"Soy una kamikaze, no me para nadie. Y si me sale bien o mal es cosa mía", dice Valeria Lynch entre risas. A los 66 años, la cantante que vendió 15 millones de discos en cuatro décadas de carrera tiene una vitalidad envidiable. Este año volvió al musical con "Sunset Boulevard", la puesta que fue un éxito en el Maipo de Buenos Aires durante cuatro meses. Y a fines del año pasado editó un disco jugado, "Extraña dama del rock", donde versiona clásicos del rock argentino como "Fue amor" (Fito Páez), "La ciudad de la furia" (Soda Stereo), "Seminare" (Seru Giran), "Seguir viviendo sin tu amor" (Luis Alberto Spinetta) y "Desconfío" (Pappo), entre muchos otros. El álbum sumó invitados de lujo como Ricardo Mollo y David Lebón, y detrás de la consola se ubicaron el experimentado productor Alvaro Villagra y el líder de Attaque 77 Mariano Martínez. Este es el material que Valeria Lynch estará presentando el próximo martes en el Centro de Convenciones del City Center, aunque ella misma aclara: "En el show van a estar todos mis éxitos. Del disco de rock vamos a hacer solamente unos temas, que son como un mimo", adelantó.
—Yo no creo que haya pasado eso. Los músicos más emblemáticos del rock nacional me estuvieron acompañando en la presentación de este disco: Mollo, GIT, León Gieco, Los Tipitos, David Lebón, todos estuvieron a full conmigo. Hasta estuvo el Tano Marciello (ex Almafuerte). Los primeros que me apoyaron son los que vienen del palo del rock. Después, con respecto a mis fans, hay que aclarar que lo que he hecho con este disco es un homenaje al rock nacional, teniendo en cuenta que el año pasado se cumplieron sus 50 años. Yo pertenecí al rock desde mis comienzos. Pero en los 70 el rock todavía era marginal y recién salió a la luz y a la masividad en los 80, por un hecho lamentable como la Guerra de Malvinas. Como estaba prohibido escuchar música en inglés, entonces ahí el rock nacional tuvo mucha más difusión. Yo estoy muy orgullosa de este disco: las radios de rock dijeron que era maravilloso y estuve nominada a los Gardel como mejor intérprete de rock.
—¿Cómo nació el proyecto? ¿Era una deuda pendiente?
—Sí, es una idea que me venía dando vueltas hace mucho, porque yo empecé haciendo rock y siempre me quedó un pedacito de rock guardado en el corazón. Cada vez que pude hice canciones de rock en mis espectáculos, homenajeando a distintas bandas. La verdad es que me debía este disco, tenía muchísimas ganas de hacerlo. Cuando se lo propuse a Sony les encantó la idea y me dijeron que sí. Al principio se sorprendieron, pero después les fui contando por qué quería hacerlo. Ahora bien, que yo haga otros estilos no quiere decir que abandone mi estilo. Nada que ver. Yo seguiría haciendo mis éxitos hasta que no pueda subirme a un escenario, porque es lo que mejor me sale y es lo que la gente quiere. Este disco fue un gusto que me di y me salió bien. Me salió tan bien que estoy pensando en un volumen dos (risas). Lo que voy a presentar en Rosario son todos mis clásicos más una parte de mi CD de rock, que tiene temas populares y conocidos por todos. Mi invitado es Mariano Martínez, el líder de Attaque 77, que fue uno de los productores del disco. El me va a acompañar en el show en los temas de rock.
—Mariano Martínez fue también tu coach vocal para este disco. ¿Cómo fue el trabajo conjunto?
—El me ayudó muchísimo. El proceso fue lento pero bárbaro, dio muy buenos resultados. Antes de empezar a cantar yo les dije a Mariano y a Alvaro Villagra: "Yo abro la cabeza y aprendo. Para mí esto es una forma de crecer". Lo que hice fue dejarme llevar y ellos me dieron consejos súper útiles. A mí me parece que la fusión de los estilos es fantástica. A veces uno mismo se carga con pruritos y prejuicios, con "esto no se puede hacer". Si vos sos un artista que tenés armas, te tenés que atrever. Yo soy una artista de riesgo y siempre estoy pergeñando proyectos que no tienen que ver con lo que hago habitualmente.
