La resolución 16/2024 publicada el 11 de marzo en el Boletín Oficial justifica el brutal recorte indicando que el Incaa tiene un déficit de 4 millones de dólares, y que el Instituto gasta 6 millones de dólares por año en salarios. Aquí hay que señalar, como tantas veces, que el Incaa se autofinancia con recursos del mismo sector. En 2023 el Incaa tuvo ingresos por 13.537 millones de pesos. El 70% de esos ingresos provienen de los aportes de los canales de TV al Enacom (Ente Nacional de Comunicaciones) y el 30% provienen del impuesto del 10% que cada espectador paga cuando compra una entrada al cine.
En otro comunicado oficial, la Secretaría de Cultura, en la órbita del Ministerio de Capital Humano, cerraba sus argumentos sobre los ajustes al Incaa con una frase tan falaz como provocadora: “Se terminaron los años en los que se financiaban festivales de cine con el hambre de miles de chicos”.
¿Por qué se da esta guerra del gobierno contra el cine argentino? ¿Cuáles son las verdaderas motivaciones? La Capital habló con tres realizadores rosarinos para desmenuzar de qué se trata este conflicto, qué se esconde detrás de esta actitud altamente confrontativa contra el Incaa y cuál es el escenario que se viene después de los recortes.
“El liberalismo siempre le cuestionó al peronismo la idea de construir un enemigo para poder inventar un relato. Y ahora ellos están haciendo exactamente lo mismo”, dijo el director Hugo Grosso, cuya más reciente película, “Perros del viento”, se estrenó en el circuito comercial en 2022. “Responsabilizar al cine y la cultura del hambre de los niños es como inventarse el fantasma de la hiperinflación para festejar una inflación del 13,2%, es como decir que los hombres se van a sentir ofendidos porque existe un salón de las mujeres en la Casa de Gobierno. Es buscar una excusa, es ver siempre la paja en el ojo ajeno y nunca en el propio”, señaló. “El cine como arte siempre ha dado cuenta de ciertos sectores sociales: «Tire die», «La Raulito», «Crónica de un niño solo» e infinidad de películas reflejan la problemática de un sector social. El arte cuestiona al poder y los poderosos, que son los verdaderos causantes del hambre de los niños. El problema no es un tema de números, es un problema con la producción simbólica. Lo que se pretende es acallar a un sector, pasteurizar a un sector, para que las temáticas que traten sean temáticas controladas, más relacionadas a lo que pasa en las plataformas de streaming, y que no exista un espacio más plural, democrático y federal”, explicó el realizador, y agregó: “El 80% de la producción cinematográfica que vemos en Argentina es norteamericana, y sólo queda un 20% para los demás países, incluida la Argentina. Acá está en juego la defensa de una producción nacional que represente el modo de ser y la vida de los argentinos”.
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El realizador Hugo Grosso.
Para el realizador Federico Actis, “las expresiones descalificativas del gobierno son muy violentas y obtusas. Y también son parte de una estrategia para seguir profundizando el recorte y buscar enemigos. Nos quieren meter en un falso debate que sólo busca un empobrecimiento de toda la sociedad. El Incaa no tiene ahora un cartel de cerrado en la puerta, pero está totalmente paralizado. Eso es lo que buscan. Van a mantener a un número de trabajadores en el Incaa, pero como no se van a hacer películas, en un momento van a decir «para qué sostenemos todo esto», y ahí lo van a cerrar definitivamente. Esa es mi lamentable proyección a futuro”, advirtió. Actis dirigió junto a Romina Tamburello el film “Vera y el placer de los otros”, que recibió el galardón a mejor dirección en el Festival de Cine de Mar del Plata. La película, protagonizada por Inés Estévez, tiene fecha de estreno en septiembre. “Pero ahora eso es incierto por los actuales recortes”, aclaró el director.
Gustavo Postiglione, reconocido a nivel nacional por películas como “El asadito”, “El cumple” y “La peli”, viene militando desde hace tiempo contra los distintos ajustes que se quieren aplicar al sector audiovisual, y en estos momentos, por supuesto, está al frente de los reclamos. “Uno pensaba que estas cosas se podían debatir. Cuando se debatió la Ley Omnibus en comisiones, en el Congreso, yo estuve exponiendo con otros directores de cine. Y hablamos con legisladores de distintos espacios políticos. Y nos han escuchado. Y de hecho la ley se bajó. Pero ahora, con la arremetida de estos tipos, ya no hay posibilidad de diálogo alguno. En este punto no hay retorno”, afirmó.
Los cineastas coinciden en que había cosas para mejorar en el Incaa. Aunque nada justifica este golpe tremendo contra todas las actividades del Instituto. “Se podrían haber mejorado ciertos aspectos burocráticos en busca de una mayor eficiencia, y algunos aspectos de la federalización de los fondos por fuera de la concentración en Buenos Aires”, dijo Actis. “Había cosas para corregir, pero no para cerrar un espacio virtuoso en la Argentina y en toda Latinoamérica. Hasta los sectores que no trabajan con el Instituto reconocen su excelencia. La Ley de Cine es virtuosa porque el Incaa se autofinancia a partir del mismo sector audiovisual. Es un método ejemplar”, subrayó.
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Federico Actis junto a Romina Tamburello en el Festival de Mar del Plata.
