Roberto Lara inició su trabajo como locutor profesional en Puerto Madryn y desarrolló luego su trayectoria en las cuatro radios de AM de Rosario (LT8, LT2, LT3 y Nacional) y en los dos canales de televisión abierta (cinco años en el 5 y más de veinte en El Tres). En un 2023 en el que decidió retirarse de la profesión, da una mirada crítica del presente y, en charla con La Capital, cuenta parte de su rica historia.
Nací como locutor animando los actos escolares donde mi señora madre era la directora de la escuela. Con guardapolvos y todo, en los escenarios anunciaba los discursos de las maestras o que “la cooperadora al finalizar el acto repartirá helados”. Luego de trabajar en escuelas primarias de Pujato, Zavalla y Pérez, mi madre se jubiló y nos vinimos a Rosario. Yo nací dentro de una escuela, en Wheelwright, un 2 de junio de 1941, tengo 82.
Después del secundario en el Normal Nº 3 de Rosario, ingresé al ISER de Buenos Aires, no había escuela de locutores en el interior del país en los años sesenta. Hice las prácticas en Radio El Mundo y en Canal 13 y ahí conozco una noche en LR1 a Eugenio Casali, le estaban haciendo una nota porque iba a poner una radio en la Patagonia argentina, en Puerto Madryn. Le di mi tarjeta y al poco tiempo me llama para que mande un demo, mandé unas tandas comerciales de aquella época que hice junto a Rina Morán y María Ester Vignola. La radio se inauguraba el 28 de Julio de 1963 y yo no tenía respuesta. Lo llamo a Casali y me dice: “Lara, no lo llamé porque usted debe ser un locutor muy caro si grabó con Rina y María Esther”. “Véngase enseguida”, me dijo, y ese día, día del desembarco de los galeses en Puerto Madryn, inauguro LU17 Radio Golfo Nuevo.
Después de esos primeros tiempos en la Patagonia, ¿cómo fue el derrotero?
Estando dos años en la Patagonia, en el 63-64, en el 65 se produce una vacante acá en LT8 donde mi padre, que era músico estable de la radio, hacía un micro en las tardes que se llamó “Un piano en la tarde”. Ingreso por esa vacante, aunque mi primera prueba fue en LT2: lo primero que dije en Rosario fue “Hasta aquí, LT2, estación de Rosario de la red argentina de emisoras Splendid, ha transmitido con LR4 radio Splendid Buenos Aires”. Pero debuté estable en LT8.
Ya instalado en Rosario, habiendo pasado por LT8, ¿cómo siguió su historia?
Estaba en LT8 y en Canal 5 simultáneamente, hacía doble turno. Después paso a Canal 3, hago programas en las otras radios y después vino el arranque de la FM3, la primera emisora oficial de frecuencia modulada de Rosario donde también tuve el placer de estar y trabajar.
¿Quiénes lo ayudaron cuando empezó a trabajar?
En primer lugar mi familia y luego los compañeros excelentes que tuve en el ISER que me bancaban porque yo era el único estudiante del interior. Locutores que fueron grandes me acompañaban todas las tardes y, como mis compañeros se iban a sus respectivas casas, yo me iba a visitar alguna radio, visitaba Mitre, Del Plata y por las noches iba a Canal 13 para estar junto a mi maestro Badía en la cabina del canal.
¿Cuánto de naturaleza y cuánto de formación académica tiene el oficio?
Yo creo que cincuenta y cincuenta. Lo mejor fueron las prácticas en Radio El Mundo y en lo que fue la inauguración de Canal 13 de Buenos Aires, con Goar Mestre a la cabeza. Mi profesor de televisión en ese momento era Juan Ramón Badía, el papá de Juan Alberto. Fui admirador de la radio estrella de ese tiempo, que era LR1 Radio El Mundo y tuve la suerte y la dicha de pisar esos estudios siendo estudiante del ISER y haciéndome amigo de Carrizo, Fontana, Larrea, entre muchos otros.
La incumbencia del locutor es amplia. ¿Cuál de sus facetas disfrutaba más?
Me defino como un correcto locutor comercial, me gusta la tanda. Ahora me mataron con la computadora, está todo grabado (ríe). Yo vengo de la radio artesanal, donde todo era en vivo y en directo, la tanda comercial no estaba grabada. Lo artesanal fomentó mi vocación por el locutor comercial, me encanta la publicidad, la tanda.
¿Qué relación le ha quedado con la enorme cantidad de alumnos que ha tenido? ¿Lo reconocen, lo siguen viendo?
A mí me emociona mucho cuando enciendo una radio o veo un canal, de cable o aire, y siempre hay una voz que pasó por la escuelita de Lara. Lo mío fue preparatorio al ingreso a la carrera oficial, yo los preparaba para que dieran bien el examen de ingreso a la famosa “20 de Junio” de aquel tiempo. Es un orgullo para mí sentirme acompañado por voces que pasaron por ahí, entre ellos Marcos Marcelo Pereyra, Rafael Albarracín, Gachy Santone, Novaresio...
¿Qué acontecimientos trascendentes recuerda usted en donde le ha tocado poner su voz?
La cadena nacional desde LRA5 Rosario cuando llegó el Papa a nuestra ciudad, era la cabecera para toda la red argentina junto a la compañera Mercedes Noble. Fue un momento muy emocionante porque nos sentamos en el estudio principal de Radio Nacional a las doce y nos levantamos recién a las veinte, estando atento a las distintas radios nacionales que se iban incorporando a la cadena.
¿Por qué el retiro? Se lo escucha perfecto y la pregunta que surge es cuál es la causa...
Cumplí 60 años de profesión y 82 de edad, creo que es justo y necesario cerrar el ciclo. Como la radio de Madryn también cumple 60 años el próximo 28 de Julio, quiero cerrar donde comencé. Creo que es necesario retirarse a tiempo, como hicieron las grandes estrellas del cine, Zully Moreno, Olga Zubarry, Laura Hidalgo y otras. Sólo seguiría haciendo animaciones, presentaciones o conducción de eventos, lo haría en forma solidaria, al cachet que se me pague lo voy a dividir con alguna ONG, o presencias, como hace Mirta Legrand, estar en una mesa dialogando.
¿Cómo ve el oficio y la profesión con el paso del tiempo? ¿Qué lugar ocupa el locutor en la sociedad y en los medios?
Tendría que decir una palabra muy fuerte: la profesión está bastardeada. Cualquiera pasa comerciales, cualquiera hace de periodista y cualquiera opina. No se ha tomado la dimensión del valor de la palabra, la palabra es un arma y hay que saberla emplear y disparar. La verdad es que me duele ver cómo están en este momento la radio y la televisión.
¿Se siente reconocido por el mundo de los locutores de Rosario?
¡Sí! Cuando fue el día del locutor (3 de julio), se hizo una reunión con cuarenta y cinco profesionales nuevos, me emocioné tanto que no pude hacer el brindis, llegué a la mitad del discurso. Vi tanta gente joven haciendo uso del micrófono, ya matriculados, algo que yo defiendo mucho en la profesión.