003 y 2015, ahora ven que la dirección económica y social de la política de Cambiemos "lleva otra vez al endeudamiento brutal de la Argentina y nos vuelve a colocar a las puertas del estallido" social. Las pretensiones de Alberto y su hermano, el senador Adolfo y de un heredero en ascenso (sobrino) Nicolás Rodríguez Saá, siguen intactas. Y con la mirada en 2019.