“La realidad es que hoy es inviable una dolarización en Argentina”, asegura el director del Banco Central de la República Argentina (BCRA) Agustín D' Atellis, quien, sin embargo, advierte que “estas ideas alocadas que tienen su extremo en Javier Milei” inducen a coberturas que llevan a los dólares paralelos a cotizaciones que “no tienen relación con la realidad económica”. En diálogo con La Capital, el economista destacó las medidas tomadas por el gobierno para aliviar el impacto de la devaluación pos Paso en el ingreso de trabajadores y jubilados, y criticó al FMI por sus exigencias devaluatorias, sin atender el impacto de la sequía. Al respecto, aseguró que, pese a que los índices de actividad económica muestran de lleno el peso de la caída de la producción de agrícola, “las políticas públicas lograron sostener elnivel de actividad en muchos sectores de la economía”.
¿Cómo evaluás las medidas económicas que tomó el gobierno y el contexto en el que se anunciaron?
Es importante el contexto porque las medidas son respuestas a la devaluación del 22% del tipo de cambio oficial, que se dio en el marco de una negociación muy tensa y larga con el FMI. El Fondo es una restricción constante que tenemos desde que la fuerza política que conduce Mauricio Macri decidió traerlo de vuelta a la Argentina. Ese es el nudo del problema. Y a eso se sumó la sequía, que impidió cumplir con las metas pactadas en el acuerdo que se había hecho con el organismo, porque se llevó u$s 20 mil millones. Eso le pegó a la meta de acumulación de reservas y arrastró al resto. Y el FMI, que además de una visión muy cerrada tiene también cierto posicionamiento político, decidió no atender el impacto de la sequía, y exigir que se realicen los pagos de todas formas. El gobierno decidió no entrar en atrasos, por el impacto que tiene en los mercados financieros y la economía en general, y apeló a toda esta ingeniería de préstamos puentes con otros países. Pero el Fondo siguió tensando, exigiendo niveles más altos de devaluación, y terminó todo en el movimiento que se dio después de las Paso. La batería de medidas anunciadas apuntan a recomponer ingresos y atender situaciones particulares de sectores que se vieron perjudicados por este evento. Contemplan a jubilados y pensionados, trabajadores de casas particulares, del sector privado y público, monotributistas e informales, a la vez que otorga créditos a las familias. Se llevaron adelante también acuerdos de precios. Sin las tensiones tan fuertes con el FMI que trajo Macri no tendríamos estos problemas y estas medidas de emergencia.
¿Se podrá lograr un freno en el traslado a precios de la devaluación?
El acuerdo de precios alcanza a 485 empresas y 50 mil productos. Hubo traslado a precios pero las listas del martes posterior a la devaluación llegaron con aumentos del 35% y dos días después se moderaron al 7% u 8%. Hubo un reacomodamiento a partir de estos acuerdos de precios. Igualmente la inflación de agosto será mas alta, probablemente de dos dígitos. Hay consultora privadas que proyectan 12% ó 13%, aunque a mí me parece que está un poco sobreestimada. Esperamos que no esté muy por encima 10% y que, con el tipo de cambio oficial congelado hasta entrado noviembre, los precios se vayan moderando. La brecha cambiaria siguió tirando estos últimos días, sobre todo en el CCL, pero creemos que el nivel de ese dólar no tiene relación con la realidad económica del país. Lo que pasa es que hay un factor más político que pega de lleno en esta variable, que es el "factor Milei". Insiste en una dolarización alocada e instala un temor en los agentes económicos, que se cubren frente a esta eventualidad. La dolarización sería un delirio porque si hacés la cuentita, te da un tipo de cambio por las nubes. Pero la idea mete ruido y genera tensión sobre la brecha, que perturba porque juega en la formación de precios por vía de las expectativas.
A la propuesta de dolarización de Milei se suma ahora la del régimen bimonetario de Bullrich. ¿Es más viable?
Hay una gran confusión general. Es innegable que, por sucesivas crisis, el dólar funcionó como reserva de valor. Por eso hay una economía bimonetaria de hecho. Frente a eso, el espacio de Milei encontró una receta facilista, disfrazándola con una explicación técnica que no tiene ningún sustento. La realidad es que hoy es inviable una dolarización en Argentina. Tampoco lo es como solución de fondo. Como proxy de la dolarización tenemos la experiencia de la Convertibilidad, que terminó como terminó. Y el espacio de Bullrich tiene un problema político, que es su idea de atraer al que interpretan es el votante de Milei con posturas extremas. Entonces, no hablan de dolarización pero sí de economía bimonetaria, que no terminan de explicar. La realidad es que ambos plantean irresponsablemente la eliminación de las restricciones cambiarias y la unificación de los tipos de cambio de un día para el otro, con el impacto letal que tendría sobre los sectores más postergados. Fijate el descalabro que se armó por una devaluación controlada del tipo de cambio oficial, en un mercado con un montón de restricciones. Lo que están planteando ambos sectores es objetivamente una locura.
¿Pero se puede avanzar en un programa que dé respuesta a la demanda de estabilización y a la vez asegurarse herramientas para dar perspectivas de desarrollo?
Hay que llevar adelante un plan de estabilización integral que vaya ordenando este esquema macroeconómico que se fue desordenando con el paso del tiempo. Hubo que de atender la pandemia utilizando el gasto público, con emisión monetaria, porque el gobierno de Macri había agotado el acceso al mercado de crédito en todas sus fuentes. Eso empezó a generar presión en precios, que se vio agravada con el aumento de las cotizaciones de la energía, en momento en que Argentina tenia una necesidad muy fuerte de importación. Eso hay que ir ordenando. Pasado el evento eleccionario, hay que llevar adelante un programa de estabilización integral que gradualmente apunte a ordenar la macro. ¿Por qué no hoy? Porque hoy tenemos una brecha cambiaria exagerada con el CCL, cuyo fundamento es la existencia de estas ideas alocadas, que tienen su extremo en Javier Milei. Pasada la elección y despejados esos miedos, se podría avanzar en un programa de estabilización gradual, sin recetas mágicas y peligrosas. Llevará tiempo pero es el camino que le queda a la Argentina. Habrá que volver a negociar un programa con el FMI para devolver el crédito que irresponsablemente tomó Macri, bajo el principio rector de Néstor Kirchner: los muertos no pagan. Si la economía crece y acumula dólares, crece la industria y el empleo, eso va a permitir ir sacándose la deuda.
La sequía golpeó durísimo a la actividad económica. En el arranque del noveno mes del año, ¿ven que lo peor pasó? ¿Se puede cumplir el objetivo de sostener el nivel de actividad pese al desequilibrio?
Obviamente los últimos indicadores de actividad económica fueron negativos y es muy probable que haya un par de trimestres con índices en caída, lo que técnicamente marcará una recesión. Pero si entrás en el índice, vas a encontrar que esa caída se explica casi exclusivamente por el componente del sector agrícola, con bajas de 40% ó 50%. El resto de los sectores oscila entre subas o bajas leves. Con políticas públicas logramos que muchos niveles de la economía sostengan el nivel de actividad, aún con el impacto de este evento extraordinario. Cuidado con los agregados. Muchos saldrán a decir que la economía argentina está técnicamente en recesión pero no hay que confundirse. Hay sectores que crecen a niveles interesantes para este contexto. Y eso tiene que ver con políticas económicas. Por eso el empleo, pese a todo esto, crece. Sí hay que atender el tema del ingreso y el poder adquisitivo. Pero recetas mágicas no existen.