Charly pasa el tiempo demoliendo hoteles, mientras los chicos allá en la esquina pegan carteles. “Gracias chicos”, parece decir el bigote bicolor, una vez más. Pero ahora no es en forma irónica sino que las gracias son más que merecidas. Y se las da a “los rosarinos de Charly”, que no son otros que los cinco titanes que llevan adelante “Piano Bar”, el tributo que ya llenó dos teatros El Círculo y se va de gira por Córdoba, Mar del Plata, Tucumán y nada menos que el Gran Rex de Buenos Aires. El grupo encabezado por un frontman personalísimo como Tiago Galíndez tiene la virtud de lograr en escena el sonido García. Sí, ese sonido emblemático que demuele hoteles y que pertenece al mismo autor que mientras mira las nuevas olas ya hace rato que es parte del mar. Esa obra explota en escena con la guitarra punzante de Sergio Alvarez, los teclados de Pato Masini, el rítmico bajo de Coco Utrera y la batería de Cristian Papalardo. A lo largo de las dos horas del show del viernes pasado ante más de 800 personas en la segunda función de El Círculo, la banda hizo 26 canciones. Y terminó coreando “Viva Charly” con el público de pie, que pedía más, porque seguramente se podría haber hecho un repertorio con otros 26 clásicos y el disfrute sería el mismo. Tiago tiene la particularidad de ser Tiago y no una parodia de Charly. Lo bien que hace. Porque es el gran responsable de que las canciones suenen cantadas tan impecables como las conocimos, sin el caos que Charly hacía en escena -especialmente en la época Say No More-, con el que muchas veces deslucía sus temas de notable factura. Aquí se disfrutó desde la versión más rockera de “Canción para mi muerte” hasta “No voy en tren” con Tiago cantando en la platea junto al público; y también la faz minimalista de “Confesiones de invierno”, el sufrido “Asesíname” y el grito en el cielo de “No se va a llamar mi amor”, para que todos canten a coro “Seminare” casi como despedida. El final fue con el “Himno Nacional Argentino”. Tenía que ser. Porque Charly es esa bandera flamante que supimos conseguir. Y los rosarinos de “Piano Bar” levantan esa insignia bien arriba. Porque las canciones de García siguen hablando a tu corazón.