“Estamos observando en 2021 un año de recuperación con posibilidades de crecimiento entre 5% y 6%”, dijo el presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (Bice), José Ignacio De Mendiguren. El ex presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y ministro de Producción en la crisis de 2002, confía en la rápida recuperación que muestran los distintos indicadores de actividad. Reconoce que es clave en este proceso mantener la estabilidad cambiaria y la competitividad del dólar y advierte: “Hoy nuestra lucha tiene que ser contra la inflación”. Reivindicó, en ese sentido, los acuerdos sectoriales y llamó a terminar con “la actitud suicida” de muchos empresarios que encararon un proceso de remarcación de precios “por las dudas”.
—¿Qué valoración hace sobre la situación económica para este año, fundamentalmente en materia de actividad?
— Partimos de un año realmente terrible como fue el 2020, que además venía precedido por tres años de caída en la actividad. En 2021 observamos, en base a datos objetivos como el consumo de energía y el nivel de actividad de distintos sectores, una recuperación. No se trata solamente de un rebote. En Argentina tenemos la posibilidad de tener un crecimiento de entre un 5% ó 6%. Por supuesto que esto es heterogéneo. Estuve hace muy poco con el intendente de Las Parejas, con quien firmamos un leasing para equipamiento del municipio. Allí vemos que, salvo un sector de la industria fundidora que provee al petróleo y aún no arrancó, el resto de maquinaria agrícola y de componentes está funcionando mejor. Estuve en Rafaela, en la empresa Basso, que está tratando de financiar el montaje de una línea nueva para exportar válvulas de extrema calidad a Ferrari. Se nota que lo peor de la crisis ha pasado. No digo que vamos a tener un año de euforia, pero sí de estabilización económica. Hay un contexto internacional que es mucho más favorable que el año pasado. Sabemos que la vacuna demorará un poco, pero hay una luz de esperanza. Estados Unidos está con una economía más tranquila, con un dólar que se debilita, commodities que suben, una tasa de interés muy baja. Creemos que podemos tener un año mejor que el que pasó.
—Algunos informes que indican que la proyección de crecimiento del 5,5% del presupuesto para este año está quedando corta ¿Es demasiado optimista eso?
—El crecimiento es heterogéneo. El sector automotriz, por ejemplo, vino de un año muy malo y ahora hay planes concretos de plataformas para fabricar autos nuevos en Argentina con todo un desarrollo de proveedores. Tuve una reunión con autopartistas que están firmando con Volkswagen para trabajar en el proyecto de una nueva camioneta. Hay más de 40 proveedores que se están reequipando. También en la industria de la construcción hay mucha expectativa. En estos días se sancionó un nuevo blanqueo de capitales para construir en el corto plazo. Lo que está previsto en el presupuesto para infraestructura es una cifra muy importante. Hoy nuestra lucha tiene que ser contra la inflación. En eso estamos todos muy comprometidos. Había muchos pronósticos de una Argentina prácticamente incendiada, que iba a la hiperinflación, con un dólar imparable y una crisis económica y social en diciembre. Nada de esto sucedió.
—¿Los acuerdos sectoriales ayudan a bajar la inflación?
—El tema de la inflación es multicausal. Por lo tanto, la forma auténtica de combatirla es con la coordinación de la política monetaria, fiscal, de ingresos. Lo que se llama un plan. Ahora bien, la inflación, además de causas propias, contiene las expectativas inflacionarias que en muchos casos representa casi el 50% del índice. Con los acuerdos lo que se está buscando y logrando es desinflar esas expectativas, porque si a la inflación la calculamos siempre sobre el pasado se espiraliza. Entonces, hay que tomar medidas concretas y también realizar aportes para bajar las expectativas.
—¿Cómo ve este año la dinámica de las paritarias?
—En esto el gobierno tomó una decisión política que comparto y es que también la negociación salarial tiene que tener como objetivo la recuperación del poder adquisitivo del salario. No hablo de recuperación nominal. A nadie le sirve tener más plata en el bolsillo si con eso compra menos cosas. Hay que hacer es preservar el poder adquisitivo porque Argentina viene perdiéndolo hace cuatro años. Hubo una caída del 20% y no hay mercado. En nuestra economía, como en la mayoría del mundo, el 80% de la actividad es mercado interno y el motor del mismo es el poder de compra del salario. El gobierno anterior tenía una visión que consistía en primero ajustar y después crecer, una vía que fracasó; el gobierno actual tiene una definición clara de recuperar el poder adquisitivo para que traccione la economía.
—El año pasado el sector empresario estaba preocupado por la recesión y sobre fin de año, cuando la situación mejoró, empezaron a remarcar precios. ¿Hay una puja distributiva un poco desmadrada? ¿Cómo ve hoy al sector empresario frente a la convocatoria de acuerdos sectoriales?
