Durante una charla con Escenario, El Cigala reveló qué le atrae de la música mexicana y mencionó a referentes del género como José Alfredo, Javier Solís, Armando Manzanero, Consuelo Velázquez o Chavela Vargas, algunos de los cuales tuvo el privilegio de conocer. Apasionado en sus declaraciones y siempre con mucho humor, previamente a la entrevista Diego quiso dejar un mensaje: “Vamos a reírnos un ratito, vamos a tener una charla bonita, pero antes de todo quisiera mandar un mensaje al mundo entero. En mi mensaje, antes de cantar y subirme a un escenario, es pedirle al mundo que le dediquemos, de 24 horas que tiene el día, cinco minutos a Dios, al creador del cielo y de la Tierra, a Jehová, nuestro Dios, al que mandó a su hijo en cuerpo y alma a sacrificar su vida por nosotros para el perdón de todos nosotros. Que el mundo dedique cinco minutos a orar y a darle gracias a Dios por todo lo que nos da en esta vida”.
Con el mismo tono pausado y firme, ante la consulta de si ese mensaje también, de alguna manera tenía implícita una referencia a la guerra entre Ucrania y Rusia, explicó: “Sí, aparte de que soy evangélico, cristiano, amo a Dios sobre todas las cosas porque sin El no sería nada, El es el que nos da el sustento de todo. Se trata de vivir la vida, pero hay que estar conforme a su palabra. Y eso no lo hacemos. El primero que no lo hace soy yo. Yo soy un pecador”, dijo entre risas, y luego, más serio, afirmó: “Pero amo mucho a Cristo y le tengo mucho respeto a Dios. Cuando te arrepientes de corazón, la paz de Dios no te deja. Yo pediría que los gobiernos se unan y paren esta guerra, que Dios ponga en su corazón un mensaje de paz y amor para el mundo. Hay gente que está muriendo. Los que tenemos un poco de voz tenemos que decirles a los señores de los gobiernos del mundo que paren esa guerra”.
—Viene de años atrás, de mis viajes tan maravillosos a ese país, con mi compañera, que en paz descanse, en esas noches bohemias. Me enamoré de la música mexicana, del bolero ranchero. Desde que me decía Chavela Vargas, que en paz descanse, que tenía que cantar a México; Don Vicente Fernández, que en paz descanse, que ha sido un pérdida irreparable, José Alfredo, Javier Solís, Armando Manzanero, Consuelo Velázquez, todos estos genios han sido para mí muy importantes y ahora con mucho amor y mucho respeto. Este disco es un sueño que tenía desde hace años durante mis viajes a ese hermoso y querido México. Tuve el honor de cantar con Chavela Vargas, con Consuelo Velázquez, con Don Vicente Fernández.
—Esos clásicos que son parte de la memoria colectiva de dos generaciones. ¿Cuál es el desafío y estar a la altura del original?
—Estar a la altura yo no sé.. (risas). Pasa que ellos han dejado el listón tan alto... ellos han dejado la genialidad. Los reyes de la ranchera, de la música tradicional mexicana la han dejado estos genios. Yo lo único que hice fue poner un pequeño granito de arena con mi flamenco. Pero, sin perder ese flamenco tampoco un flamenco ortodoxo, jondo, porque no hubiera pegado ni con cola, pero sí un flamenco con mucha musicalidad y sobre todo con esa clase de transmitir. Tienes que transmitir, meterte en la piel de cada tema, que son once, y eso es como ir a un sastre y hacerse once trajes a medida. Para mí lo mejor ha sido la búsqueda de los once temas y tuvieron que pasar diez años. Me encontraba con uno, iba a la Plaza Garibaldi (famosa por los espectáculos de música tradicional mexicana), me sentaba, me tomaba una botella de tequila y salía llorando y diciendo ay, ay, ay! (risas). Pero cada vez aprendía más y cuando vi grabar a Mariachi Vargas fue un sueño; Los Panchos, Los Macorinos, Chavela, La Sonora Santanera, estar con ellos, compartir con ellos. Todos esos en un estudio, imagínate la emoción. Yo lo único que quería era que sonase a México, pero que suene cigalero. Igualmente con “Somo novios”, de Armando Manzanero, yo estaba cagado de miedo, estaba que se me caían los calcetines (risas). Creo que no hay letra tan bonita como esa, como todo lo que hacía él.
—¿Qué te atrae más de este estilo? ¿La letra, la poesía, la música?
—Me atrae todo. Me gusta la musicalidad, las letras porque hablan de nostalgia, amor, desamor, desengaños, traiciones, desahogo, pena, llanto, alegría. Todo eso es como el flamenco. Es muy parecido. También es muy arrabalero, es pendenciero, es nocturno. Para cantar una buena ranchera con unos amigos a las 2 de la mañana, qué padre, qué chingón ¿no? (risas).
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Una década atrás, mismo escenario. En septiembre de 2012, Cigala también actuó en El Círculo.
