A 110 km de la ciudad de Puerto Deseado se encuentra la Estancia “Cerro del Paso”, un ejemplo de la típica estancia patagónica santacruceña. En un entorno natural que se sobrepone a la intervención humana, “Campamento Darwin”, lleva el nombre de su primer visitante ilustre, el naturalista Charles Darwin, por allá en el siglo XIX, y se erige como una propuesta que invita a la contemplación de la naturaleza en su expresión más pura, al mismo tiempo que permite explorar la historia que supo forjar la identidad local.
Campamento Darwin es una propuesta para aquellos curiosos amantes de la naturaleza y apasionados por conocer la historia. Con distintas modalidades, que pueden o no incluir pernoctación en la Estancia, los circuitos en el interior del predio incluyen: paseos por cañadones, miradores de hasta 40 metros de altura, sitios históricos, almacenes de campo y, como elemento central, la vivienda original de la estancia, la que permite incurrir en el estilo de vida de antaño, pero reciclada y adaptada para dar comodidad y confort y garantizar una experiencia única. Cerro del Paso, como escenario de una de las excursiones, atesora algunos baluartes de la historia de la región, los que ofician como “portales” que invitan a conocer otros tiempos.
Dos siglos de historia
Desde 1833, cuando Charles Darwin desembarcó allí, pasando por el siglo XX, cuando comenzaron los primeros asentamientos con la fundación de la Estancia por parte de la familia Marsicano; y desde allí, el inicio de la actividad ganadero ovina, lo que definió este sitio como lugar de acopio de cueros, que luego eran embarcados y distribuidos desde el puerto.
Quedan testimonios tangibles de estos tiempos que transportan al visitante en la historia: un retrato de Conrad Martens que oficia como un recorte temporal, donde la casi inexistente acción del hombre permite evidenciar la perpetuidad de un paisaje por algo más de un siglo.
Por otra parte, el almacén de la familia Martínez, junto al paso Marsicano, refieren al desarrollo económico de la zona de principios del siglo XX, y, por derivación, su importancia como fonda y sitio de alojamiento, que satisfacía las necesidades de los transeúntes; todo ello amparado por un agreste entorno natural.
Las visitas programadas sólo pueden realizarse con los guías de Campamento Darwin, lo que garantiza una experiencia plurisensorial: avistaje de flora y fauna autóctona, formaciones geológicas, miradores panorámicos naturales, que pueden recorrerse en tres medios diferentes: en automóvil, bicicleta o a caballo. Para quienes optan por pernoctar, la noche ofrece cielos diáfanos que exponen su inmensidad ante la ausencia total de contaminación lumínica.
Esta es una alternativa de Puerto Deseado, en la provincia de Santa Cruz, ideal para todas las edades, con propuestas que se adaptan a las expectativas de los visitantes, generando una experiencia única en una estancia típica patagónica de más de 100 años.
