En tanto, si se observa sólo a aquellas personas que no poseen descuentos jubilatorios, es decir tienen un trabajo informal, en negro, o sin aportes, las mujeres ganan en promedio un 33,6% menos que los varones. Es decir “la brecha de ingresos entre las y los trabajadores se amplía cuando vemos a aquellas/os asalariadas/os que tienen peores condiciones de trabajo", indicó el informe.
También existe una brecha, aunque mucho menor, entre las jubilaciones que perciben las mujeres y los varones, con una diferencia de 10,3%.
En un contexto en el cual _pese a la aceleración inflacionaria_ el empleo creció, los números reflejan una situación que se viene repitiendo en términos de brecha de ingresos por género. Esto se observa al analizar la calificación laboral. Por ejemplo, “mientras que los varones que trabajan en ocupaciones profesionales tienen un ingreso medio de $166.800, las mujeres ocupadas en ese mismo segmento perciben un ingreso medio de $129.300, es decir, un 22,5% menos”, detalló Ecofemidata y Ecofeminita.
En los puestos no calificados, los varones ganan $53.600 en promedio, al tiempo que las mujeres alrededor de $31.800, de modo que la brecha casi se duplica y se amplía al 40,6%.
Más formadas, menos pagas
En términos de nivel educativo, el porcentaje de personas que cuentan con un nivel superior es notablemente mayor entre las ocupadas mujeres, en comparación a los varones. Pero, paradójicamente, a igual nivel educativo, los ingresos laborales de las mujeres trabajadoras son inferiores a los de los varones. Esta diferencia es del 23,5% para las de nivel universitario/superior, y del 41,9% para las que cuentan con nivel primario.
Otro dato llamativo del informe es que “si en lugar de comparar ingresos mensuales se toman las horas trabajadas, la historia es un poco diferente”, detalla el relevamiento ya que allí la brecha disminuye considerablemente y se ubica en 2,3% entre los ocupados y ocupadas y 4,3% entre los y las asalariadas. “Esto sugiere que las mujeres venden en el mercado de trabajo, por lo general, menos horas que los varones, algo que está ligado al trabajo que ellas suelen realizar al interior de los hogares”.
De hecho, el relevamiento en base a datos de EPH Indec revela que del total de personas que realizan las tareas de la casa, “un 70% son mujeres y un 30% son varones”, lo que determina la menor inserción de las mujeres en el mercado laboral.
“La feminización de las tareas de cuidado penaliza a las mujeres, haciendo que enfrenten extensas cargas de trabajo en el hogar y, por ende, imponiendo una fuerte restricción temporal y afectando el acceso al mercado de trabajo y a la trayectoria laboral”, indicó estudio de Ecofeminita.
A esto se suma el hecho de que prácticamente todas las personas que se dedican al servicio doméstico _es decir que venden este trabajo en el mercado_ son mujeres: 96,7%. Además, del total de mujeres ocupadas, un 14,4% se dedica a esta ocupación.
Por deciles
Por otra parte, al analizar la distribución del ingreso por deciles de ingresos individuales -no de hogares- los más bajos están feminizados, es decir que de las personas que están en el decil 1 (ingresos más bajos) el 65% son mujeres, y el 35% varones. Con lo cual los estratos de mayores ingresos están masculinizados.
Si esa medición se realiza en términos de hogares, en el decil más bajo la relación es 54% mujeres y 46% varones, algo que el informe explica porque “la unidad familiar parece resolver la diferencia entre sexos”, aunque aclara que “ dentro de ella se mantiene la diferencia: los varones tienen más probabilidades de ganar más que las mujeres del mismo hogar”.
De ese modo, para el estudio “la familia como unidad de reproducción esconde y resuelve debajo de la superficie (la distribución aparentemente equitativa según los ingresos per cápita) la inequitativa distribución de las tareas de reproducción y las dificultades asociadas que tienen las mujeres para participar de forma plena en el mercado de trabajo y por tanto, percibir ingresos semejantes a los de los varones”.
Empleo y desempleo
Al acceder a los indicadores clásicos de actividad, empleo y desempleo, la situación sigue siendo desigual para las mujeres, especialmente jóvenes y pobres.
La tasa de actividad es ampliamente mayor entre los varones y llega la 70,3% contra el 51,1% de las mujeres. La diferencia de casi 19 puntos porcentuales "podría ser explicada por múltiples causas: una es que una importante porción de las mujeres en edad laboral dediquen su tiempo a realizar tareas domésticas no remuneradas, en lugar de tener una actividad en el mercado de trabajo", indicó el informe y otra razón posible podría ser el hecho de que las mujeres tiendan, en promedio, a educarse más que sus pares varones.
La tasa de empleo también muestra una similar diferencia de 65,7% para los varones y de 47,1% para las mujeres.
Como contrapartida, la tasa de desocupación es de 7,8% y 6,5% para mujeres y varones respectivamente y la diferencia es aún mayor en la tasa de subocupación, que a alcanza para ellas el 14,4%, contra el 8,4% para los varones.
Si esto se desagrega por edad, "llama la atención que son las mujeres más jóvenes las que presentan las mayores tasas de desocupación y subocupación", indicó Ecofeminita y para dar un ejemplo, un 16,6% de las mujeres de 14 a 29 años está desocupada, es decir que, no teniendo ocupación, están buscando activamente un trabajo y no lo consiguen. En cambio, en el caso de los varones jóvenes, el porcentaje de desocupados es de más del 14%.
El techo de cristal
Por otra parte, además de tener una participación más restringida en el mercado de trabajo, "las ocupadas encuentran más obstáculos para acceder a cargos jerárquicos", indicó el relevamiento y precisó que mientras que un 8,1% de los ocupados varones tienen cargos de dirección o son jefes, solo un 5,2% de las ocupadas ejercen puestos de esas características, según los datos del total de aglomerados urbanos en el tercer trimestre de 2022.
Esta situación refuerza el conocido "techo de cristal" o segregación vertical del mercado de trabajo que refiere a la dificultad que poseen las mujeres para ascender profesionalmente en el mercado laboral.
"Si se tiene en cuenta que el mercado de trabajo en general se encuentra masculinizado, estos porcentajes indican que hay muchas más probabilidades de tener un jefe o director varón en los espacios de trabajo", indicaron desde Ecofeminita.
Para acceder al informe completo se puede consultar en la página ecofeminita.com o “Ecofeminita. (2022). Ecofeminita/EcoFemiData: informes ecofemidata. Zenodo. http://doi.org/10.5281/zenodo.4540185”