Francisco Guillén/La Capital
—Mencionás la fusión del flamenco con la música mexicana, también hiciste tangos. En Argentina solía darse la discrepancia entre el tango tradicional y el que hacía Piazzolla, que algunos decían que no era tango...
—¡Joder! Si dicen que lo de Piazzolla no era tango... lo que pasa es que el señor Troilo y Piazzolla fueron los innovadores, y más Piazzolla. El fue innovador con “Libertango”, por ejemplo, pero no nos olvidemos nunca de mi querido gitano, que en paz descanse, Rubén Juárez, el gitano argentino, de Córdoba. Hasta el día de hoy no he visto a ningún cantante que toque al mismo tiempo el bandoneón blanco. Pasamos muchas noches juntos, cantando y tocando (canta un fragmento de “La última curda”, de Roberto Goyeneche).
—¿Esas fusiones enriquecen a la música o le quitan pureza?
—Qué va... cuando uno lleva la pureza nunca puede morir, al contrario. Es como los buenos vinos, cuanto más viejos, se hacen más pellejos (risas). Y Piazzolla estaba adelantado a su tiempo totalmente, pero sabía perfectamente qué era el tango. Pero a él le encantaba coger el bandoneón y ponerse enfrente con una filarmónica detrás. Y nadie lo hacía en aquella época. Lo mismo que mi querido Gardel, que creo que es uno de los genios de Argentina, aunque para mí Roberto Goyeneche es lo más de lo más. Son dos cantantes muy diferentes, con dos almas muy fuertes, pero él es tan visceral que me recuerda mucho a mí (risas). Yo escucho cantar a Goyeneche y es como si escuchara cantar a Camarón. Y con México me ha pasado lo mismo. Me he topado con figuras enormes. Y en Argentina a mi querido Calamaro, que lo amo.
—¿Y a Fito, que es rosarino?
—Tengo unas ganas locas de conocerle. Creo que es una máquina, una fiera, un genio, lo admiro muchísimo. Es un artista muy personal, con letras maravillosas. Me gustaría un día poder cantar con él, en fin, divertirnos, porque la vida se trata de divertirse y vivir. Vivir, pero con elocuencia.
Diego El Cigala - Si Tú Me Dices Ven (Official Video)
—¿En qué se transformó hoy el amor romántico al que le cantan los boleros? ¿Es lo mismo para las generaciones anteriores que para los jóvenes que tal vez prefieren el trap?
—Creo que la juventud escucha otras cosas, pero cuando escuchan un bolero bonito les llama la atención, les gusta. No están acostumbrados, viven otros tiempos de música, otras tendencias. No les puede gustar el bolero como a nuestros padres que a un niño de 15 o 18 años, pero sí se les puede educar de a poco, poniéndole por ejemplo a Frank Sinatra, a Nat KIng Cole, a Benny Moré, Lucho Gatica, Antonio Machín, a Goyeneche, Rubén Juárez. Aprenden, les gusta y van viendo. Es como el flamenco que a los jóvenes no les entra, pero han entrado muchos de la mano del Cigala. Lo mismo que muchos niños no han escuchado a Camarón, pero lo han escuchado a través de Cigala, y para mí es un orgullo y un placer. Eso más que nada es darles una educación a la juventud de que no es todo la música rápida de McDonalds y esas cosas que vienen. Con esto no quiero hacer una crítica a nadie porque yo no estoy para criticar a nadie. Yo la crítica la hago para mi mismo cuando no me gusta cómo canto (risas).
—En algunas canciones como “La media vuelta”, que está incluida en el disco, hay una figura de un hombre dominante sobre una mujer que aparentemente es la dominada. ¿Cómo ves estas relaciones en las letras de algunos boleros o tangos?
—¡Joder! Yo lo veo como machistas (risas). Es una broma, porque la mujer es lo mejor que ha pasado en el mundo, sin ellas nosotros no seríamos nada. Pero lo que pasa es que antes, es verdad que entraba más el hombre, la mujer tenía menos voto y en aquella época se vivía así. (Canta un fragmento de “La media vuelta”). Creo que mola.
—¿Qué proyectos tenés para el final de la gira?
—Tengo un disco de bolerazos, un disco de flamenco que ya era hora, y luego estoy metido en un berenjenal bastante gordo que ya llevo bastantes años detrás de él, como es hacer un disco de sinfónica con flamenco y espero contar con mi hermano Gustavo Dudamel.
—¿Y cine, siendo una figura tan emblemática de España?
—¡Joder! Yo no es por nada, pero creo que en el cine molaría, de verdad (risas). Además, si me ponen a mí un papel de maluco, de ¡al ataque, atrás! (risas). O que me llamen para la serie “El marginal”. Pero es broma todo esto también y ¿sabes por qué? Porque tengo tanto respeto al cine, hay tantos genios en el cine, que me da pánico. Lo que sí me gusta es “El marginal” o “Vikingos”, están tan bien hechas, con qué pedazos de actores, como Ricardo Darín, que es mi amigo y un genio del cine. Me gusta mucho el cine, pero le tengo mucho respeto, así que no sería actor.