B.B. King creía que cualquier persona podía tocar blues, y que “mientras la gente tenga problemas el blues nunca morirá”. Pero nadie podía tocar blues como B.B. King, quien murió el jueves por la noche a los 89 años en Las Vegas, donde había estado bajo cuidados paliativos. Aunque siguió actuando hasta bien entrados sus 80, el ganador de 15 premios Grammy padecía diabetes y otras dolencias. En octubre pasado se desmayó durante un concierto en Chicago, algo que luego se atribuyó a deshidratación y agotamiento.
Su quejumbrosa voz y su apasionada forma de tocar la guitarra establecieron la norma para un arte nacido en el sur de Estados Unidos y honrado e interpretado alrededor del mundo. Tras la muerte de Howlin’ Wolf y Muddy Waters hace décadas, King fue el más grande defensor de una tradición que inspiró a Jimi Hendrix y Robert Cray, Eric Clapton y Los Rolling Stones.
King tocaba una guitarra Gibson, a la que llamaba cariñosamente Lucille, combinando hermosos punteos con sonoros acordes, sutiles vibratos y notas desgarradas. El resultado podía producir escalofríos, al igual que su tema más conocido, “The Thrill Is Gone”. Su estilo era inusual. A King no le gustaba tocar y cantar al mismo tiempo, así que desarrolló un estilo de diálogo entre él y Lucille.
Incansable. B.B. dedicó al blues toda su vida. Incluso cuando su salud desmejoró daba más de 100 conciertos por año. Creía que salir de gira prolongaba sus esperanzas de vida. “Hoy tengo la oportunidad de viajar en un colectivo muy lindo y por la ventana puedo ver lo bello que es este país y lo maravilloso que es estar vivo’’, dijo una vez. “Eso para mí es como tomar más vitaminas”, aseguró. De 1950 a 1970 viajaba unos 300 días al año y pasaba el resto del tiempo en el estudio. En 1956 él y su banda dieron 342 conciertos. Para 1967 había grabado 30 discos y 225 singles. Keith Richards, al recordar sus interminables giras a mediados de los 60 con Los Rolling Stones, dijo: “Eso no es nada. B.B. King diría: «Si yo lo he estado haciendo por años»”.
King fue nombrado el tercer guitarrista más grande de todos los tiempos por la revista “Rolling Stone”, después de Hendrix y Duane Allman. Ganó 15 Grammy y vendió más de 40 millones de discos alrededor del mundo, una cifra extraordinaria para el blues. Fue incorporado al Salón de la Fama de la Fundación del Blues y al Salón de la Fama del Rock and Roll. Su álbum “Live at the Regal” fue declarado una grabación histórica digna de preservación en el Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso.
En el delta. Riley B. King nació el 16 de septiembre de 1925 en la granja de un arrendatario cerca de Itta Bena, en el delta del Mississippi. Sus padres se separaron cuando tenía cuatro años y su madre se lo llevó a un pueblo aún más pequeño, Kilmichael. Su madre murió cuando él tenía nueve años, y cuando su abuela también falleció King vivió solo en una cabaña primitiva, sembrando algodón para pagar deudas.
“Trabajaba con regularidad a los siete años. Recogía algodón y manejaba un tractor. Los niños crecían sin pensar que esto era lo que tenían que hacer. Pensábamos que era lo que había que hacer para ayudar a nuestra familia”, dijo King muchos años después.
Su padre eventualmente lo encontró y se lo llevó de regreso a Indianola. Cuando el clima era malo y King no podía trabajar en el campo, caminaba 16 kilómetros hasta una pequeña escuela. Un tío predicador le enseñó a tocar la guitarra, pero King no tocó ni cantó blues en serio hasta que se fue de su casa para unirse al ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Entre los artistas de blues y jazz que lo inspiraron estaban T. Bone Walker, Blind Lemon Jefferson, Lonnie Johnson, Django Reinhardt y Charlie Christian.
Su primera oportunidad en la música le llegó con el gospel, cantando y tocando la guitarra con el grupo Famous St. John’s Gospel Singers los domingos por la tarde en el estudio de la estación radial WGRM en Greenwood, Mississippi. Pero pronto se fue a Memphis, Tennessee, donde su carrera despegó luego que Sonny Boy Williamson le permitió tocar una canción en la radio.
Para 1948 King consiguió un trabajo en WDIA, la primera radio de Estados Unidos programada por afroestadounidenses para afroestadounidenses. Hasta entonces había sido conocido como Riley King. Necesitaba algo mejor. El gerente de la estación le dio el nombre de “Beale Street Blues Boy”, y luego lo abrevió al famoso “B.B.”.
El éxito inicial vino con su tercera grabación, “Three O’Clock Blues”, en 1950. Salió de gira y desde entonces no paró. En 1968 hizo su primera gira europea y en 1969 tocó en 14 ciudades con Los Rolling Stones. La música lo llevó desde los caminos de tierra de Mississippi hasta las reuniones más elegantes con líderes mundiales. Le obsequió una guitarra al Papa Juan Pablo II y puso al presidente Barack Obama a cantar “Sweet Home Chicago”.
Amor y admiración. La noticia de la muerte de King provocó ayer un despliegue de homenajes de músicos de todas las generaciones. Incluso el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, señaló en un comunicado: “El blues perdió a su rey y Estados Unidos perdió una leyenda. La música de King te queda en la cabeza, te hace moverte y te hace hacer cosas que probablemente no deberías, pero que siempre estarás contento de haber hecho. Nadie trabajó más que B.B. Nadie inspiró más a nuevos artistas. Nadie hizo más para propagar el evangelio del blues”, aseguró el mandatario.
Otra estrella con la cual había tocado y tenía amistad, el guitarrista Eric Clapton, también rindió homenaje a King: “Sólo quiero expresar mi tristeza y decirle gracias a mi querido amigo B.B. King. Quiero agradecerle por toda la inspiración y el aliento que me dio como guitarrista a lo largo de los años y por la amistad que disfrutamos. No hay mucho que decir porque esta música ahora es casi cosa del pasado y no quedan muchos que la toquen del modo puro en que la tocó B.B. El fue un ejemplo para todos los que amamos este tipo de música y le agradezco desde el fondo de mi corazón”, expresó en su página de Facebook.
“B.B., cualquiera podría interpretar un millar de notas y no llegar a decir nunca lo que vos decías en una sola de ellas. QEPD”, escribió por su parte en Twitter el guitarrista y cantante Lenny Kravitz. Por su lado, el canadiense Bryan Adams tuiteó: “QEPD B.B. King, uno de los mejores guitarristas de blues de todos los tiempos, quizá el mejor. El podía hacer más que nadie con una sola nota”.