El director y dramaturgo Néstor Zapata recupera en su última obra, “Blanca en Alfonsina”, la síntesis y representación de una forma de entender y estar en un mundo que apela a “los sentimientos más entrañables” y en el que “la poesía se confunda con lo cotidiano, la realidad con la imaginación”. Lo hace a través de Blanca, una costurera y luchadora madre soltera con alma de poeta, y Alfonsina Storni, un referente “de aquellas mujeres pioneras en la lucha por el rol de la mujer en la sociedad”. Zapata, al frente del grupo Arteón desde sus inicios hace casi 58 años, encara con esta pieza una nueva propuesta del grupo Arteón con 58 años de una trayectoria sólida y pionera. La obra cuenta con las actuaciones de Adriana Frodella, Bárbara Zapata, Matías Tamburri, Santiago Pereiro y Fernando Galassi. La pieza se estrenará este sábado 7, a las 21, y continuará en cartel los sábados de octubre y noviembre en la sala de Sarmiento 778.
Hace años escribí un monólogo breve llamado “blanca@com” con la actuación de Sara Lindberg y siempre me quedó la intención de desarrollarlo o de filmarlo, y en los últimos tiempos, un poco por necesidad y un poco por magia, fueron apareciendo los personajes y logrando su lugar en aquella historia de Blanca, nuestra humilde costurera del barrio. Yo sentí que a ella “le debíamos unas palabras” y así nació el texto de “Blanca en Alfonsina” y luego su escenificación, su puesta en escena. Y como siempre en mis producciones, “Blanca en Alfonsina” transita por múltiples lenguajes de la creación escénica, donde se fusionan el actor y el teatro, las imágenes proyectadas, el texto en este caso bastante poético, la música y banda de sonido original, la luminotecnia con un sentido totalmente dramático, lo escénico del vestuario, los objetos.
Cada personaje que fue naciendo en mi historia tiene, sin lugar a dudas, algunas raíces de mi propia vida. Por ejemplo, en mi lejana infancia nuestra vecina era una costurera, madre soltera y ejemplo de lucha por la dignidad de su familia. En el caso de Alfonsina, es una reminiscencia del pasado, para nada histórica, sino poética y significativa de aquellas mujeres pioneras en la lucha por el rol de la mujer en la sociedad. Horacio, nace ante la necesidad de un personaje apasionado y de amor desenfrenado, un poco inspirado en algunos pasajes de la vida del gran autor Horacio Quiroga. Fernando, el hijo de Blanca, es uno de los tantos argentinos que “el corralito” expulsó de nuestro país y tuvieron que emigrar para poder subsistir y darse la alternativa de un futuro. Y por último El Oscuro es ese hombre que, teniendo la posibilidad del amor, no tuvo el valor de su entrega, de asumirlo e intenta, tal vez demasiado tiempo después, asumir su cobardía, confesarla.
¿Quiénes serían en la actualidad las Blancas, Alfonsinas y los otros personajes masculinos mencionados en la obra?
Blanca y Alfonsina, dos mujeres que desde distintos momentos de la sociedad y en tan distintas épocas de la historia de nuestro país, comparten un paralelo profundo de sus vidas: su necesidad de amor, su soledad, su ser madre soltera, su lucha por la dignidad. A la vez, en nuestro imaginario, se necesitan una a la otra. Blanca, en su sueño de escribir poemas y parecerse en algo a su admirada Alfonsina, y esta, en que finalmente la rescaten del olvido, valoren sus luchas, su obra, su pensamiento. Igualmente para ambas, en nuestra propuesta poética, está presente hoy un “tiempo de regreso”, una posibilidad de realizarse en cada mujer aquellas necesidades y sueños postergados y aportar una forma de rescate a su rol imprescindible, como protagonista en los distintos momentos de nuestra historia y símbolo de pasión, coraje, sensibilidad y entrega.
¿Qué relación los une o los separa?
A los personajes los une la necesidad que tienen de sus encuentros, para que se produzcan en ellos, la reflexión, el sentimiento, las esperanzas, las confesiones entrelazadas en el tiempo. Por momentos como parte de la realidad, en otros, como un sueño, un deseo materializado en la escena, una imaginaria relación que va más allá de los estrictos límites que establece la realidad.
En la información previa al estreno, se menciona el hecho de “poder reencontrarnos con los sentimientos más entrañables”. ¿Cuáles son esos sentimientos? ¿Qué impide o estaría impidiendo hoy ese reencuentro? ¿Qué pasó en el medio?
Este “reencuentro con los sentimientos más entrañables” se basa en la necesidad que nos impone estas épocas que estamos viviendo en el mundo, de poder aliviar estos momentos de abrumadora virtualidad, de indefectibles distancias e inevitables desencuentros, de violencia incontenible, de desprecio por los valores sensibles del arte y la creación. Sentimos necesario -más que nunca- regresar a lo más genuino de nuestros sentimientos: el amor, el compartir, la esperanza, como impulsores de lo más auténtico de nuestra existencia, como inspiradores de nuestros actos y autores de todos nuestros sueños.
También se propone que “la poesía se confunda con lo cotidiano, la realidad con la imaginación”. ¿Qué espacio tiene o le reserva hoy Argentina -y tal vez la política de la mayor parte del mundo- a las ideas de poesía e imaginación?
Precisamente a la amenaza vigente hoy de opacar y ocultar los valores que hacen al sentido de nuestra vida y de nuestra identidad, como lo son la imaginación, la libre creación, la comunicación sensible, todas las formas de la ilusión, del sueño y la necesidad de un mundo mejor, y que la mejor forma de resistencia a ese ocultamiento, a esa amenaza, es oponernos con nuestras realizaciones, con nuestras creaciones y nuestra voluntad y esfuerzo irrenunciables de dar testimonio, de dar esperanza. “Blanca en Alfonsina” intenta ser una propuesta que recorre historias simples y sensibles, junto a seres y presencias que regresan a un presente, que les está y nos está reclamando la necesidad de modelos de valores, de pasión, de valentía.
¿Cómo ves desde la actualidad la historia pionera de Arteón?
Creo que Arteón es un hecho emblemático que une la trayectoria de un grupo que ha sido pionero en cuanto a su estética y su temática, en cuanto a su producción en teatro y en cine, en cuanto a la formación de jóvenes generaciones, a la cantidad de giras internacionales representando a nuestro país, en cuanto al sostenimiento de un espacio cultural independiente que ha estado siempre, y en especial en los momentos más difíciles de nuestra historia como país, al servicio de la comunidad.
¿En qué situación está la sala hoy?
Finalmente y después de mucho luchar por nuestro Arteón, la sala se encuentra hoy en la grave situación de tener que cerrar sus puertas a final de diciembre, por el vencimiento de nuestro contrato. Pero tenemos la esperanza de que las próximas autoridades, tanto en el municipio de Rosario como en el gobierno provincial, nos den una respuesta al sinsentido y al retroceso cultural que significaría el cierre de un espacio de arte emblemático para nuestra ciudad, un espacio que ha estado por más de 55 años al servicio de la cultura de Rosario.
¿Cuáles son los planes para los 60 años de Arteón?
Estamos planificando una gran movida con la participación de todos aquellos, que, de una u otra manera, han sido parte de la historia del Arteón, con una múltiple muestra de sus distintas obras y producciones teatrales, musicales y cinematográficas y con las participaciones de figuras y personalidades de nuestro país y de los distintos países que han sido parte, tanto con su presencia en nuestra sala, así como con su cálido recibimiento en nuestras múltiples giras por España, Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Estados Unidos o México y otros países.