El fútbol rosarino estuvo siempre dominado por Central y Newell's. Pero asoman, como pidiendo permiso, Central Córdoba y Argentino de Rosario, los dos clubes del ascenso que ya tienen más de un siglo de vida. En la mística de lo cercano que se compone alrededor de estos colores surgen promesas deportivas, hinchadas fieles y algunos ecos de glorias pasadas en las que sobresale siempre la leyenda de Tomás Felipe "Trinche" Carlovich, el mediocampista más destacado en la historia del Club Atlético Central Córdoba.
Con más destreza que disciplina, más enamorado del juego en sí mismo que de sus promesas aspiracionales, Carlovich pasó a la historia en aquel partido de 1974 en el que la Selección Argentina, encaminado hacia el Mundial de Alemania, se midió con un combinado rosarino que incluía 5 jugadores de Central, 5 de Newell's y al mismísimo Carlovich. Dicen que jugó el partido de su vida, y que el DT nacional pidió a su par rosarino que lo saquen al Trinche porque venían perdiendo feo.
Menotti, Pekerman, Griguol y Fontanarrosa lo destacan como uno de los mejores jugadores de la historia, como "el Maradona que no fue". Para alimentar el mito casi no existen registros fílmicos de su juego, pero sí muchos relatos de quienes lo vieron jugar y hacer el "doble caño". Con un sencillo y austero estilo de vida, su biografía inspiró libros y documentales para tevé.
Este fin de semana el director argentino Jorge Eines, radicado en España, estrena en Rosario "El trinche. El mejor futbolista del mundo", una pieza que escribió junto al español José Ramón Fernández. Con el trabajo de los actores argentinos Claudio Garófalo y Lucas Ranzani, el montaje se presentará hoy, a las 21, en La Comedia, Mitre y Cortada Ricardone.
La historia es un encuentro entre un joven periodista que se acerca al Trinche para armar su partido homenaje. Pero una vez ahí, junto a él, descubre que detrás de la leyenda del deporte se encuentra un hombre que tiene mucho más para decir que unas palabras de despedida.
Escenario conversó con Eines en días previos al estreno. "La obra es una fantasía propia convertida en acto escénico. Siempre amé el fútbol, desde mi infancia, y en este texto volqué las mejores fantasías acerca de lo que espero de un jugador de fútbol", afirmó.
—¿Qué va a descubrir el público acerca de esta leyenda del fútbol rosarino?
—Que el "Trinche" canta ópera, o que ama la filosofía y que ha leído 22 libros, 11 titulares y 11 suplentes, porque en el kiosco de la esquina en lugar de leer la página de deportes de algún diario decidió infiltrarse casi con temor y con mucha prevención en "El nacimiento de la tragedia", y así se convirtió en hincha de Nietzche. Casi te diría que Nietzche lo salvó de ese costado del fútbol que niega la filosofía en nombre del dinero.
—¿Cómo escribiste la obra?
—El proceso de escritura tuvo un recorrido extraño. Primero escribí un monólogo que se lo leí a Jorge Valdano. Su devolución fue respetuosa pero me hizo pensar algunas cosas. Luego el material entró en contacto con Bernardo Cappa y también con Darío Grandinetti, quienes me hicieron ver que la obra había que instalarla en otro recorrido conceptual. Entonces pensé que a José Ramón Fernández, Premio Nacional de Teatro en España, autor de obras que hice y alumno mío desde hace un tiempo, le podía interesar para darle una vuelta. El es futbolero e hincha del Barcelona como yo, le gustó mucho el tema y de eso sale el segundo personaje, que es un periodista que va a entrevistar al Trinche.
—Vos sos un formador de actores, ¿cómo fue trabajar con Garófalo y Ranzani?
—El texto se encontró finalmente con el trabajo de los actores. Emprendimos un viaje que tuvo sentido en la medida en que buscamos juntos, y en este caso el aporte de Lucas y de Claudio fue muy bueno. El trabajo del actor tiene que ver con una elección personal y ética que le permite construir un personaje, no es consecuencia de un acto mágico por el simple hecho de ponerse un vestuario. Es en los ensayos donde se observa realmente la dimensión técnica de un actor. De ahí al estreno hay un camino inevitable que transitamos juntos, ellos me llevan a mí y yo a ellos, disfrutamos mucho ese recorrido de entrega y comunicación. Prefiero equivocarme con ellos antes que acertar sólo.
Enamorado del mito. El Trinche es interpretado por Claudio Garófalo, un actor porteño con un extenso recorrido en teatro y televisión. Se especializa en el trabajo con la voz y fue invitado por Eines a dar un curso en España. Allí surgió la idea de interpretar el papel de Carlovich.
El actor recuerda ese momento: "Una noche en Madrid le pregunté a Jorge si no tenía escrita una obra de teatro. Me miró y me dijo "Sí, tengo una obra de un personaje y tiene tu tipo de físico". Se paró y volvió con el libro en la mano. Esa noche me fui al hotel y puse YouTube para ver algún video. Aparecieron documentales, entrevistas, y automáticamente me enamoré del mito".
Garófalo, nacido en el barrio de La Boca, hace teatro independiente en Buenos Aires. Trabajó con Virginia Lago en algunas puestas memorables, hizo televisión en los años 90 en el recordado ciclo "Sin condena" y un poco de cine. En cambio, Lucas Ranzani, quien interpreta al periodista, es hincha de River. Nació en San Justo, provincia de Santa Fe. "Mis viejos eran actores, me llevaban a ensayar y yo deambulaba por el teatro hasta que un día me subí, hice algún papel y tengo la imagen de estar haciéndolo con un placer inmenso, luego en la adolescencia lo empecé a tomar de un modo más profesional cuando empecé a formarme".
A Ranzani, que estaba viviendo en Buenos Aires, le llegó la convocatoria y enseguida comenzaron los ensayos con Garófalo en la Capital. "Conocía la historia del trinche pero como si fuese la contraparte de una figurita, lo que más me llamó la atención es su capacidad de decir que no cuando lo más fácil es decir que sí. Me gustó su manera de vivir por fuera de un sistema al que sorteó con sus mejores gambetas", cuenta el actor santafesino.
"Este trabajo escénico se hace con mucho amor y con mucha garra, esto también tiene que ver con el fútbol. No somos jugadores de los primeros equipos del mundo, somos otro tipo de jugadores, somos «Trinches» cuando hacemos teatro independiente".
Hoy podrá verse la segunda función del resultado de tanto esfuerzo, precisamente en uno de los teatros más antiguos de la ciudad donde nació y en la que Carlovich eligió vivir para construir, tal vez sin quererlo, un mito viviente.