La serie “Poco ortodoxa” avanzó sin pausa en medio de las propuestas de Netflix hasta alcanzar el primer puesto entre las más vistas en Argentina. Precedida por la buena recepción de la prensa internacional, la serie llega con un tema que es motivo frecuente de observación por parte de directores, tanto de ficción como documentalistas, en versión drama, realista o de comedia. “Poco ortodoxa”, además, llegó a la plataforma con el atractivo extra de contar en uno de sus episodios con la música de la artista argentina Amparo Battaglia, conocida como Catnapp. El trabajo se basa libremente en las memorias de Deborah Feldman, que a los 22 años decidió abandonar la comunidad jasídica de Nueva York en la que vivió y se casó y literalmente huir hacia Alemania. “Me alejé de mi matrimonio y de mi religión para siempre el día antes de cumplir 23 años; me fui nada más que con mi hijo y un bolso de ropa”, contó Feldman sobre ese punto de partida para la serie que hoy arrasa en la plataforma de streaming.
El New York Times describe el libro como “un relato de la lucha de Feldman y el rechazo final de su comunidad Satmar en Williamsburg, Brooklyn, una sociedad insular de judíos ultraortodoxos que surgió en Nueva York luego de la Segunda Guerra Mundial. Culturalmente conservadores y religiosamente estrictos, sus miembros creen que su piedad y su negativa a asimilarse los protegerá de un cataclismo repetido”. Las memorias de Feldman se convirtieron en un éxito de ventas en el momento de su publicación, en 2012.
Pero, ¿qué impulsa a una chica cuyo destino es casarse y tener hijos a transgredir los rígidos límites reales y simbólicos, aun sin saber qué le espera al otro lado del océano y sospechando que lo que haga será imperdonable? Ese es el interrogante que intenta responder la directora Maria Schrader en los cuatro episodios de esta serie hablada en tres idiomas -inglés, idish y alemán-, rodada entre Estados Unidos y Berlín y con una duración total de poco menos de cuatro horas.
El punto de partida fueron las memorias “Unorthodox: The Scandalous Rejection of My Hasidic Roots” (Poco ortodoxa: el rechazo escandaloso de mis raíces jasídicas), publicadas por Feldman en 2012. Feldman efectivamente huyó de la casa de sus abuelos establecidos en la comunidad de Williamsburg, en Brooklyn, rumbo a la casa de su madre, en Berlín, quien antes también había sido rechazada por la comunidad. Hasta ahí los hechos. La realidad ficcionalizada tiene como protagonista a Esther, de 19 años, infelizmente casada desde hace un año y secreta estudiante de música que decide terminar con la vida que llevó hasta ese momento.
La serie sigue la transformación externa e interna de Esther, que va descubriendo la variada gama de posibilidades que le ofrece su nueva vida berlinesa, desde usar jeans y dejarse crecer el pelo hasta comprobar que la sexualidad puede ser algo agradable. La encargada de mostrar en pantalla los matices más sutiles de esa revolución que atraviesa el personaje es la actriz Shira Haas, quien ya había compuesto a otra chica judía ortodoxa en “Shtisel”, una muy buena comedia dramática también disponible en Netflix.
Poco ortodoxa | Tráiler oficial | Netflix
En “Shtisel”, es un joven el que se resiste a estudiar la Torá, casarse y cumplir el mandato familiar. La serie se abre en varias subtramas que involucran a varias familias jasídicas de Jerusalén. En “Shtisel” Haas compone a Ruchama, un personaje con la misma determinación, pero con un conflicto opuesto al de Esther. Mientras Esther huye de su matrimonio, Ruchama se enamora y se propone con obstinación casarse con un joven y humilde estudiante de una yeshivá contradiciendo los consejos de los deseos de su familia.