—¿Cómo fueron tus comienzos en el rock?
—Yo empecé cantando rock en la década del 70, cuando actuaba en (el musical) "Hair". También vi el comienzo de Almendra. Iba a los ensayos con Edelmiro Molinari y con (Luis Alberto) Spinetta cuando ellos recién estaban formando el grupo. También era amiga de Pappo. Pappo siempre me decía: "Vos sos la mejor cantante de rock. Pero no lo puedo decir porque los rockeros me matan" (risas). Yo me nutrí del rock argentino desde mis comienzos, lo que pasa es que en los 70 se escuchaba mucha música en inglés. Yo escuchaba a King Crimson, Cream, Janis Joplin... El rock nacional recién estaba asomando. El rock se tocaba en los sótanos, porque era marginal y estaba prohibido. Nos metíamos en los sótanos con Horacio Fontova, con el Negro Rada, con un montón de gente que estaba dando sus primeros pasos como yo. Después yo me volqué a un estilo más pop porque quería vivir de mi vocación. Pasé a hacer un género más internacional porque el rock seguía en los sótanos y me moría de hambre (risas). Yo recuerdo que cantábamos en cuevas porque éramos perseguidos, y cuando hacíamos "Hair" también. No era fácil vivir acá en la época del hippismo y el flower power.
—¿Cómo era tu relación con Spinetta en aquellos años?
—Mirá, hay un dato interesante. La musa que inspiró "Muchacha ojos de papel" era una compañera mía de "Hair": Cristina Bustamante. Me siento con libertad para contarlo porque él mismo Spinetta una vez lo contó. Cristina era actriz y el Flaco la iba a buscar todos los días al teatro. En esa época yo era muy flaquita y estaba llena de rulos, y él también, entonces él me decía que parecíamos hermanitos (risas). También fui a la casa de sus papás en Belgrano, donde ellos (Almendra) ensayaban. Después le perdí el rastro, por supuesto, pero mirá cómo es la vida que su hijo Dante, cada vez que me lo encuentro en algún evento, me dice que su hija canta mis canciones (risas). Eso es muy emocionante para mí.
—En YouTube hay un video del año 94 donde vos estás cantando con Pappo "Up Where We Belong", que es un temazo, y...
—El tema fue a pedido de él (risas). Yo estaba empezando un programa de tele, y con la producción queríamos que Pappo estuviera en el primer programa. Pero nadie se animaba a llamarlo, y entonces lo llamé yo. El me dijo: "Venite para casa y charlamos". Recuerdo que él estaba en su casa de Villa del Parque y que me recibió tocando la viola. Estuvimos charlando un montón, cantamos, y al final le dije: "Quiero que vengas a mi programa". El me dijo que todo bien, pero que quería hacer el tema de "Reto al destino" (la película de 1982 con Richard Gere y Debra Winger), la canción de Joe Cocker "Up Where We Belong". Entonces yo le sugerí una versión en español, porque pensaba que él quería cantarla en español, pero él me dijo "no, de ninguna forma, vamos a hacerla en inglés". Y me sorprendió. Además me dijo que quería ir vestido de smoking (risas). "Y vos andá como quieras", me largó (risas). Ese encuentro fue genial. Para mí fue histórico.
—En los últimos años, tanto el rock como el pop se vieron desplazados por el éxito del reggaeton. ¿Qué opinás del género?
—No hay comparación entre el reggaeton y el rock y el pop. Es otra cosa. Es una moda. Las modas llegan y se van. No creo que desplacen a nadie. La música de verdad se queda. A mí me gusta mucho lo que hace René (Residente), y me gusta Calle 13. Me gusta esa música contestataria, aunque no sé si llamarla reggaeton. Es más música urbana, y eso sí me gusta, música que viene del Caribe, de Puerto Rico, de Cuba, de Santo Domingo. Pero el reggaeton es sólo para bailar un rato. No tiene para nada la intensidad y la creatividad que tiene el rock.
