Santiago Giorgini, cocinero que se hizo reconocido por su participación el programa La Peña de Morfi, vivió un momento de mucha angustia cuando el pasado domingo se despertó de la siesta rodeado de humo y gritos de los vecinos debido a que su casa se estaba incendiando, siniestro que pudo ser controlado y que solo dejo daños materiales.
La esposa del destacado chef, Juli León, describió en las redes sociales la angustia que transitó con Giorgini cuando fueron alertados por los vecinos que algo en su domicilio se estaba prendiendo fuego, más aún por el denso humo que había invadido toda la casa, pero que por suerte no produjo heridos.
"¡Estamos sanos y salvos! ¡Estamos vivos! Jamás imaginé que alguna vez tendría que escribir algo así. A la tardecita el motor del secarropas se quemó, empezó a prenderse fuego y siguió propagándose; nosotros dormíamos la siesta", narró Juli León.
"Las chicas por suerte no estaban, los vecinos gritaban y no escuchábamos nada. Santi de pronto se despertó aturdido, bajó, yo lo seguí. Todo era humo. No veíamos nada. Busqué a Tita (mascota). Por suerte la encontré y estaba bien, pero fue una pesadilla de esas de las que una se levanta empapada en sudor", agregó la esposa del cocinero que los domingos desde el mediodía le aporta todo su atractivo culinario al programa de Telefe.
La mujer del cocinero prosiguió con el relato del siniestro: "Yo creo que mis suegros y mi papá tuvieron mucho que ver, tenemos tres Ángeles de la guarda, lo sé. Estamos seguros de algo, que si nos preguntaran: ‘¿Qué salvarías de tu casa en un incendio?’, contestaríamos: ‘Nada de nada, solo nosotros’".
"La vida es un regalo precioso. Gracias Universo por dejarnos seguir acá. Y gracias a los mejores vecinos del mundo… ¡los nuestros! A todos los que se movilizaron enseguida para rescatarnos. Nos esperan semanas complicadas. La casa quedó inhabitada por el hollín. Seguimos muy movilizados, conmovidos y agradecidos", escribió.
Y finalizó: "Tantos pero tantos mensajes contando que también se van a dormir o a trabajar dejando lavarropas, secarropas y lavavajillas funcionando. Era un secarropas, pero podría haber sido cualquier otro artefacto. Repitamos juntos: ‘Nunca más voy a dejar artefactos en funcionamiento si no estoy cerca para poder controlarlos’".