“Yo apoyaba un proyecto de una nueva Ley Audiovisual que se presentó en el Congreso hace más de un año, en donde se modificaban un montón de cosas”, agregó Postiglione. “Hay cuestiones que hace falta actualizar por los avances tecnológicos. Las plataformas de streaming tienen que aportar al Fondo de Fomento al Cine, algo que pasa en otros países y que acá estamos pidiendo hace un montón. Desde Rosario siempre hemos pedido más federalismo: las provincias, como siempre, aportan 10 a la Nación y reciben 3. Los recursos que se reparten a nivel general en términos de las producciones y el fomento son muy pequeños en relación a lo que es la provincia de Santa Fe. También falta apoyar más la distribución y exhibición de las películas, algo que recientemente el gobierno Milei sacó. Ahora desgraciadamente estamos en la situación de defender lo poco que tenemos”, reconoció.
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El director Gustavo Postiglione.
Las manifestaciones en apoyo al cine argentino y al Incaa han sido contundentes. Más de 300 directores, productores, intérpretes y técnicos de renombre mundial firmaron una carta para protestar contra el desfinanciamiento del sector. Entre los firmantes estaban Pedro Almodóvar, Alejandro González Iñárritu, Isabelle Huppert, Gael García Bernal, Viggo Mortensen, Diego Luna, Olivier Assayas, Juan Antonio Bayona, Walter Salles, Isabel Coixet, Pablo Larraín, Justine Triet y Abel Ferrara. En los últimos meses, en cada festival europeo o latinoamericano se multiplicaron las muestras de solidaridad con el sector audiovisual que ahora se ve amenazado.
El pasado viernes, en Buenos Aires, se congregó una multitud frente al cine Gaumont para protestar contra su cierre y contra los recortes al Incaa. Si bien la manifestación fue totalmente pacífica, la policía atacó a la gente con gases lacrimógenos, gas pimienta, escudos y palos. Un claro signo de que la protesta molestó a las autoridades. En nuestra ciudad, también el viernes, en el marco de manifestaciones que se realizaron en todo el país, la Comunidad Audiovisual Rosarina se movilizó en la Plataforma Lavardén, sede de la EPCTV (Escuela Provincial de Cine y TV) y la Enerc Rosario.
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La policía reprimió a los manifestantes que se reunieron en Buenos Aires para defender al cine Gaumont.
Más allá de estas manifestaciones puntuales, Postiglione observó que “hay una relación que se está rompiendo entre la sociedad y el cine. Y eso se da a través de esta práctica fascista del gobierno, que plantea que nosotros somos el enemigo y que el trabajador de la cultura no es un trabajador, que un director, un técnico de cine, un guionista o un actor no son trabajadores, sino que son personas que están haciendo un hobby o algo por el estilo, y lo que requieren es asistencialismo, y no recursos para producir”.
El director de “El asadito” añadió que tampoco se habla claramente del impacto económico y social que tiene el cine. “La industria audiovisual significa el 5,2% de la economía nacional. Es muchísimo para un sector. El cine genera 700 mil puestos de trabajo directos e indirectos y 300 mil puestos anexos. Por cada peso que aporta el Estado a la industria audiovisual, la industria devuelve cinco a la economía real. Desfinanciar el Incaa significa desfinanciar una industria, significa pérdida de trabajo y que más gente tenga hambre. También hay mucha gente que vive indirectamente del cine, desde el chofer de una combi que lleva a los técnicos, el taxista, el hotel, el restaurant, la persona que cose en un taller las prendas que van a usar los actores o los carpinteros que arman un set”, enumeró.
Según Hugo Grosso, “en la sociedad no hay una real conciencia de la problemática que atraviesa el sector. Y de la cantidad de gente que se quedaría sin trabajo con esta industria paralizada. Tampoco hay una real conciencia de lo que implicaría quedarse sin esa cinematografía. Hay una vieja frase de Lev Kuleshov que decía: «El cine es caro, pero más caro es no tenerlo», por lo que implica tener una imagen propia que nos represente”.
Federico Actis dijo tener en claro que el apoyo al sector audiovisual “no es mayoritario” en la sociedad. “Lamentablemente, en estos momentos tan difíciles, creo que hay una mayoría que está más de acuerdo con los planteos del presidente. Y esa gente está eligiendo que en la Argentina no haya espacio para la cultura, que no haya espacio para la ciencia, y eso es verdaderamente doloroso. Este discurso sobre el enemigo, sobre la supuesta casta y los curros del Estado, que nadie dice que no están, pero que en lugar de corregirse se cierran los espacios... Bueno, la sociedad argentina está convalidando algo de eso, y es un proceso que tenemos que revertir con esfuerzo, con militancia y con comunicación, porque si no va a ser muy pero muy duro volver a construir estas cosas que tan rápido se destruyen”, relató.
Postiglione enfatizó en que el ataque al cine no es un tema de números, porque el ahorro que significan los recortes es ínfimo. “La función de un artista es poner un espejo frente a la sociedad, como decía Shakespeare en «Hamlet», porque el espejo te refleja y ahí te podés identificar”, explicó. “Nuestra función en el cine es tratar de reflejar lo que somos. Y ese espejo lo pongo yo, y lo ponen personas que piensan de forma muy diferente a mí. Este gobierno, cuando trata de desfinanciar la cultura, lo que quiere hacer es romper ese espejo. Si no podemos reflejarnos perdemos la identidad, perdemos lo que somos. El trasfondo es ese. Y también que se pierdan las voces disonantes. Al gobierno estas voces le molestan, porque son las que les marcan dónde están las atrocidades que plantean desde lo discursivo y desde los hechos. En una reciente reunión en el Incaa, las nuevas autoridades dijeron que no se iban a financiar películas que traten sobre temas políticos de los últimos 15 años en la Argentina. Eso es censura, es puro fascismo. Y por eso estamos en un lugar muy complicado”, concluyó.