El gobierno provincial avanza en la elaboración de una nueva ley de promoción
industrial con el foco puesto en el rol de las pymes en desarrollo económico y como generadoras de
fuentes de empleo en Santa Fe. La iniciativa apunta a superar el actual régimen, no sólo bajo la
consideración de que significa un costo fiscal importante para las arcas provinciales si no también
por la necesidad de cambiar los objetivos de la promoción, vinculándolos a un desarrollo más
orientado a las pymes, a la creación de fuentes de trabajo y mejoras en los salarios.
La reforma tributaria que fracasara a mediados del año pasado contemplaba la
suspensión del régimen de promoción fabril vigente desde 1979, cuando se sancionó por ley 8.784
(ampliado en las gestiones de Reutemann y Obeid) y que exime prácticamente de todos los impuestos y
tributos provinciales (inmobiliario, sellos, tasas retributivas de servicios para las empresas
adheridas, ingresos brutos y cargas sociales) a las empresas que presenten proyectos de inversión.
Los cambios propuestos el año pasado también buscaban adecuar las cargas fiscales dentro del
entramado productivo.
Los industriales agrupados en Fisfe, que militaron el rechazo a la reforma
fiscal que el PJ frenó en la Legislatura, reclamaron meses atrás —cuando trascendió que el
Ejecutivo diseñaba un nuevo régimen—, conocer el proyecto que baraja el gobierno provincial.
También pidieron la aprobación de los planes de inversión que decenas de empresas habían presentado
y estarían parados desde la asunción del Frente Progresista a la Casa Gris.
Fue entonces el ministro de Economía, Angel Sciara, quien salió a responder que
entre esa treintena de proyectos había expedientes de la gestión anterior y que era la actual
administración la que los está resolviendo. Sobre la futura normativa, recordó que los principales
lineamientos figuran en el programa electoral de 2007.
Desde la mayoría de los sectores empresarios y políticos, incluido el peronismo,
coinciden en que la normativa de promoción fabril actual debe ser reemplazada. Al punto que durante
la segunda gestión de Obeid, su ministro de Hacienda, Walter Agosto, presentó un proyecto de ley
que finalmente no prosperó.
Cambio de paradigma
Pero en realidad, y como sucede a escala planetaria y con condimentos
propios a nivel nacional tras el colapso financiero internacional, en Santa Fe también es
cuestionado desde la mayoría de los sectores productivos y sociales. Obvio que muchas veces con
opiniones encontradas.
Dentro de las limitadas herramientas con las que cuenta el Estado
provincial, también en este territorio se debaten sus formas de intervención dentro del modelo de
acumulación capitalista. Basta con repasar que además de una nueva ley de producción industrial
también se discute un nuevo régimen de parques y áreas fabriles, la estructura impositiva y las
instituciones de regulación en los campos laboral y ambiental.
Con todos estos antecedentes, las líneas conceptuales que están bajo
análisis en el gobierno de Hermes Binner apuestan a superar los planteos de herramientas de costo
fiscal y establecer una política industrial que pretende modificar la fórmula que consideran de
"baja productividad-bajos salarios" por la de "alta productividad-altos salarios" en las pymes.
El programa de gobierno propuesto por el Frente Progresista en 2007 en
materia económica y productiva planteaba el desarrollo de las fuerzas productivas y la corrección
en la distribución del ingreso. Parte del diagnóstico de que dadas "las características de la
acumulación de capital en el país y en la provincia, la distribución del ingreso personal está
parcialmente mediada por la distribución del ingreso entre las unidades productivas".
Documentos de trabajo
Con la perspectiva de presentar las modificaciones al régimen de promoción
en tres meses, entre los funcionarios del gobierno provincial circulan documentos de trabajo en los
que se trazan las líneas directrices del nuevo proyecto. En un resumen simplificado, se busca ir
desmantelando el sistema de exenciones impositivas y reemplazarlo por una política de subsidios que
operen bajo responsabilidad del Estado y el sector privado.
En estos textos se señala que las decisiones de inversión de los capitales
concentrados, y sus efectos sobre el empleo, tienen que ver fundamentalmente con consideraciones
macroeconómicas y de localización de inversiones, que deciden la tasa de rentabilidad. Los
diagnósticos y propuestas que sobre este tema circulan en el gabinete provincial entienden que esas
variables son "rigurosas" para decidir los niveles de empleo como mecanismo de ajuste de la tasa de
rentabilidad.
Hay frescos ejemplos en la provincia de estos efectos negativos en el
actual ciclo contractivo de la actividad económica: Mahle y C&A en Rosario, Acindar en Villa
Constitución, General Motors en Alvear y Nestlé en Firmat.
