Historias de superación, secretos y engaños son los conflictos que presenta "Hacer la vida", filme de la directora rosarina residente en Buenos Aires, Alejandra Marino, que se estrenará hoy, a las 22 y se repetirá en el mismo horario este sábado, siempre por Cine.ar en forma gratuita y también en Cine.ar play.
"Son historias de personajes que se encontraban encerrados en sus propios deseos secretos y se iban convirtiendo en extraños para las personas cercanas", dijo la realizadora a Télam.
En una pensión porteña conviven Lucy (Señorita Bimbo) con su madre (Luisa Kuliok), dueña del albergue, de quien se quiere separar junto a su hijo para rehacer su vida. Allí también viven La Rusa (Raquel Ameri), que espera a que su marido llegue desde Polonia, y en el mientras tanto tendrá un encuentro con un vecino muy especial (el actor local Pablo Razuk); el matrimonio de Mónica (Victoria Carreras) y Sergio (Darío Levy), y su deseo de descendencia, con su mucama embarazada Mercedes (Florencia Salas); y la pareja de Mariano (Joaquín Ferrucci) y Gaby (Luciana Barrirero), cuyas preferencias son muy opuestas.
Entre estos personajes, sumando al misterio de un asesinato, se empiezan a tejer historias que van y vienen y que, como una bola de nieve, en un momento no encuentran su fin para culminar estrellándose en la cara de todos. En diálogo con Télam, la directora Alejandra Marino reflejó el concepto de "Hacer la vida".
—¿Cómo se pueden mezclar tantas generaciones y experiencia de actrices, como Luisa Kuliok y Victoria Carreras con Bimbo y Florencia Salas en un mismo reparto?
—De poner en conflicto esa diversidad y pensar en las dificultades que tenemos para comprendernos. De pensar en los mandatos y atavismos que nos alejan de lo mismo que deseamos. Por ejemplo, una madre ama demasiado a su hija pero no la acepta como es, aunque esa hija que no tiene un cuerpo hegemónico vive con gloria su sexualidad. Hice el casting pensando en los vínculos entre personajes. Fue un trabajo intenso, hermoso, de reunirnos y verles construir sus personajes.
—¿Cómo abordaste el desafío de una película coral?
—El desafío en principio fue desde la escritura del guión. Encontrar una estructura que narre en forma paralela sin perder la tensión de cada historia. Luego hay todo un trabajo de las compañeras de arte para construir cada ambiente, pensando juntas en una puesta que me permita realizar la película en un tiempo determinado, estableciendo acuerdos con el equipo.
—La maternidad y el formar una familia son un punto común de todos los personajes, aunque con diferentes fines y medios.
—Pensé en que el punto de unión son los deseos incumplidos y la falta de entendimiento que rompe los vínculos. La maternidad, el trabajo, los cuerpos transformándose, personas que sin hablar el mismo idioma pueden comunicarse y mejor que otras que conviven, hay tanta vida latiendo en unos pocos metros cuadrados.
—Decís que te esforzaste por tener un equipo de trabajo mitad mujeres y mitad hombres. ¿Fue difícil?
—Forma parte del objetivo que tenemos con muchas compañeras y también compañeros: lograr paridad en todos los ámbitos de nuestro trabajo. Igualdad de oportunidades, sin privilegios. Para eso es necesario que las cabezas de equipo sean 50/50. Con la gran afluencia de alumnas en las escuelas de cine, se fueron formando técnicas en todas las áreas. Pero tenemos un problema grande: todavía solo el 23 por ciento ocupa lugares de dirección o cabezas de equipo. No es difícil encontrarlas, sólo hay que llamarlas.
—¿Creés que en el corto plazo habrá igualdad de posibilidades para ambos géneros?
—Creo que depende de que erradiquemos los privilegios. Porque fijate que hablamos de géneros, de dos géneros, el tema es que la realidad va por delante. Tenemos que abrirnos hacia lo no binario. Estamos aprendiendo incluso a nombrarnos, en medio de transformaciones también con el lenguaje. Es un tiempo muy productivo este, nos pone en conflicto y eso es político. La igualdad de posibilidades también es una decisión política.
—¿De quiénes es la responsabilidad para esta igualdad?
—Podría agregar que siento que la responsabilidad es nuestra, y es de las políticas de Estado. Porque ahí están imbricadas las creencias, los atavismos, el capitalismo que nos aísla en nuestro metro cuadrado sembrando el miedo al otre. Tal vez un poco sobre todo eso se trate esta película.
Un documental
“Un sueño hermoso”, de Tomás Leone, es un documental sobre Alejandra Podestá, la enana protagonista del filme “De eso no se habla”, que fue asesinada en 2011. Se estrena hoy, a las 20, en Cine.ar.