Viajar con niños puede ser un desafío, pero con planificación y algunos trucos, el trayecto puede resultar mucho más tranquilo y disfrutable. Desde la elección del vuelo hasta mantener a los pequeños entretenidos a bordo, estos consejos ayudan a que toda la familia llegue relajada y lista para disfrutar del destino, sin estrés innecesario.
Elegir vuelos directos
Evitar escalas minimiza el estrés y facilita la comodidad del niño. Cuando no hay vuelos directos, conviene dejar tiempo suficiente entre conexiones para alimentación, cambios de pañal y desplazamientos, evitando apuros que generen incomodidad.
Volar a la hora del sueño
Los vuelos nocturnos o que coinciden con la siesta del niño suelen ser más tranquilos. Dormir durante gran parte del trayecto permite que el viaje se sienta más corto y descansado para toda la familia.
Reservar asientos estratégicos
Los asientos de pasillo facilitan el acceso al baño; los de ventanilla ofrecen más privacidad durante la alimentación. Para vuelos largos, conviene consultar por los moisés disponibles, que aseguran un lugar seguro y cómodo para que el bebé duerma.
Preparar el equipaje del niño
Llevar solo lo esencial, pero tenerlo a mano: pañales, toallitas, mudas y biberones. Compartimentos accesibles y bolsas plásticas para ropa sucia permiten encontrar rápidamente lo necesario, evitando prisas y estrés.
Cuidar la documentación
Pasaporte, certificado de nacimiento y permisos adicionales son imprescindibles, especialmente en viajes internacionales. Revisar normas de aerolínea sobre carricoches o sillitas evita sorpresas al embarcar.
Aliviar los cambios de presión
Durante despegues y aterrizajes, ofrecer chupete, biberón o pecho. Para niños mayores, sorber agua o masticar algo ayuda a prevenir molestias en oídos y sensación de presión.
Llevar entretenimiento
Juguetes pequeños, libros de tela o mordedores ayudan a mantener la atención. Alternarlos con canciones, cuentos o juegos de palabras permite que el niño se entretenga durante más tiempo.
Planificar la alimentación y tentempiés
Snacks familiares y fáciles de comer evitan malestar. Alimentos que el niño ya conoce generan tranquilidad y sirven como distracción en momentos de espera o turbulencias.
Aprovechar ventajas familiares en aeropuertos
Llegar con tiempo, hacer check-in con anticipación y usar embarque preferente facilita todo el proceso. Caminar un poco antes de embarcar ayuda a que el niño queme energía y llegue más relajado al avión.
Mantener la calma y ser flexible
Los niños son imprevisibles. Ajustar planes según necesidades de descanso o alimentación y hacer pausas cuando sea necesario repercute positivamente en su ánimo y en la experiencia de toda la familia.
Vestir al niño en capas
La temperatura en cabina puede variar. Varias capas permiten adaptarse fácilmente y los tejidos suaves y transpirables, como el algodón, aseguran comodidad durante todo el vuelo.
Solicitar ayuda cuando sea necesario
La tripulación puede asistir con biberones, servilletas o acomodación, haciendo el viaje más llevadero para todos y evitando tensiones innecesarias.