A Newell’s le faltó contundencia en el clásico. No fue lo único. Pero la impericia frente al arco fue la razón de su condena. Un defecto que quedó evidencia, ante todo, por la tremenda eficacia de Central para llevarse la victoria del Coloso. Con pocos remates, el Canalla lo liquidó con el zurdazo de Ignacio Malcorra, provocándole la tercera derrota seguida al rojinegro en la Copa de la Liga. Todas sin anotar goles, lo que merece que haya una corrección de inmediato. Juan Ignacio Ramírez, el nueve que llegó para solucionar la falta de gol, anduvo torcido y falló justo en el partido en el que menos margen hay para equivocarse. Panchito González y Brian Aguirre siguieron el mismo camino defectuoso. La enorme tarea de Jorge Broun en el arco auriazul no sirve de excusa para justificar la frustración del domingo por la noche.
Consumada la derrota, el entrenador de Newell’s, Mauricio Larriera, puntualizó que las llegadas no fueron con la elaboración que pretendía. Más allá de eso, de que sus futbolistas buscaron el arco rival en varias ocasiones con tiros desde afuera, ante la imposibilidad de ingresar al área canalla, la cantidad de intentos fue ampliamente superior a los efectuados por el equipo de Miguel Russo. Y esta falta de puntería, siendo que dispuso el mayor número de aproximaciones, sirve para entender por qué el conjunto rojinegro ni siquiera rescató un punto en el clásico.
Newell’s disparó 21 veces al arco y Central 8, según la empresa de datos deportivos Stats Performs, contratada por la AFA para recabar las estadísticas de los partidos. Una diferencia considerable de intentos, que se contrapuso a la efectividad de uno y otro. A la luz del resultado, la insistencia rojinegra no le dio ningún rédito. Por impericia, más allá de la predisposición de sus futbolistas por vulnerar la resistencia de Broun.
Ramírez y Aguirre fueron los que en mayor cantidad de ocasiones trataron de convertir en el clásico, con 5 disparos cada uno. Los siguieron González y Glavinovich, con 3. Malcorra recién aparece con 2. Con uno le alcanzó al volante para el triunfo canalla.
Newell’s ya había sufrido una gran actuación del arquero rival en la anterior fecha que jugó de local. Gabriel Arias fue una de las figuras de Racing en la goleada sobre la Lepra por 4 a 0. Pero no se puede atribuir todo el tiempo la imposibilidad de señalar un gol al arquero que está enfrente.
El Colo Ramírez, con muchas menos oportunidades en cada uno de los cuatro partidos que disputó en el inicio de la Copa de la Liga, consiguió cinco goles. Contra Central, contabilizando más que en cualquier otro encuentro, falló con el pie y con la cabeza, como en esa en la que se elevó y le erró al arco luego del centro de Méndez en los minutos finales.
El “gol esperable” de Panchito
El gol esperado es un cálculo métrico de cada tiro en el que se determina la probabilidad de que finalice en gol. Depende de la dificultad del remate. Por ejemplo, el penal tiene una métrica de 0,80, es decir que 80 de 100 ejecuciones culminan en gol. Teniendo de referencia este valor, según Stats Performs, Panchito González protagonizó el disparo con mayor chance de que termine en gol.
La jugada en cuestión se generó en el centro de Ángelo Martino, en el cierre de la primera etapa, que lo encontró al extremo rojinegro apareciendo por detrás de Sández. Panchito le entró de zurda, al medio, adonde había salido a achicar Fatu Broun. El índice de gol deseado de este disparo fue de 0,157 (157 goles cada 1000 remates). Y el cabezazo mencionado antes de Ramírez fue el segundo de índice más alto: 0,131 (131 cada 1000).
El tercero fue el disparo de Glavinovich, luego del rebote que dio Broun tras el remate de Aguirre, que el uno canalla interceptó. Tuvo un valor de 0,117 (117 de 1000).
Para que no haya dudas de que Newell’s no solo disparó más sino que la expectativa de gol de cada una de sus jugadas fue superior, la acción de mayor peligro de Central fue un cabezazo de Mallo que le llegó a las manos de Macagno, con un gol esperado de 0,069 (69 de 1000). En tanto, el índice del tiro que culminó en el gol de Malcorra fue de 0,054 (54 cada 1000). Datos que abonan la idea de que Newell’s no aprovechó las que tuvo.