Tadeo siempre fue fanático de “los fierros” y llegar de Pergamino para estudiar Ingeniería Mecánica en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) fue un paso obvio en su vida. Interesado en la electromovilidad, se propuso conducir un auto eléctrico modificado con sus propias manos. Fue así como nació el proyecto de reconvertir un Suzuki Swift modelo 96.
El primer paso de Tadeo Vucotich fue contactar a un proveedor local ya que la mayoría de los componentes de un motor eléctrico son importados. Visualizó el auto y lo compró. Transformarlo fue una tarea que disfrutó de principio a fin y lograr la tarjeta verde en el Registro del Automotor fue la coronación.
El Suzuki pasea por la zona noroeste de la ciudad sin envidiarle nada a los autos “nafteros”. Los 100 kilómetros de autonomía le permiten a Tadeo recorrer la ciudad y a la hora de cargar la batería se enchufa a 220 watts “como un celular". El Swift se ve como nuevo. Su condición de eléctrico elimina la emisión de sonido y cuando está detenido ante una luz roja de semáforo parece que no estuviera en calle. La contaminación sonora de la combustión queda atrás, primer beneficio de este tipo de rodado.
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Además del motor y los componentes estrictamente mecánicos, el ingeniero colocó un nuevo sistema para el alternador de luces y aire acondicionado, restableció la asistencia al freno, se dio el gusto de sumar sensores de posición para la asistencia a la hora de estacionar y retapizó los asientos, entre otras modificaciones para “embellecerlo”, explicó Vucotich a La Capital.
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La meta la tenía clara y su trabajo minucioso llevó al pergaminense a indagar en el sistema Arduino (placas electrónicas para crear hardware); así creó un velocímetro y otros accesorios para tecnologizar el vehículo.
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Los rodados de estas características tienen entre su beneficio una mayor “agilidad para el uso urbano por su reacción, al no tener cambios acelera mejor por el torque (fuerza necesaria para moer el vehículo)”, resumió el ingeniero. Otro punto a favor del auto eléctrico: la cantidad de componentes en movimiento es muy baja por lo que la instalación y mantenimiento son considerablemente menores a los de uno convencional. “No solo tiene una vida útil, sino que, por ejemplo, al tener frenado regenerativo se recarga la batería y no se desgastan los frenos porque no llevan fluidos como aceites que erosionan las partes de un motor a nafta”, explicó.
Vucotich se define como “autodidacta”, habla con enorme pasión sobre su Suzuki. Solo requirió ayuda para fabricar piezas a profesionales del exterior y se alegra al contarlo. Y más se enciende cuando levanta la tarjeta verde, la primera para un vehículo de Santa Fe, que le permite circular con una libertad impulsada a batería.
El proceso
Todo comenzó cuando casi como un hobby Vucotich realizó un curso con la organización uruguaya Auto Libre en 2016. La pasión por la movilidad a base de energía eléctrica lo motivó a emprender este trayecto, pero la dificultad para importar fue su primer freno. De todas formas, la idea ya había hecho rugir el motor del proyecto, que en 2023 retomó.
En un primer momento, el ingeniero mecánico intentó traer el kit de primera mano, aunque la burocracia detuvo el proyecto. El 10% de tales componentes (en términos de costo) podrían conseguirse acá eventualmente, pero siempre hablando de accesorios periféricos y no los principales como motor, baterías, y controlador. Por eso, en octubre de 2023 contactó a un proveedor especialista y el proceso ya estaba sobre ruedas. La compra del vehículo no fue azarosa: “En principio tenía que ser un auto liviano y estéticamente, a mi criterio, lindo. El Suzuki completó esos requisitos”, contó Vucotich.
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Sin embargo, la razón fundamental de la adquisición fue el motor a combustible totalmente destruido: “En mi primera prueba no quería gastar plata en cambiar algo que funcionaba, sin saber cómo iba a responder a lo que iba a aplicar. Al estar fundido fue ideal”.
Vucotich reconoció que el tiempo de reconversión no pudo ser lineal por la demora en el ingreso de componentes. Pero cuando el paquete del exterior llegaba, era todo un acontecimiento para la familia. Tadeo pasaba horas en el garaje de su casa que fue reconvertido en un taller mecánico. “Trabajaba 26 horas de las 24 que tienen los días.”, bromeó. Relegó el ocio para poner manos en el motor que tanto deseaba. Su familia, mientras tanto, miraba con escepticismo cómo Tadeo convivía entre herramientas y conexiones eléctricas, pero acompañó el proceso. “Ellos comprendían lo que me llenaba”, reflexionó. Hoy toda la familia Vucotich disfruta del Suzuki Switf 1996 y él sueña con ver a sus hijos al volante.
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Fueron cuatro meses de arduo y reconfortante trabajo para poner el rodado a punto. Tras poner en marcha al Suzuki, comenzó el proceso de registro oficial y, a pesar de reconocer desconocimiento de ambas partes, encontró ayuda en el Registro Automotor para lograr su cometido.
El proceso para lograr la tarjeta verde suele ser similar al de un auto a combustible, pero para aprobar un vehículo eléctrico se debe tener un informe técnico de un ingeniero mecánico matriculado. Cuando llegaba a las oficinas del Registro, el encargado supervisaba y daba recomendaciones para darle luz verde a la habilitación.
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Ya con la tarjeta en mano, el pergaminense radicado en Rosario corrió la línea de llegada y en el horizonte fijó el objetivo de instalar paneles solares en su vivienda “para tener un coche 100% sustentable”. De todas formas, explicó que el gasto en energía no es considerable, pero el ahorro en cuanto al consumo de combustible sí, de un 85%.
Un antecedente similar se dio en 2010 cuando el ingeniero Ricardo Berizzo logró hacer rodar en las calles rosarinas un Fiat 147 eléctrico amparado en la ordenanza Nº 6.543/98. Sin embargo, el caso de Tadeo marca un precedente para futuros proyectos.
En Santa Fe cada vez hay más autos eléctricos
Un reciente informe de La Capital dio cuenta de como creció el mercado de vehículos traccionados a batería en la provincia. Hasta octubre de 2024 se patentaron 968 autos contra 572 registrados en todo 2023. Este dato se concreta por la exenciones de patentes gracias a la ley N° 13.781, aprobada en 2018.
Desde que la norma entró en vigencia, son en total unos 2.500 vehículos eléctricos patentados en toda la provincia de Santa Fe.