El centro de salud Salvador Mazza, en el noroeste de la ciudad, cerró sus puertas el martes de la semana pasada después de una balacera desatada apenas pasado el mediodía y a pocos metros de los consultorios médicos. Desde entonces, el único dispensario del barrio Nuevo Alberdi permanece sin actividad, mientras su personal espera medidas para garantizar la seguridad de los trabajadores y los pacientes. En la otra punta de la ciudad, unas horas antes, el centro de salud de Tío Rolo también había interrumpido su tarea después de un enfrentamiento entre bandas.
"Cerrado por inseguridad", dice el cartel escrito en un cartón con letras de imprenta mayúsculas que cuelga desde el martes a la tarde en la puerta del Centro de Salud Municipal Salvador Mazza, del barrio Nuevo Alberdi. El edificio, reinaugurado hace 7 años, cuenta con consultorios de clínica médica, pediatría, ginecología y odontología, y es el único espacio para el cuidado de la salud que tiene ese vecindario del extremo noroeste de la ciudad, donde se desarrolla un ambicioso plan de urbanización.
Como sucede en otros barrios de Rosario, los vecinos de Nuevo Alberdi aprendieron a convivir con las disputas entre las bandas rivales que operan en el territorio. Pero en los últimos meses se corrió un límite, los enfrentamientos o las balaceras ya no suceden al atardecer, sino en pleno mediodía y en cercanía de las instituciones del barrio.
Eso sucedió el martes pasado. Cuando todavía no eran las tres de la tarde, pasó una moto por Luzuriaga y Vieytes y disparó varios tiros, uno de los cuales lesionó a un joven que en el barrio identificaron como "soldadito de los Romero", una de las bandas que gerencian la venta de drogas en el lugar. Todo sucedió a menos de cincuenta metros del centro de salud donde los profesionales cumplían con sus rutinas.
Según el testimonio de los vecinos, después del atentado, allegados al herido irrumpieron en el centro de salud, intimidando a los profesionales y reclamando por la demora de la ambulancia. "Entraron a los gritos y amenazaron a los médicos", explicaron y apuntaron que desde entonces el centro de salud permanece cerrado. Los consultorios médicos no cuentan con personal de seguridad, sino con un servicio de vigilancia privada.
El cierre del centro asistencial repercutió en la última sesión del Concejo Municipal. El miércoles pasado, mientras se discutía la donación del centro Covid del Sanatorio Parque al municipio, la concejala de Ciudad Futura Caren Tepp llevó el problema al recinto y pidió por la apertura del Centro de Salud “Salvador Mazza”, de Nuevo Alberdi, que está “cerrado por inseguridad”, sostuvo.
Para los vecinos de Nuevo Alberdi el centro de salud es una institución trascendental para la vida en el barrio. "Es el único centro de salud que tenemos, si cierra no tendremos dónde vacunar a los chicos, dónde atendernos nosotros o buscar los remedios", sostuvo un vecino y contó que ese miércoles su mamá tenía turno para ver al médico. "Ahora no sabemos cuándo la podrá atender", se quejó.
El centro de salud está ubicado estratégicamente en el corazón de Nuevo Alberdi Oeste (Grandoli, entre Luzuriaga y Caracas) y se inauguró a fines de diciembre de 1986. En 2015 se inauguró la ampliación del edificio actual, donde se atienden un promedio de dos mil consultas médicas mensuales de vecinos de Nuevo Alberdi Oeste y Este, Cristalería y la zona rural.
Un nuevo episodio
El de Nuevo Alberdi no es el único centro de salud que cerró sus puertas la semana pasada a consecuencia de los conflictos entre bandas. El martes pasado, el Sindicato de Médicos de la República Argentina (AMRA) advirtió sobre la situación desatada en el Centro de Salud Provincial Sargento Cabral ubicado en barrio Tío Rolo, en la zona sudoeste de la ciudad de Rosario.
De acuerdo a la información relevada por el gremio, el martes al mediodía se produjo un enfrentamiento entre bandas de la zona con armas de fuego donde algunos de los disparos impactaron en las instalaciones del centro de salud en plena atención de pacientes, lo que ocasionó estupor y conmoción de las personas que estaban allí adentro en ese momento, entre ellas una mujer embarazada.
Ante esta situación, Amra (gremio que nuclea a los profesionales médicos) resolvió cerrar el efector barrial y convocar a una reunión en el Nodo de Salud para reclamar que la provincia garantice la paz social, no solo en los establecimientos sanitarios con mayor presencia policial, sino también en toda la ciudad.
Dirigentes de Amra advirtieron que “de no garantizar la seguridad, se volverá realmente una misión imposible para nuestros compañeros y compañeras poder brindar un servicio tan básico como la salud en una Rosario que desborda por todos lados y que no garantiza, siquiera, las mínimas condiciones para poder trabajar tranquilos”.