En la gestión Binner están convencidos de que las decisiones de política
económica provincial deberían tener influencia sobre la localización de las inversiones. Por eso,
los primeros análisis sobre el tema de la promoción apuntan a una revisión "estratégica" de esa
política, que supere la mera reducción impositiva basada en el costo fiscal para el Estado
provincial, tal como entienden caracterizó históricamente a los distintos programas provinciales de
fomento industrial de las últimas dos décadas.
Según este diagnóstico, estos planes no contemplan a las pequeñas y
medianas empresas, que hacen un aporte mayúsculo al producto provincial y al empleo, cuya promoción
se limita actualmente al desarrollo de "programas convencionales", de efecto reducido. En este
sector, los emprendimientos están más librados a los recursos propios.
Pymes y cadenas
Redistribuir los incentivos hacia la
cadena de valor, apostando al segmento de las pymes, es uno de los objetivos fijados por el
gobierno provincial, de cara a un cambio en la promoción industrial. En este sentido, los ejes de
discusión son los siguientes:
El papel de las pymes. Desde el punto de vista del gobierno provincial, un
programa industrial para el desarrollo de pymes es un programa político para promover una alianza
amplia de agentes productivos, trabajadores, técnicos y profesionales. Las experiencias de
gobiernos socialistas y comunistas en las regiones industriales de Veneto y Emilia Romagna son una
referencia en este concepto. Fortalecer a las pymes en las cadenas de valor es una consigna. Otro
recurso es generar estímulos para que las empresas cúspides en la cadena de valor actúen
tutorialmente a favor de las pymes para promover esos procesos de ampliación y mejora de
capacidades.
Uno de los puntos de la nueva estrategia de promoción es definir
acciones para reducir la tasa de mortalidad de las pymes, lo que a su vez es considerado como una
política de defensa del empleo. el diagnóstico es que la tasa de mortalidad de las empresas
pequeñas es superior a la de las empresas medianas y grandes. Esta constatación es observable en
todos los países que participan de la globalización. En parte tiene que ver porque la creación de
pymes ocurre preferentemente en sectores que "observan un comportamiento dinámico y la mortalidad
es mayor en sectores de menor crecimiento".
Ciclo de vida. Uno de los puntos de la nueva estrategia de promoción es definir
acciones para reducir la tasa de mortalidad de las pymes, lo que a su vez es considerado como una
política de defensa del empleo. el diagnóstico es que la tasa de mortalidad de las empresas
pequeñas es superior a la de las empresas medianas y grandes. Esta constatación es observable en
todos los países que participan de la globalización. En parte tiene que ver porque la creación de
pymes ocurre preferentemente en sectores que "observan un comportamiento dinámico y la mortalidad
es mayor en sectores de menor crecimiento".
Cadenas de valor.
En el análisis que apoya los nuevos criterios de promoción
industrial, la cadena de valor es tomada como un concepto que supone empresas cúspides,
generalmente de capital concentrado, procesadoras de una variedad de proveedores y
subcontratistas.
Al interior de la cadena se estructuran relaciones productivas y
sociales de poder que afectan la distribución del valor agregado, en perjuicio de los eslabones
subordinados donde residen las pymes. En etapas desfavorables del ciclo económico, esa distribución
se desfavorece por los mecanismos de ajuste en los eslabones superiores. La "alternativa superior"
para transformar esta realidad en cooperación es apelar a formas asociativas de las pymes para
fortalecer las innovaciones tecnológicas. Se considera factible, en esta línea, adoptar una
política industrial que conduzcan a la producción flexible, la especialización y el
asociativismo.
Los distritos industriales
Cuando una cadena de valor está inscripta en un distrito industrial, la
estabilización del número de proveedores locales "es esencial para aprovechar las razones de
proximidad", señala el documento.
También fortalecer la autonomía de las pymes para que sus políticas de producción y
empleo no dependan de las decisiones de las grandes empresas. "No significa independencia, sino
cambiar las relaciones de poder en las cadenas de valor", señalan los especialistas de la
provincia. Una política de promoción, en ese sentido, apuntaría a incentivar la introducción de
cambios en la base tecnológica, mejoras en la organización del trabajo y la producción, y una nueva
perspectiva en la gestión de los recursos humanos.
El concepto base es que la concentración de empresas relacionadas entre sí en una
zona geográfica no hace de por sí un distrito institucional.
Este cluster se conforma cuando están presentes un conjunto de componentes
cualitativos. El principal, las redes sociales que le dan significación. Desde el punto de vista de
la administración Binner, esa no es la realidad de los ámbitos geográficos de las pymes
santafesinas.
Por eso, "es una materia pendiente de la política industrial del gobierno
provincial". En esa línea, la nueva estrategia de promoción apunta a la cooperación con los
gobiernos locales.