Conoce el lado pobre de Los Angeles. Leonardo DiCaprio se crió en un barrio al que suele comparar con el de las escenas más sombrías de “Taxi Driver”. Allí solía ver a prostitutas y drogadictos en las calles. “Crecí en medio de la pobreza”, confesó la estrella de Hollywood el año pasado al diario “Los Angeles Times”. Y eso le permitió conocer el otro lado de la vida.
Una beca para cursar estudios en una escuela en el acomodado barrio de Westwood le abrió los ojos acerca de la otra mitad del mundo. Con 15 años le dijo a su madre que quería ser actor. En la misma entrevista, DiCaprio recordó que le había rogado a su madre Irmelin, de origen alemán, que le dejara presentarse a las audiciones. Hoy día, ella acompaña a su único hijo a festivales de cine y entregas de premios.
DeCaprio, que este martes 11 de noviembre cumple 40 años, le debe en parte su carrera al olfato de Robert de Niro, que lo eligió en 1992 de entre un grupo de jóvenes candidatos para el drama familiar “This Boy's Life”, de Michael Caton-Jones. Hace mucho tiempo ya que DiCaprio elige sus papeles, que en el último tiempo suelen ser los de hombres ricos y poderosos, como el “trader” de “El lobo de Wall Street” o el adinero Gatsby de “El Gran Gatsby”.
Su interpretación del financista de Wall Street adicto al dinero, el sexo y las drogas Jordan Belfort en el film de Martin Scorsese marcó su quinta colaboración con el director estadounidense después de “Gangs of New York”, “Aviator”, “The Departed” y “Shutter Island”.
Su papel como “el lobo” de Wall Street le valió también su quinta nominación al Oscar. Sin embargo, desde su primera candidatura a la estatuilla dorada hace 20 años, por “What's Eating Gilbert Grape?”, de Lasse Hallström, y más tarde por “Aviator”, de Scorsese, y “Blood Diamond”, de Edward Zwick, nunca logró llevarse el premio a casa.
Y eso a pesar de una serie de actuaciones magistrales, como cuando personificó desde su juventud hasta la vejez al inescrupuloso y temido jefe del FBI J. Edgar Hoover en el film de Clint Eastwood “J.Edgar”; o al piloto y director de cine Howard Hughes en “Aviator”.
Sin embargo, el papel que lo convirtió en una estrella mundial fue el de Jack Dawson, un joven sin dinero que se enamoraba de una chica de la alta sociedad en “Titanic”, de James Cameron, de 1997. Hace poco, en entrevista con la revista “Marie Claire”, la actriz británica Kate Winslet, de 39 años, que compartió cartel con DiCaprio en el film, habló de su relación con el actor, que cuando se estrenó “Titanic” tenía 23 años. Winslet aclaró que la relación entre ellos nunca había sido de naturaleza romántica, pero contó que se hicieron muy amigos y se apoyaron mutuamente en esos tiempos.
DiCaprio es, de hecho, muy reservado en cuanto a sus romances reales. Entre las ex novias del actor, que nunca se casó, figuran la supermodelo brasileña Gisele Bündchen y la también modelo israelí Bar Rafaeli. Este año se lo vio junto a otra rubia, la modelo alemana Toni Garrn.
Embajador de paz de Naciones Unidas, en septiembre pasado el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lo describió como “una voz creíble en el moivimiento de defensa del medio ambiente”. Durante la reciente cumbre climática de la ONU, uno de los principales oradores en la sede de Naciones Unidas en Nueva York fue el actor, que dijo que el cambio climático era “el mayor desafío para la humanidad”, una cuestión no solamente política, sino “de supervivencia”. “No hablo como actor, sino como ciudadano preocupado”, señaló.
La preocupación de DiCaprio por el medio ambiente es conocida desde hace tiempo en Hollywood. En 1998 creó la Fundación Leonardo DiCaprio que trabaja junto a otras asociaciones en temas como el calentamiento global, las energías renovables, el agua potable y la protección de los ecosistemas. Hace tiempo que maneja autos híbridos y emplea energía solar.
Su próximo proyecto en Hollywood es el thriller-western “The Revenant”, del mexicano Alejandro González Iñárritu, en el que interpretará a un cazador estadounidense del siglo XIX que después del duro ataque de un oso es robado por sus acompañantes y abandonado moribundo. El hombre, por supuesto, sobrevive y jura venganza. Quizá sea este papel el que le abra finalmente la puerta al Oscar.