Sergio Palazzo, secretario general de la Asociación Bancaria, fue uno de los gestores de la unidad de la CGT. Como dirigente de la Corriente Federal, protagonizó un proceso que priorizó “la unidad por sobre las aspiraciones sectoriales o personales”, con el objetivo de fortalecer al gobierno y contener “una avanzada de la oposición” para reducir los derechos laborales. “De nada le sirve a un gobierno popular al que ayudamos a construir y llegar al poder que nosotros estemos divididos”, señaló durante su paso por Rosario, donde llegó en una recorrida que viene realizado por los bancos de todo el país para analizar la situación del sistema financiero y las paritarias en el proceso de la pospandemia.
Palazzo, quien fue elegido el domingo como diputado nacional por el Frente de Todos, señaló que “el rol de los dirigentes sindicales que estemos en el Parlamento va a ser custodiar los derechos de los trabajadores”. Analizó también los desafíos que impone al accionar gremial el teletrabajo y las nuevas tecnologías.
— Hace pocos días mencionaba que tras las elecciones hay que relanzar el gobierno para cumplir con las expectativas del pueblo ¿El plan plurianual que planteó el presidente va en ese sentido? ¿Qué otras medidas deberían tomarse?
—El gobierno tuvo una situación muy difícil y no sólo hablo del nacional sino también los provinciales y municipales. No me refiero sólo al espacio político al que pertenezco. Todos los que tuvieron el ejercicio del poder pasaron un momento difícil en la pandemia. En lo que compete al gobierno nacional ese esfuerzo fue volcado a atender determinadas áreas del Estado y priorizando la salud. Hoy, con un proceso de vacunación avanzado y la apertura, se va a lograr un mayor ingreso de recaudación, mayor actividad, consumo y eso tiene que redundar indefectiblemente en más empleo, de calidad, no precarizado y por supuesto, mayor crecimiento. Por lo cual, el Estado está ayudando y tiene que hacer seguir haciéndolo con planes para pymes que toman un primer empleo y deberá diseñar un programa en ese sentido, algo que estimo están haciendo.
—¿Cómo ve la situación económica del país?
—Veníamos de un proceso de deterioro de los salarios de la actividad privada de casi 24% del gobierno anterior, lo cual se agravó por la situación de la pandemia, donde muchos sectores no pudieron trabajar. Creemos que hay que reconstruir ese espacio. Hay una decisión política que expresó el presidente dsobre que los salarios deben ganarle a la inflación. A partir de la apertura hay que desarrollar un plan económico que genere empleo.
—Como dirigente de la Corriente Federal, y uno de los mentores de la unidad de la CGT, ¿qué aporta este espacio sindical a la nueva conducción de la central obrera?
—En principio nosotros nos sentimos orgullosos que dentro de los cinco cargos que tiene la Corriente Federal dentro del Consejo Directivo la CGT, cuatro son mujeres. Somos consecuentes en nuestro accionar y subrayamos con hechos lo que decimos. En segundo lugar, tenemos un programa de 26 puntos que engloban gran parte de la situación económica, donde planteamos la necesidad de declarar servicio público, por ejemplo al sector financiero o también, cómo pueden desarrollarse programas de inversiones. Vamos a aportar todo eso para que la CGT lo discuta. Para nosotros es muy importante que la CGT, más allá del poder político que genera su presencia como estructura propia del movimiento obrero, tenga un programa. Es imprescindible tenerlo para luego lo que se discuta se haga a partir de ahí. Incluso, que el apoyo político a los candidatos se haga desde ahí. Es decir, que sean aquellos dirigentes que enarbolen o lleven firmemente ese programa o parte de él. Estos son los dos aportes principales. Y, en términos de unidad hubo generosidad de todos los sectores. Es decir, todos resignamos algo para que pudiera haberla. Nosotros hubiéramos aspirado a más cargos o mejores. Todos tenemos ambiciones personales y sectoriales, pero creíamos que era un momento de priorizar la unidad.
—¿Cómo se gestó esa unidad?
—Nosotros priorizamos dos cosas. Vemos que por un lado hay una avanzada muy fuerte de los sectores de Juntos por el Cambio en reducir derechos laborales y éramos conscientes de que íbamos a estar muy ajustados en el número en las Cámaras para defendernos de esos proyectos. Entonces necesitás apoyo popular y unidad del movimiento obrero para que ese tipo de proyectos no pase. De modo que lo primero era ponerle una barrera de contención a la avanzada de quita de derechos que propicia Juntos por el Cambio. El segundo motivo es que, claramente, cuando gobierna la derecha en Argentina su base de apoyo es el establishment económico y los medios hegemónicos que lo custodian. En cambio, cuando un gobierno popular gobierna el país, necesita recostarse sobre los movimiento políticos, sociales y sindicales. A partir de ahí surge este criterio de unificación de la CGT, ya que de nada le sirve a un gobierno al que ayudamos a construir y llegar al poder que nosotros estemos divididos. Y no podemos pedirle a la política que se una como lo hicimos para ganarle a Macri, si nosotros no lo estamos.
