La inflación no cede, el dólar sigue reptando y la tasa de interés está en niveles estrafalarios, todo va en la misma dirección, hay causas estructurales y coyunturales, se atacaron muchos problemas, pero las subas ponen muy nerviosos al mercado, y se vive incertidumbre.
La inflación en el mes de marzo sería del 4 por ciento anual, y rondaría el 10 por ciento para el primer trimestre. Se están utilizando todas las herramientas monetarias para detenerla, sin embargo, el resultado no se ve en lo inmediato. La circulación monetaria está congelada, representa sólo el 6 por ciento del PBI, no hay registros de niveles tan bajo de dinero en la calle. La tasa de interés de política monetaria se ubica en el 67 por ciento anual y está representada por las Leliq, Sin embargo, la tasa de plazo fijo no pasa del 45 por ciento anual.
Los plazos fijos están muy bien remunerados, la inflación para todo el año 2019 se espera en el 38 por ciento anual. Sin embargo, la mediatización de la tasa de Leliq hace que los inversores se vean con las manos vacías cuando hacen un plazo fijo. Ante esta situación compran dólares.
El crédito cayó a niveles inimaginables, representa sólo el 14,8 por ciento del PBI. Hace 6 meses que el crédito no crece en términos reales.
Todo lo monetario se hizo de acuerdo a manual de procedimiento, sin embargo, la suba de tarifas públicas, combustible y la mayor presión tributaria nos lleva a una inflación desbordante.
La falta de inversión en la economía alarma. El PBI en el año 2018 cayó el 2,5 por ciento anual, las inversiones cayeron el 5,8 por ciento anual. El consumo privado el 2,4 por ciento y el consumo público el 3,3 por ciento anual. Lo mejor pasó por las exportaciones que tuvieron un comportamiento neutro, las importaciones cayeron el 5,1 por ciento. En conclusión, el país no muestra una mejora en el rubro inversiones, y el consumo lejos de acompañar te hace retroceder. En los 3 años de gobierno el PBI cayó el 1,8 por ciento en el año 2016, creció el 2,4 por ciento en el año 2017 y cayó 2,5 por ciento en el año 2018.
La pregunta obligada es ¿Qué está sucediendo con los actores de la economía? La respuesta es muy simple, los capitales privados entre los años 2015 y 2018 abandonaron el país, los activos de los argentinos en el exterior huyeron por un monto total de u$s 105.488 millones. Es dinero de privados que optó por emigrar de Argentina y radicarse en otros países. El stock total de activos fuera del país suma u$s 377.254 millones y representa el 98 por ciento del PBI.
Paralelamente a esta salida de fondos, el gobierno de Mauricio Macri llevó adelante gestiones para volver al mercado internacional de crédito, saldando cuentas viejas, pero también tomando deudas nuevas. La deuda externa argentina, incluyendo sector público y privado creció en u$s 110.509 millones entre el año 2015 y 2018. El stock total de deuda pública y privada asciende a u$s 277.921 millones 72 por ciento del PBI.
Podríamos decir que en el gobierno de Mauricio Macri se fueron capitales por u$s 105.488 millones y el endeudamiento creció en u$s 110.509 millones. Una ecuación desfavorable para los ciudadanos de este país.
El dinero que se fue de argentina dejo al país con menos inversión, ahorro y empleo. La deuda que tomamos hipoteca a las generaciones actuales y futuras ya que todos tendremos que hacer un gran esfuerzo para honrar la deuda contraida.
Argentina no tiene un problema económico, atraviesa un severo problema de confianza, no hay forma de lograr crecer económicamente si los propios argentinos emigran con su dinero al exterior. En los 3 años de gobierno de Mauricio Macri, en el primer año tuvo una mala cosecha de trigo y maíz con una buena cosecha de soja. En el segundo año desmejoró en soja, pero tuvo buenas cosechas de trigo y maíz. El tercer año tuvo la peor seca de los últimos 50 años. En todos los casos los precios fueron decrecientes para soja y maíz. En el año 2018 exportamos lo mismo que en el año 2015, las importaciones fueron un 18 por ciento inferiores.
El gobierno de Mauricio Macri no recibió las inversiones necesarias para que la economía crezca, entre 2018 y 2015 el PBI cayó el 2 por ciento, y la inversión estuvo ausente. Los capitales privados fugaron más de u$s 100.000 millones, y la deuda creció en más de u$s 100.000 millones para honrar deudas impagas del anterior gobierno, financiar el déficit fiscal e iniciar un plan de obra pública. Todo esto no contagio al sector privado, y el resultado es un país cuyos indicadores macro son similares a los de 2015.
El Banco Central pudo recuperar reservas reales, pero de ningún modo pudo contener la suba de precios en la economía, que aumentaron no por un mal manejo monetario, el problema es que la lluvia de inversiones nunca llegó, y quedaron con paraguas en la mano y tiempo seco.
Sin inversión es imposible tener una inflación baja y un tipo de cambio estable. El gobierno no solo no logro seducir a los inversores del exterior, los inversores locales sacaron sus dólares de Argentina. Atravesamos una gran crisis de confianza, la proximidad de las elecciones con competidores y planes tan opuestos no hacen más que exacerbar la volatilidad del dólar en el mercado.
El tipo de cambio no debería subir porque estamos frente al ingreso de dólares de la cosecha y la llegada de fondos frescos del FMI, sin embargo, si los argentinos siguen fugando capitales, la suba del dólar está asegurada.