El artista puertorriqueño concretó este sábado en Rosario el último show del tramo argentino del “Tour sinfónico 2023”. En el Autódromo de la ciudad, cerca de quince mil personas dieron marco multitudinario a un concierto en el cual Ricky estuvo acompañado por su banda y por una formación sinfónica.
Por la tarde, Ricky Martin protagonizó un meet and greet al que asistieron numerosos invitados especiales. Luego, en la previa al show, la rosarina Mercedes Borrel ofreció un puñado de sus canciones.
Para esta gira, Ricky, además de su banda, contó con una orquesta liderada por el prestigioso director porteño Ezequiel Silberstein, recientemente premiado en los Grammy por su labor con Fito Páez en el disco “La conquista del espacio”. Antes del arranque, cumpliendo con los códigos de la música académica, el director ordenó afinar los instrumentos y preparó el clima para que el público reciba al cantante.
En el inicio, el desempeño de los percusionistas le aportó una rítmica vertiginosa a “Pégate”, el pegadizo tema con el que se inició la lista de temas prevista. Cada gesto, cada movimiento, aunque sea mínimo, generaba el delirio de los miles de fans que lo acompañaron fervorosamente. Vestido completo de negro, ya en el primer tema descartó el saco y se puso cómodo. “Rosario, gracias por estar aquí una vez más”, saludó agradecido.
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Foto: Diego De Bruno
“Gracias por pensar en mí”, comenzó con el único acompañamiento de la banda y en el estribillo se sumaron las cuerdas. “Esta noche traigo mis alegrías y mis tristezas”, anticipó a la multitud. “Hoy traigo mi alma”, enfatizó luego. “Talento argentino”, dijo destacando a los músicos de la orquesta.
En un show que no dio respiro, en el bloque de potentes rumbas incluyó “La bomba”, uno de sus clásicos, con un set de vientos que aportó colores musicales centroamericanos. El calor y la humedad de Rosario se hicieron sentir. Ricky debió hidratarse permanentemente para hacer frente al desgaste físico y llevar adelante la exigente dinámica del show.
En el repertorio convivieron versiones de sus temas populares con rítmica acelerada y también en formato intimista. Antes de las baladas, la orquesta produjo oberturas que crearon climas especiales para introducir las canciones. La sensualidad de sus movimientos fue un ingrediente constante durante todo el show. La balada más cantada y celebrada por el público fue la romántica “Fuego de noche, nieve de día”.
Los extensos solos del guitarrista y el saxofonista de la banda le permitieron al cantante pausas y descansos. Con escaso discurso y con pocos cambios de vestuario, la seguidilla de canciones fue capturando a las fanáticas. Ya con ropa clara y más holgada, más distendido, emocionó al auditorio con “Disparo al corazón”, “El amor de mi vida” y otras. Con “Te extraño, te olvido, te amo”, logró que la gente le demostrara el cariño y le haga oír el canto colectivo “Ricky, Ricky”. “Gracias, esta es mi medicina”, dijo conmovido.
Para anunciar el tema “Asignatura pendiente”, utilizó un tono auto-referencial: “Esta canción muestra mis altas, mis bajas, mis seguridades y mis miedos, es una de mis favoritas”. La obra fue arreglada y ejecutada con el solo acompañamiento de piano y violonchello, logrando un momento musical de alto nivel. Luego lanzó besos a la platea y recibió más ovaciones y con movimientos sugerentes provocó los recurrentes piropos femeninos.
En los temas rumberos, con pasos de danza, Ricky y sus músicos acompañaron el ritmo de las canciones y el cantante se tomó algunas licencias para poder nombrar a Rosario en alguna canción (“Livin´la vida loca”) . La conexión con el público se potenció al cantar “Vente pa´ca” cuando, mientras interpretaba el tema, se iba secando la transpiración con una toalla y la gente esperaba por el objeto. Con suspenso, arrojó la toalla y parte del público se dedicó a pujar por obtener el ansiado trofeo.
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Foto: Diego De Bruno
A propósito de trofeos, la versión de “La copa de la vida”, la canción oficial del mundial de Francia´98, fue intervenida con imágenes de la selección de Scaloni que triunfó en Qatar, con Messi como emblema. Luego pidió aplausos para la banda y para la orquesta, especialmente para el director.
Con un último cambio de vestuario, para los bises eligió “Tal vez” y “Tu recuerdo”, dejando un sentido mensaje de cierre: “Argentina y Puerto Rico unidos por la música una vez más”. El show tuvo una extensión de una hora y media. La gente quedó con ganas de más, pero igualmente lo despidió afectuosamente agradeciéndole la entrega.
Los primeros espectadores en buscar la salida le ofrecieron a la distancia el último saludo cuando, apenas bajado del escenario, subió al vehículo que lo transportaba y se retiró rápidamente del autódromo, rumbo a seguir su ruta prevista. En su paso fugaz por Rosario, Ricky Martin dejó su impronta y con este tour volvió a sellar su vínculo con el público argentino.