Caburo respira blues, ayer, hoy, mañana, todos los días. Ahí decanta solito que el título del nuevo disco de su banda Caburoblus se llame así: "Todos los días". "Creo que hoy no podría hacer otra música", reza el veterano cantante y autor ideológico del grupo que toca hoy, a las 22, en el CEC Vinilo Café (Paseo de las Artes y el río). Como frutilla de postre, acompañará a la banda Claudia Puyó, un lujo blusero.
A la entrevista con Escenario llegan a la Redacción los cuatro Caburoblus, como debe ser. Pero no es un hecho casual, es que esta banda es más banda que nunca. Se nota en el sonido "más maduro", como argumenta Pupe Barberis, el baterista, una suerte de vocero de esta formación y quien, después del líder, es el integrante más antiguo del grupo.
Los casi nueve años que pasaron desde "Caburoblus" el primer disco, al que le siguió "Blues del Saladillo", dejaron un terreno fértil para que floreciera un blues con mucho de genuino y otro tanto de una herencia inevitable. Es que este sonido potente con canciones de aroma rosarino combinan una poética urbana y cotidiana que recuerda al mejor Manal.
"Manal es una referencia clara en mí" dice un Caburo escueto, con voz de ultratumba, cuando se le marca la agradecida comparación con el emblemático trío que en los 70 lideraba Javier Martínez.
Basta escuchar "Amor de otoño" ("un tema de otro planeta", comenta Barberis), en el que Caburo canta "Viejas baldosas viejas/adornadas con fasos y porrón/y el taconear lejano/distante de un amor", para linkear con "Avellaneda blues", y esa postal de barrio, de calle, de intimidad.
A lo largo de las 11 canciones se percibe ese aire blusero y familiar, en el que Caburo putea sin ponerse colorado contra los políticos de turno ("Hospital", en una nueva versión); y también contra el vecino que "te da lata" y los albañiles del edificio de enfrente. Pero ese flash llano y cotidiano se codea con la poesía romántica, ¿por qué no?: "La vereda está desierta sólo cuando vos no estás" ("Todos los días").
El flamante material incluye un homenaje a Pappo ("Lo mejor de la Paternal"); una ironía hacia la Justicia, no exenta de humor ("Señor juez"); un derrotero sobre la vida del grupo en las giras ("Llueve"); una parábola del destino cruel ("Las bolas del diablo") y otro estiletazo al mejor estilo de Manal ("Aunque empiece a llover").
Y siempre Rosario. En cada tema, en cada disco. "Creo que Caburo no podría hacer nunca un blues rural, es tan urbano. La ciudad de Rosario está presente todo el tiempo, pero no es en una canción, es en toda su obra", aporta Barberis.
Este es el primer trabajo con esta nueva formación: Caburo, en voz; Pupe Barberis, en batería y coros; Willy Echarte (guitarras y coros), en lugar de Ariel Fiore; y Pachi Castaño, en bajo, en reemplazo de Yuli Taborda.
Las colaboraciones en el disco son de alto vuelo. Desde los teclados de Lucas Russo (de la banda de David Lebón) hasta las voces de Ike Parodi y Sandra Corizzo (se luce en el final de "Culpable"), y la armónica de Jacobo López, que también tocará esta noche, y que se destacó en su participación en "Blues del almacén", único tema que firma en soledad Caburo Vitantonio, que cierra el disco.
Para Caburo, el responsable de gran parte del buen sonido del grupo es Willy, también violero de Vudú. "La mayoría de los arreglos son tuyos, Willy", le dice Caburo a Echarte, casi como retándolo ante un evidente gesto de humildad de su compañero de escena. Es más, el tema "Hospital", dedicado al Centenario, es de Willy y Caburo, y fue grabado en el primer disco de la banda. "Lo grabamos otra vez en este disco porque el tema lo habíamos hecho juntos y él nunca la había grabado", revela el cantante, quien también es conocido en el palo rockero por darle con fuerza y buen gusto a las tumbadoras, en los tiempos en que su bigote lucía mucho más tupido.
Los cuatro están muy comprometidos con este presente, y lo disfrutan, pero son de los que transpiran la camiseta, y no sólo mientras están tocando. "Nunca dejamos de tocar, estamos todos los días pensando en la banda y en cosas positivas", dice Pupe y como al pasar desliza el título del disco, lo que ratifica que esas palabras y ese sentir estaban en el alma de Caburoblus.
"Ahora vamos por más", dice Caburo, "sin olvidarnos de la realidad nunca, el tema era dar un salto de calidad en el audio del disco que, por otra parte, lo bancamos nosotros", deslizó el cantante y afirmó así la propuesta autogestionaria de esta producción local.
"Creo que hoy no podría hacer otra música, me expreso muy bien a través del blues. Justamente porque es un género donde puedo descargar todo lo visceral que soy y hasta me puedo dar el lujo de cometer errores, sin que nadie se dé cuenta, o si se dan cuenta está todo bien", desafía Caburo. "Pero lo padecemos nosotros", sueltan a coro y sin desentonar Pupe, Willy y Pachi. La carcajada se adueña del momento y la nota se va cerrando. De fondo, claro, suena otro maldito blues.