Pero la historia de “Poco ortodoxa” no es la primera producción que aborda el tema de las mujeres jasídicas que deciden hacer su propio camino. En 1999 se estrenó directamente en video “Una mujer fuerte”, del director Boaz Yakin. También rodado en Brooklyn, el filme tuvo su estreno mundial en Sundance y generó un revuelo por la descripción que hace de la comunidad jasídica y porque su protagonista, atrapada en un matrimonio frustrante en todos los sentidos, decide enfrentar el mandato de convertirse en esposa, madre y ama de casa e intenta abrirse camino sola como una comerciante independiente, lo que le depara la censura de su familia y el aislamiento de su comunidad.
La homosexualidad no escapa a las ficciones ambientadas en la comunidad jasídica de Jerusalén. “Eyes Wide Open” (Ojos bien abiertos) narra la historia de un carnicero ortodoxo casado y padre de cuatro hijos que se enamora de su aprendiz más joven que él. Previsiblemente, ese descubrimiento desencadena la crisis en su matrimonio y la desaprobación de su comunidad. Tanto la película como su director, Haim Tabakman, fueron nominados en el Festival de Cannes en 2009.
La revelación de las preferencias sexuales y sus consecuencias no pertenecen sólo al terreno de la ficción. Abby Stein es una joven transexual que, como el personaje de Esther y la autora de “Poco ortodoxa”, creció en la comunidad de Williamsburg y con un padre que pertenece a la décima generación de los fundadores del movimiento jasídico. En 2015 Abby, un ex rabino que se casó a los 18 años y tuvo un hijo, decidió abandonar Williamsburg y cambiar de género. Con su nueva identidad, la joven primero fundó un grupo de apoyo en línea para ayudar a personas que se identifican como transgénero dentro de la comunidad ortodoxa y tuvo su blog y su propio canal de YouTube en el que se comunicaba con el mundo bajo el lema “No estás solo”.
Aunque creció sin conocer internet, confesó que sin esa posibilidad y sin redes sociales nada hubiera sucedido. Hoy en su cuenta de Twitter, @AbbyChavaStein, con casi 6 mil seguidores, se presenta como padre, activista, disertante, autora y mujer con experiencia trans; en Instagram, @abbychavastein, tiene 9 mil fans. Stein realizó estudios de género en la Universidad de Columbia y escribió el libro “Becoming Eve: My Journey from Ultra-Orthodox Rabbi to Transgender Woman” (Convertirse en Eva: mi viaje de rabino ultraortodoxo a mujer transgénero).
“Temblando ante Dios” es un documental ganador del Teddy Award en el Festival de Cine Berlín de 2001 y seleccionado para participar en el Festival de Sundance ese mismo año. El director estadounidense Sandi Simcha DuBowski pasó más de cinco años realizando este trabajo que se puede ver completo y subtitulado en YouTube y del que participan una mayoría de hombres y mujeres casadas de Estados Unidos, Inglaterra e Israel que ocultan su orientación sexual a sus familias y a su comunidad. A pesar de las contradicciones y el dolor que atraviesan los entrevistados, DuBowski aseguró que lo conmovió comprobar cómo estas personas intentan articular su sexualidad con su fe. “Sienten que mutilar la espiritualidad para salvar su sexualidad es como cortarse el brazo izquierdo para salvar el derecho”, ejemplificó.
El casamiento, tanto como los hijos, es un aspecto central en la vida de estas comunidades por distintos motivos. Así se plantea con una cuota de humor en el documental de la BBC “Wonderland: A Hasidic Guide to Love, Marriage and Finding a Bride” (País de las maravillas: una guía jasídica para el amor, el matrimonio y encontrar una novia). Rodado por el documentalista Paddy Wivell, el trabajo se puede ver en YouTube en inglés y se asoma a la vida de los judíos jasídicos de Stamford Hill , en Londres. Esta vez el relato hace foco en la accidentada búsqueda de una novia para un joven que no es el candidato soñado de cualquier suegro, en una red de casamenteras que por ese motivo debe llegar hasta Jerusalén.