—En el último tiempo, antes de las elecciones y durante la pandemia la oposición ganó la calle mientras que los movimientos sociales y políticos estaban más replegados.
—Sí. Fue un proceso que vi con angustia, como todos, por la situación de pandemia. En lo político lo vi con bronca porque mientras todos los argentinos cuidábamos la salud, propiciada desde el gobierno como política _y en una primera parte todos juntos y con Horacio Rodríguez Larreta sentado a la mesa de decisiones_ paralelamente había una intención manifiesta de salir a la calle aprovechando que no estaba ocupada por los movimientos populares. Pero no lo hicimos porque respetábamos la consigna del cuidado de la salud. Mientras algunos cuidábamos la vida, parecía que la oposición militaba la muerte, convocando marchas absolutamente inverosímiles como la de “Todos somos Vicentin”. Allí se defendía la propiedad privada, pero nadie pensaba en la propiedad privada de los acreedores de la empresa que no les pagó, entre ellos la banca pública. También hubo una marcha porque se declaró servicio público a la telefonía, el cable e Internet y también para defender a la corporación judicial porque había un proyecto para reformar la Justicia que propiciaba crear más juzgados. Por un lado vimos que había un cuidado de la salud y por otro lado, una actitud oportunista.
—La CGT se reunió con el gobierno para analizar la renegociación con el FMI ¿cual fue el planteo que le realizaron?
—Lo ha expresado el presidente y todo el espacio del Frente de Todos, coincidimos en que la negociación con el FMI tiene que tener componentes como que los pagos estén vinculados al crecimiento y no al ajuste. Creo que el FMI siempre tuvo una negación a discutir la sobretasa que le cobra a la Argentina o extender los plazos, porque ha manifestado que no de hubo por parte de ellos una irregularidad en el préstamo otorgado al país, que es una de las denuncias que hay. Creo que eso cambió a partir de que el ex presidente (Mauricio) Macri reconoció que los fondos fueron utilizados para la fuga de capitales. Con ese escenario, me parece que la negociación tiene que pasar por discutir la sobretasa pagada, extender los plazos y definir una nueva tasa. Los tiempos serán los que sean favorables a la Argentina. Quizás si nos apuramos nos equivocamos. Ya hubo un presidente que dijo que “en cinco minutos lo resolvía” y nos dejó u$s 44 mil millones y una deuda a cien años. Yo prefiero que no sea en cinco minutos sino el tiempo necesario para bien de los argentinos.
—¿Cuál es la agenda gremial que llevará para discutir en el Congreso?
—Más allá de los temas importantes que son los de fondo, hay otros que hacen a la actividad que me toca desarrollar que es la sindical y me interesan sobremanera. Por ejemplo, la discusión sobre lo que quieren los legisladores de la oposición de eliminar las indemnizaciones, o cuando se refieren a que para generar empleo hay que pagar la mitad de un salario mínimo. Creo que ante eso, el rol de los dirigentes sindicales que estemos en el Parlamento va a ser custodiar los derechos de los trabajadores. También tenemos que empezar a discutir, no como única forma pero sí como una de ellas, la disminución de la jornada de trabajo para generar más empleo en Argentina. Estas cuestiones vamos a llevar al Congreso. Y también hay que dar testimonio de algunas cosas. Por ejemplo, sería bueno que todos aquellos que decidamos ser candidatos o deseen ser funcionarios públicos no tengan cuentas en paraísos fiscales. Si tanto queremos al país, deberíamos poder.
—¿Cómo es la situación del sector bancario?
—Vine a Rosario porque estamos haciendo una recorrida por los distintos bancos para analizar la situación del sistema financiero, incluso nuestro propio acuerdo salarial que tiene que ver tener una próxima revisión para ajustar la paritaria de cara al futuro. Estamos saliendo de una pandemia que ha tenido consecuencias en lo inmediato en nuestras formas de trabajo como fue este avance tecnológico que implica modalidades como home office y teletrabajo, que queremos discutirlas.
—¿Implican más precarización?
—Lo que generó es una actitud oportunista por parte de las empresas bancarias que quieren cerrar sucursales en diversas entidades, principalmente Santander que quiere cerrar 100 sucursales en todo el país, porque dejan sin servicios financieros a la sociedad y obviamente, tiene consecuencias en los trabajadores porque se van a plantear redimensionar la planta de personal. Nosotros entendemos que en un momento en el que la pandemia exigió la necesidad del cuidado y el BCRA dispuso atender con turnos ameritaba esa situación. Pero otra completamente distinta es a partir de la apertura de las actividades. Creemos que ese oportunismo y el hecho de generar una política de teletrabajo que no tenga una reglamentación clara, de quien se hace cargo de los gastos, cuántos días tienen que trabajar el empleado, los elementos de trabajo, son condiciones necesarias que vamos a tener que discutir en el mes de diciembre, por eso esta ronda de recorridas.