La invasión de Rusia a Ucrania impactó de lleno en los mercados mundiales de energía. La Unión Europea importa el 90% de su consumo de gas y Rusia proporciona más del 42%. También representa el 27% de las importaciones de petróleo. Este escenario aumenta el valor de todos los precios del sector, especialmente el de Gas Natural Licuado (GNL), insumo que Argentina necesita para cubrir la demanda de energía durante el invierno. Alberto Rosandi, socio fundador de la consultora especializada Eiys SA, analizó las implicancias de la crisis energética global en el país.
Explicó que en Argentina, cuando comienza el período invernal, normalmente comienza a tener mucha presencia el gas natural licuado (GNL), que viene por barco desde otras latitudes del mundo”. El conflicto bélico aumentó el precio de este insumo y el costo de la logística.
-¿Cómo encuentra esta crisis al país materia de aprovisionamiento de GNL?
-El conflicto entre Rusia y Ucrania tomó a todo el mundo por sorpresa. Siempre hubo discusiones sobre la dependencia energética de Europa desde Rusia pero nunca se había llegado a un grado de profundidad como esto. A la Argentina, históricamente, le falta cubrir en su pico invernal un aspecto de su requerimiento de gas. El año pasado fueron 56 barcos los que llegaron al país para abastecer el pico del invierno. Estos , estos barcos van a Escobar y Bahía Blanca. Para este año, como se reactivó la producción, vamos a necesitar como mínimo 62 ó 63 buques. En este momento hay uno en operación en Escobar, que es el primer cargamento de 2022. Hay otros 9 que están siendo aceptados contractualmente, pero hay que llegar hasta 62. Podría decirse que estamos preocupados. Se están recibiendo diferentes ofertas, y todo tiene que ver con una serie de factores, principalmente el económico, y con la logística que se aplique. La primera semana de mayo va a llegar el regasificador a Bahía Blanca y va a recibir su primer cargamento el 20 ó 23 de mayo, con precios que son elevados. Argentina no estaba esperando valores tan altos. El año pasado pagamos unos 8 dólares el millón de BTU, la unidad que se utiliza para valorizar este tipo de insumos, y ahora estamos pagando 27, hacia 30 dólares. Impacta muy fuerte en las cuentas públicas. Todo lo energético tiene un componente no sólo financiero sino político. El acuerdo marco con el FMI, en el marco de las limitaciones de divisas, obliga a rever los subsidios energéticos. Hay que posicionarnos para entender que enfrentamos un grado de complejidad que se debe tratar de gestionar y operar. Es un impacto importante. El año pasado los subsidios energéticos superaron los u$s 10 mil millones y, si esto se mantiene en estas condiciones, podríamos superar los u$s 14 mil millones. Hay que ver si las cuentas públicas resisten y hay que analizar de qué manera se va a implementar la quita de subsidios en virtud de los precios que estamos teniendo.
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-De la demanda total de gas que hay en Argentina ¿Cuánto GNL se necesita importar, cuáles son los sustitutos?
-Normalmente, Argentina consume entre 120 y 130 millones de metros cúbicos de gas por día. Si el modelo productivo sigue creciendo podemos llegar a necesitar 150 millones o 160 millones. Nos están faltando entre 11 millones y 18 millones de metros cúbicos. Normalmente, una parte la abastece Bolivia y otra los barcos que llegan a Escobar y Bahía Blanca. Lo que no se alcanza a cubrir con barcos se abastece con combustibles líquidos. Tenemos a Vaca Muerta en Neuquén con proyección de gas a más de 100 años. Tenemos allí gas para vender al exterior y consumidor por un largo tiempo pero el problema que tenemos es que no están las cañerías que lleguen a las zonas de consumo. Hay cañerías pero no en la cantidad que estamos necesitando en el país. Hay que desarrollar obras de infraestructura de una magnitud significativa, que en este momento se están licitando pero no se hacen de la noche a la mañana. Entonces, este invierno tiene su complejidad. La de los barcos, la de la situación internacional y también Bolivia está en un tire y afloje. Nosotros pedimos 14 millones de metros cúbicos para importar y ellos hasta hoy que se cumple un contrato que tenemos desde hace largo tiempo están entregando 7 millones de metros cúbicos. necesitamos subirlo a eso (NdR: días después de la entrevista el gobierno pactó un aumento de la provisión con su par boliviano). Con la guerra, los barcos en lugar de venir para argentina se van para Europa. En medio de la escasez de dólares, aumentaron muchísimo los precios de todos los insumos energéticos. Si nuestro país amigo del Cono Sur no nos puede dar ese volumen de gas comienza a aparecer la posibilidad de tener algún tipo de inconvenientes en el invierno.
