“El humor es una de las maneras de abordar las grandes tragedias colectivas”. Lo dice Luciana Di Pietro, directora y actriz de “La prudencia”, pero es también el sentir de sus dos compañeras de elenco Florencia Pilotti y Macarena Goicochea. Las tres forma La Grupa, agrupación teatral surgida de los talleres de Romina Mazardi Arro, y decidieron embarcarse en un proyecto en común, nada menos que la obra de Claudio Godbetter, “La prudencia”, que se estrena este domingo 6 de agosto, a las 20, en Espacio Bravo (Catamarca 3624), y seguirá en cartel todos los domingos de agosto en esa sala.
En diálogo con La Capital, Di Pietro dio detalles sobre la obra producida por Alita Molina, que cuenta la historia de tres amigas (Trinidad, Margarita y Nina), que se reúnen para celebrar el año nuevo y pasan de hablar de la inseguridad de Rosario a temas cada vez más crónicos y crueles. Una mirada sobre el mundo y sobre ellas mismas, atravesada con un humor ríspido, que desencadena situaciones irreparabables. Eso sí, todo hecho con “prudencia”.
—Celebrar fin de año es casi una fiesta obligada, o parece que fuera así. ¿”La prudencia” plantea que hay que festejar aunque se pudra todo?
—Sí, en “La prudencia” permanentemente se vuelve sobre la cuestión del festejo, pero desde un lugar protocolar, acartonado e impuesto. No hay una celebración genuina o un deseo de compartir, pero ahí están estas mujeres, como todos los años, (y “como todo el mundo”) cuidando las apariencias, encerradas sobre sí mismas y dejando aparecer, por momentos, los monstruos que habitan en ellas.
—El humor negro es una de las claves de la puesta. ¿Hay límites para el humor negro o justamente lo interesante de ese género es que se desdibujan los límites?
—Estoy convencida de que sí hay limites. El humor negro es una herramienta para hablar de cosas terribles sin provocar angustia, y creo que ahí está la clave del abordaje de “La prudencia”, comprender cuáles son las fibras sensibles que tenemos como sociedad, y aún desde la risa, tratarlas con cuidado. Esta comedia negra, tanto desde la dramaturgia como desde la puesta en sí, nos muestra que el humor siempre es una de las maneras que tenemos de elaborar las grandes tragedias colectivas.
—Las tres son integrantes de La Grupa, y en la primera obra levantan la bandera en contra de la violencia que se vive en Rosario. ¿La comedia, la ironía y la sátira es su manera de mostrar el compromiso social desde lo artístico?
—La selección del material no estuvo pensada desde ahí pero no creo que haya sido azarosa. Todas estamos vinculadas de distintas maneras con la cuestión social y nos interpela la potencialidad que tiene el teatro para decir algo respecto de la coyuntura. Nos hacemos cargo de la perspectiva política del arte y de la posibilidad de, no sólo transmitir un mensaje, sino también interpelar, plantear preguntas, debates y desarmar ciertos discursos. No es un objetivo en sí mismo pero está presente, en la misma medida que lo está la cuestión del entretenimiento, también como función social del teatro.