Mientras radicales, socialistas, amarillos y javkinistas se llevan la atención dentro del nuevo frente opositor santafesino, los hermanos menores de la alianza observan la dinámica de la casa y analizan con quiénes jugaran en este turno electoral.
Por Mariano D'Arrigo
Mientras radicales, socialistas, amarillos y javkinistas se llevan la atención dentro del nuevo frente opositor santafesino, los hermanos menores de la alianza observan la dinámica de la casa y analizan con quiénes jugaran en este turno electoral.
Los socios con menor peso específico de la coalición que aglutina a casi todo el arco no peronista son siete: la Coalición Cívica (CC), UNO, Encuentro Republicano Federal (ERF), la Ucedé, Unir, el GEN y el Partido Demócrata Progresista (PDP).
Las siete fuerzas montaron su estructura partidaria legal, una carta en la mesa de negociación. Y prácticamente todos tienen un paraguas nacional y un diputado en la Legislatura: la CC, Sebastián Julierac; UNO, Walter Ghione; los pichettistas de ERF, Betina Florito; el GEN, Mónica Peralta, y el PDP, Gabriel Real.
Por ahora, al interior del nuevo frente van delineándose dos ejes. Uno, encabezado por Maximiliano Pullaro. El otro, integrado por el espacio de Carolina Losada -que agrupa a tribus radicales y del PRO-, el socialismo y el armado del intendente rosarino.
Las fotos y videos de las reuniones y recorridas sirven para posicionar a los que quieren ser candidatos. También para escenificar los acuerdos internos.
Los apoyos están repartidos. La CC se acopló al bloque que preside Pullaro en Diputados. UNO y Unir también están cerca del ex ministro de Seguridad.
Cerca de Pullaro creen que ERF y la Ucedé se incorporarán a su esquema.
En tanto, el GEN integra el espacio de Javkin, Arriba Rosario, con los radicales de María Eugenia Schmuck y Somos Barrios de Pie.
La situación del PDP, indica un armador que conoce el paño, es compleja: Real tiene un acuerdo con el jefe del Palacio de los Leones pero los referentes territoriales tiran para ir con Pullaro.
En uno de los campamentos opositores señalan dos factores que terminarán ordenando a los diferentes actores. Por un lado, la potencia electoral de los nombres en danza. Por el otro, los acuerdos previos en la provincia y la línea que bajen los jefes nacionales de cada partido.
“La línea divisoria la van a trazar los que quieren un anclaje nacional y los que quieren un anclaje provincial”, dice un armador.
“Así como Mauricio Macri no le va a permitir al PRO estar en el mismo lugar que el socialismo, Elisa Carrió va a trazar una línea roja respecto a Javkin y Antonio Bonfatti”, agrega.
“Hasta ahora, la opción más seria es la de Pullaro. En el otro esquema, si Losada no juega, no hay otra figura de reemplazo que arrastre”, analiza un operador que analiza opciones.
Por el momento, indican dirigentes que llevan adelante las negociaciones, reciben muchos coqueteos pero pocos ofrecimientos concretos. Todos buscan el mejor momento para abrochar el acuerdo con el mejor precio.
En los campamentos más chicos también están atentos a cómo se montan los engranajes de la coalición. En la última semana de diciembre se reunieron en la sede provincial del radicalismo dirigentes de la UCR, la CC, el PRO, el PS, PDP y Creo.
Referentes del PRO y otros partidos de Juntos por el Cambio se quejaron en privado y en público por la exclusión, que encendió todas las alertas.
Ante eso, las fuerzas más pequeñas insisten con que la mesa promotora de la coalición tenga, al menos, una silla para cada uno de los once integrantes. Ese planteo, indican, es un acuerdo en una alianza que todavía tiene varias diferencias por pulir.