—En una entrevista reciente afirmaste que en los años 80 vos incentivaste a las mujeres a que salgan a la calle y defiendan lo suyo. ¿Qué opinás del movimiento feminista que hoy sale a las calles en masa para reclamar por sus derechos?
—No soy feminista, al menos en los extremos. Pero me parece muy bien que las mujeres abusadas física y psicológicamente salgan y denuncien. Antes se quedaban en sus casas y se bancaban todo por el sólo hecho de ser mujeres. Era tremendo. No soy del feminismo ultra, pero siempre he sido defensora de la mujer en todo sentido.
—¿Alguna vez sufriste violencia de género o discriminación en tu carrera por ser mujer?
—No, por suerte no. Lo que me pasó en mis comienzos fue que un ejecutivo de una discográfica a la cual yo pertenecía dijo: "Valeria Lynch nunca va a vender un disco". Pero no creo que lo haya dicho porque yo era mujer, creo que lo dijo porque no tenía idea de lo que estaba hablando. Mis viejos siempre me acompañaron en los comienzos. Yo me sentía protegida. Mi viejo me llevaba a todos lados cuando empezaba en esto. No era fácil para una mujer meterse en el mundo artístico, pero yo tuve mucha constancia. Ante cualquier negativa yo seguía y seguía, porque tenía muy claro lo que quería hacer. Igual los comienzos de una carrera son muy difíciles para cualquier persona, hombre o mujer. Hay que tener muchas ganas y prepararse, estudiar es fundamental para un artista, abrir la cabeza, mezclarse con otros géneros. Yo creo que un artista no conoce sus límites, siempre hay algo más para ofrecerle a la gente. Siempre hay algo más para que el público se asombre.
Triunfar con un musical en época de crisis
Después de protagonizar musicales emblemáticos como "Hair", "El beso de la mujer araña" y "Están tocando nuestra canción", Valeria Lynch volvió este año a su primer amor con "Sunset Boulevard", el musical de Andrew Lloyd Weber basado en la película homónima de Billy Wilder, que acá se conoció como "El ocaso de una vida". Durante cuatro meses, Valeria se subió al escenario del Maipo para convertirse en Norma Desmond (el papel que en Broadway interpretó Glenn Close), una actriz del cine mudo que desaparece de la pantalla al llegar el sonoro a fines de los años 20, y vive en un mundo ilusorio, enclaustrada en su mansión de Los Angeles.
"Me encantaría llevar esta obra a Rosario. Pero es una producción muy costosa", dijo Lynch a Escenario. "Para mí fue una experiencia única, un sueño hecho realidad", aseguró. "Yo la había visto en Broadway hace muchísimos años y, desde ese entonces hasta que la hice, toqué todas las puertas... Pero todos me decían que no, que era muy cara. La hice de la mejor manera posible porque tuve tres productores de lujo: Gustavo Yankelevich, Lino Patalano y Diego Sorondo, que es mi productor en Uruguay, un tipo muy joven que se lanzó con todo con este proyecto", relató.
La cantante y actriz _que tiene 16 escuelas de canto, danza y actuación que llevan su nombre_, dijo que el musical ha evolucionado en los últimos años en la Argentina, más allá de las dificultades económicas. "Los productores se animan más en una Argentina difícil. El contexto es complicado y cualquier espectáculo ahora se convierte en un lujo", reconoció. "No es fácil bancar una gran producción como «Sunset Boulevard»", ejemplificó. "Nosotros hasta teníamos un auto arriba del escenario, un auto antiguo de colección, y la gente se asombró muchísimo con la producción escenográfica y visual de «Sunset»", destacó.
Valeria ahora está retomando la gira de presentación de "Extraña dama del rock", pero además, entre sus muchas actividades, también lanzará su propia línea de ropa. "A fin de mes lanzamos nuestra marca, Extraña Dama, que fue idea de una amiga mía", adelantó. "Es ropa para todas las edades, ropa divertida, que se puede poner una persona de mi edad y también una chica joven. Estamos a full creando y confeccionando. Yo odio los estereotipos de moda, eso de «te tenés que poner esto porque es lo que se usa». Quiero salir de ese canon que la moda impone", expresó. La marca abrirá un showroom exclusivo en Palermo y además tendrá una tienda online.