A raíz de la muerte de uno de sus fundadores, Juan Carlos Benvenuti, la escuela de sonido Cetear, con 28 años de trayectoria, cierra sus puertas.
El cierre de la escuela de sonido Cetear dejó varados a más de 250 estudiantes.
A raíz de la muerte de uno de sus fundadores, Juan Carlos Benvenuti, la escuela de sonido Cetear, con 28 años de trayectoria, cierra sus puertas.
La Fundación Latinoamericana de Audio Profesional (Funlap), encargada de la administración, quedó en manos de personas que lenta pero de forma constante vaciaron la institución, a tal punto que en una semana despiden sin indemnización ni aviso al personal administrativo y docente y, días después, el 2 de noviembre informan el cierre definitivo de la escuela, dejando varados a más de 250 estudiantes, sin ningún tipo de contemplación ni devolución del dinero, más que el exhorto a aceptar un certificado a modo de título.
El prestigio que alcanzó la escuela trascendió las fronteras de a Argentina y hay estudiantes de Uruguay, Bolivia, Colombia, Perú, Dominicana, Ecuador. La pretensión definitiva no es la devolución del dinero, sino la necesidad de concretar el ciclo lectivo 2022, que se reconozca la cursada de todo el año en caso de reubicar al estudiantado en otras escuelas de capacitación, posibilidad de rendir los finales de las materias, especialmente para los que están a punto de egresar.
Además, los alumnos se solidarizan con el personal injustamente despedido. Con estos objetivos, el estudiantado está en pie de lucha para reclamar por sus derechos y para defender los puestos laborales de sus compañeros de la institución.
Desde la administración de la escuela se obró de mala fe y se espera que los responsables puedan hacerse cargo de la horrible incertidumbre en que dejan a todo el ámbito educativo. Más allá de lo inmoral de su proceder, este accionar de la fundación debe considerarse una estafa.
Es por eso que además de acciones legales, los estudiantes queremos hacer visible esta problemática y que se tomen cartas en el asunto para defender los derechos de los trabajadores, estudiantes y que se respeten los oficios artísticos.
Adrián Fabrissin