Según se desprende tanto de los documentales como de ficciones, la vida puede no ser fácil para alguien que decide abandonar la comunidad, sea hombre o mujer, como ocurre en “Poco ortodoxa”. Sus integrantes se protegen y asisten unos a otros, pero quien se va puede transformarse en una especie de prófugo. Así lo muestra el documental “One of Us” (Uno de nosotros), disponible en Netflix. Las directoras Heidi Ewing y Rachel Grady, que obtuvieron una nominación al Oscar por su trabajo sobre la comunidad cristiana evangélica en “Jesus Camp”, siguen la vida de Etty, una joven madre que lucha en la Justicia contra su esposo y parte de la comunidad por la custodia de sus siete hijos; Ari, un adolescente que se rebela contra una educación estricta, y Luzer, un joven que se mudó a Los Angeles con la intención de convertirse en actor.
En una entrevista con la BBC, el rabino Noson Weisz, quien da clases en Aish haTorah, un seminario ultraortodoxo cercano al Muro de los Lamentos, relativizó las referencias negativas de su estilo de vida y se refirió a los hijos que deciden abandonar el hogar de sus padres. “Rompe el corazón de la gente”, dijo sobre esa decisión que se convierte en un “dilema imposible” de resolver para la familia y aseguró que nunca aconsejaría a un padre clausurar el diálogo con los hijos que resuelven dejarlos.
Weisz aseguró que la sociedad ultraortodoxa es más amplia que la imagen estereotipada que presenta de ella y que existen muchas personas que trabajan en profesiones del mundo secular. En 30 años de trabajo aseguró que supo de cuatro o cinco casos de miembros que abandonaron la comunidad, mientras que los judíos que optan por un estilo de vida religioso los cuenta de a miles. Cerca suyo, un estudiante de origen británico lo explica con un ejemplo: “Hay 613 leyes que rigen nuestra vida, pero yo las llamaría 613 posibilidades o formas de conectar con Dios”.
Desde el mismo corazón de la comunidad ortodoxa surgió en 2012 la premiada directora Rama Burshtein, nacida en Nueva York pero radicada desde pequeña en Jerusalén, donde estudió cine. La cineasta pasó a la historia como la primera mujer jasídica en dirigir un filme sobre su comunidad. Burshtein saltó a las primeras planas con “La esposa prometida”, un drama estrenado en el Festival de Venecia sobre una joven a punto de casarse que ve cómo su vida se transforma cuando su hermana muere luego de parir a su hijo.
Cinco años después Burshtein volvió a brillar con la comedia “Un novio para mi boda”, sobre una chica que se propone estar casada para la octava noche de Hannukah. Después de casi 150 citas pactadas y fallidas, concluye que si su destino es casarse ella debe ocuparse de todo -la fiesta, el vestido, los invitados- y dejar en manos de Dios que aparezca el novio y que llegue a tiempo a la ceremonia.
Independientemente de quiénes sean sus protagonistas, estos trabajos trascienden su lugar de origen y hacen foco en un tema que trasciende comunidades, religiones y culturas. La necesidad de explorar un concepto tan amplio como la libertad personal o la necesidad de afecto y reconocimiento aun en las diferencias suelen ser los objetivos que persiguen los personajes o las personas entrevistadas en los documentales. Cuando a la protagonista de “Un novio para mi boda” le preguntan si realmente se quiere casar, piensa un poco y luego responde: No. Quiero que me quieran”. Por su parte, cuando a Deborah Feldman le preguntaron si contar su historia podría herir las tradiciones de una cultura entera, explicó que ese no fue su objetivo, sino narrar los contrastes de su propia vida: “Yo vengo de ese mundo y quise contar mi propia historia”.
La mirada de un especialista en las ideas judías
Emmanuel Taub, especialista en pensamiento judío, despejó a través de la cuenta Che Netflix, de Twitter, algunos interrogantes sobre la comunidad Satmar a la que pertenece el personaje protagónico de “Poco ortodoxa”. Taub recordó que la comunidad “fue casi aniquilada durante la Segunda Guerra Mundial, lo que explica su encierro y la vigencia del trauma del Holocausto”. Sobre el aislamiento añadió que “los medios de comunicación, internet o la televisión pueden llevar a la impurificación y a violar los preceptos”.