—Para ser terminante, diría que es una actitud suicida. Porque hoy para todos los empresarios, y yo soy empresario pyme textil, es clave lograr la estabilidad macroeconómica. Sin eso ya sabemos que nos terminamos fundiendo todos. Estamos teniendo una estabilidad cambiaria que es muy importante, porque cuando el dólar blue se fue a $ 200 pesos y todos los economistas ortodoxos nos pronosticaban el caos, se tomaron muchas decisiones en el corto plazo. Los empresarios, se sacaban los pesos de encima, compraban insumos que todavía no necesitaban y por lo tanto distorsionaban el mercado. Muchos se cubrían por las dudas, porque tenían insumos en dólares, etcétera. Ahí se «descuajeringó» la cadena. Creo que ahora, con esta estabilidad que se está consolidando, toda esta incertidumbre tiene que desaparecer, y no puede haber un aumento de las cosas por las dudas. Porque además el mercado no lo convalida, porque la gente no puede pagarlo. Yo soy desarrollista y el ex presidente Frondizi decía: “Ningún industrial compra una máquina, es decir invierte, para producir lo que no vende”. Si usted no vende, no hay inversión, y la venta es poder adquisitivo. Discutir esto es como discutir la ley de gravedad.
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Chachi Verona
—Estuvo recorriendo varias empresas ¿Cómo ve la actividad productiva y cómo está trabajando el Bice en este contexto?
—Lo primero que hicimos cuando asumimos en el Bice fue cambiar la orientación. Era un banco que estaba concentrado en financiar grandes proyectos de infraestructura, los famosos corredores viales y los PPP, que por otra parte ninguno se hizo. Dimos vuelta al banco para poder prestar y acompañar los procesos de inversión directamente con las empresas. Nos costó bastante. Era un banco que recibía 12 llamados por día en su call center y llegamos a tener 1.200. Nos está yendo bien. Estamos con líneas de financiación para acompañar mucho a la pyme exportadora. Tuvimos 15 mil pymes exportando en el país y cayeron a menos de 6.000. Además, cuando una pyme exporta, exporta valor agregado. Estamos muy abocados a eso. También firmamos un acuerdo con la Ansés para hacer un fideicomiso por $ 100 mil millones para el financiamiento de grandes proyectos estratégicos. El país exporta a razón de u$s 400 la tonelada, un nivel muy bajo, e importa a u$s 1.800. Si no corregimos esta estructura productiva no vamos a resolver los problemas de pobreza, educación. Hoy en el país el 85% del trigo que exporta a granel a u$s 200 la tonelada. Eso, transformado en harina representan u$s 400 la tonelada y si se lo convierte, en pastas y galletitas son u$s 1.800 la tonelada. Quiere decir que se pasaría de una exportación de u$s 3.000 millones a u$s 18.000 millones. Ese es el camino que hay que recorrer y en el que tenemos al Bice para poder colaborar y acompañar.
—¿Están trabajando de manera coordinada con las provincias?
—Muchas provincias tienen los fondos de garantía para créditos de pymes. Entonces nos juntamos con las que tienen esas SGR y formamos una unidad para que a los créditos que ellos otorgan, nosotros los podamos fondear con más agilidad. De ese modo, la pyme va a la SGR de su provincia, donde tiene cercanía, ella le da la garantía y nosotros automáticamente lo podemos monetizar. Eso lo hicimos ni bien empezamos a trabajar en el banco.
—Según datos oficiales durante los cuatro años del macrismo se cerraron o se fueron del país más de 25 mil empresas, ¿Los empresarios encuentran que es viable invertir hoy en Argentina?
—No quiero pecar de “optimudo”, un neologismo que uso, pero ojalá podamos encontrar un poco más de tranquilidad. El que esta instalado ya está viendole “la pata a la sota”, como se dice. El resto está expectante. Argentina hoy tiene un tipo de cambio que es competitivo, es un 13% superior al promedio de los ultimos diez años. Si hay cierto acuerdo político y estas condiciones que mencioné, creo que podemos tener un año que no va a ser brillante, pero de recuperación. Lo que hace falta es que la política con mayúscula, no partidaria, esté a la altura de la circunstancia. En el año 2002 había explotado todo, el radicalismo se sentía responsable de ese gobierno de la Alianza. Pero cuando vino la explosión, radicalismo y peronismo se pusieron a la altura de las circunstancias, gobernaron juntos, enfrentaron la crisis y luego cada uno siguió su camino. Ahora veo que hay un sector muy interesado en demolernos la esperanza en lo que sea, la vacuna, la economía. Yo fui el primer ministro de la Producción que tuvo la Argentina en 2002. Conocemos bien como es una crisis. Y sin embargo, en menos de un año generamos las condiciones para que otra vez fuera rentable producir en el país y arrancó.
Sectores más dinámicos
Empresas del sector sanitario, industria autopartista, de bienes de capital y textiles son los que vienen mostrando un mayor dinamismo y, por consiguiente, demanda de financiamiento para inversión. Así lo planteó el titular del Bice, José Ignacio De Mendiguren. Otro sector que observan con dinamismo en el banco es el de la industria de bienes de capital y el sector textil, que impulsado por la demanda interna, “está reequipándose mucho”.