Los Raviolis es una banda de rock destinada a “padres, madres e hijxs que se juntan para hacer música, y catarsis sobre la pesada carga que conlleva la crianza responsable de lxs niñxs”. Con esos pergaminos llegan a Rosario hoy, a las 17, en el teatro Lavardén (Sarmiento esquina Mendoza), con entradas anticipadas en la boletería de la sala y en https://entradaslavarden.com/detalle/-Los-Raviolis.
Los Raviolis es un grupo liderado por el “impredecible” Gabichu (Gabriel Wisznia) y su cómplice en escena “La licenciada” Valeria Donati, sostenidos por un grupo demoledor de músicos con “El conejo” Bruno Delucchi en teclados, “El insistidor” Juan Pablo Esmok Lew en guitarras, el groove afro-pampeano del “Profesor” Esteban Ruiz Barrea en bajo, el eléctrico “Príncipe” Brian Ayliffe en la batería y la operación del sonido a cargo del “Mágico Padre” Bucci.
LOS RAVIOLIS - ¿Por qué no te mandé al turno tarde? | Videoclip Oficial
Desde 2014 hasta la actualidad han girado presentándose en escenarios y festivales de distintas magnitudes, nacionales e internacionales, cerrando 3 veces el Lollapalooza y convirtiéndose en una de las bandas de referencia con mayor convocatoria del momento.
“Los Raviolis, igual que la gente que nos viene a ver, somos padres y madres que nos criamos escuchando rock. En el recital de Los Raviolis lo que pasa es que se transmite a los chicos esa experiencia del ritual que nosotros vivíamos cuando íbamos a los recitales a ver a nuestras bandas favoritas”, dijo el líder Gabichu sobre el concepto del espectáculo que llega hoy, en un día feriado, a la ciudad de Rosario, esperando mayor convocatoria familiar, especialmente de los niñes.
“Con respecto a nuestra vuelta a la ciudad, estamos muy «manijas» con ir a Rosario porque es un lugar que siempre nos recibió mejor (incluso) que nuestra casa y hace mucho que no vamos. Estamos todos muy contentos porque vamos a volver a vivir la «experiencia Rosario», tanto en el recital con la gente, como después junto a los amigos y amigas que tenemos en esa querida ciudad”, agregó Wisznia, en declaraciones para La Capital.
En el largo camino que llevan como agrupación fueron encontrando a otros padres a quienes les pasaban cosas parecidas, y si bien se sabe que pertenecen al grupo de bandas que hacen música para las infancias, esa identificación con el lado B de la paternidad los acercó al público adulto que, de algún modo, viene a “desahogarse” cantando sus canciones.
De este modo, las miserias y maravillas cotidianas van apareciendo durante el show y así cada uno de los espectadores sabe que no está solo en esta aventura. El doble discurso al que todos y todas se exponen, entre “lo que se debe hacer” y lo que “finalmente sucede”, cantado y llevado al extremo, le dan a Los Raviolis un arco expresivo en donde confluye lo gracioso con situaciones patéticas, sazonadas de ternura, que permite ponerlos en un espejo donde se los refleja tan reales como cercanos.
La música y los juegos son la excusa para el encuentro: en el espectáculo hay canciones sobre los derechos, pero esta vez de los padres y madres. Así se podrá ver a un nene neoliberal que se quiere comprar todo, una canción para los abuelos que le dejan hacer cualquier cosa a sus nietos, el mal negocio de comprar una mascota, una niñera que no viene y complica todo, la locura pandémica de las burbujas y las clases, un padre que arregla una cosa y automáticamente rompe otra peor, un nene al que no le sale la tarea porque no entiende nada, y mucho más.
Los Raviolis también se animan con “Valentín”, una canción que aborda la identidad sexual en las infancias. No faltan los hits obligados en los que se desata toda la ironía y el humor de la banda: “Pelotita de ping pong”, “El resorte”, “Los bomberos voluntarios” y por supuesto, el himno y bandera que el grupo supo instalar entre su público más fiel: “¿Por qué no te mandé al Turno Tarde?”, que es el título de su primer disco.