-¿A quiénes afectaría el escenario de restricción energética? ¿De qué manera?
-Hay un marco de prioridad. La demanda prioritaria es el consumidor residencial. Los ciudadanos tenemos la máxima prioridad de abastecimiento. Hay otro grupo de demanda prioritario que se está jerarquizando, que son los productores de electricidad. En Argentina producimos electricidad por energía nuclear e hidráulica pero una gran proporción es por centrales térmicas. Después viene otro gran grupo consumidor que es la industria. Estamos observando que podría comenzar algún grado de restricciones en el ámbito productivo. Estamos trabajando en planificar y analizar que esas vulnerabilidad es que pudieran llegar a existir no se transformen en una crisis, en algo que no podamos manejar. Que perdamos la oportunidad del arranque del proceso industrial y que tengamos inconvenientes. Estamos trabajando muy fuertemente en eso.
-¿En qué consiste el trabajo que están realizando?
-Los contratos están en pleno proceso de renegociación. Históricamente en Argentina, a fines de marzo o principio de abril se están negociando los contratos que comienzan en mayo. Como empresa, con nuestros 30 años de actividad, y también desde el Departamento de Energía de Fisfe y la Comisión de Energía de la UIA, trabajamos sobre una evaluación completa para lograr medidas de contención. Hay una serie de herramientas vinculadas a los cambios implícitos que podría desarrollar la demanda. Principalmente, combustibles sustitutos, paradas de plantas en la época invernal y readecuación de los despachos (el arranque de determinadas máquinas, principalmente de generación). También hay que lograr que toda la ciudadanía, y no sólo la industria, piense en grado de eficiencia en el consumo. Nos tenemos que ayudar mutuamente. Después hay características de un segundo nivel de jerarquía, que tienen que ver con determinadas actuaciones muy técnicas, como desarrollar estrategias de sistemas sustitutivos vinculados a la operatoria propia del sistema, aparecen los swap. Hay un régimen a posteriori de la simpleza que el ciudadano puede entender. Pasa por utilizar otros combustibles, otra forma de abastecimiento. Esto se agrega como valor para tratar de mantener la capacidad operativa y desarrollar los cambios estratégicos que le permitan mantener en alguna medida los costos y disminuir las vulnerabilidad que podría tener. Esto lo denominamos resiliencia en el proceso productivo.
-En comparación con otros momentos críticos de abastecimiento energético, ¿cómo analizan lo que puede ocurrir este invierno?
_Las circunstancias son diferentes. Alguna vez, hace muchos años, faltaba transporte, alguna vez gas natural, alguna vez jugábamos con que la parte hidráulica estaba baja y se consumía más combustible para producir electricidad. Ahora nos tocó algo que es inusual, una guerra que está cambiando el tablero del manejo energético mundial. No solamente está en juego quién es el proveedor de estos insumos para abastecer Europa sino también el costo, el precio de esta energía. Adicionalmente, tenemos un paraguas que nos envuelve a todo el mundo y es el tema ambiental, ya no se puede quemar cualquier cosa. Ya no se puede estar quemando carbón, por ejemplo, o petróleo crudo. Eso también tiene una incidencia. Hay una transición energética y una transición ambiental. A esto le sumamos que tenemos un año con sequía. Todavía tenemos que recuperar más de un 20% de las cuencas hídricas en Argentina. No podemos producir en plenitud energía hidráulica, tenemos que producir térmica. tenemos el problema global del medio ambiente, el conflicto Ucrania-Rusia, estamos en un año seco y tenemos una situación financiera delicada. Además nos faltan otras variables. Si tenemos un invierno muy fuerte vamos a tener inconvenientes parecidos a los históricos. Si el clima es más benigno, con un esfuerzo de todos podemos disminuir el impacto negativo. No soy alarmista, soy neutral en esa mirada. Lo que digo es que es oportuno comenzar con las medidas de análisis y establecer planes para que el impacto no sea terrible. Mis clientes, los industriales me preguntan, ¿Qué cantidad de días de corte vamos a tener? ¿Qué cantidad de combustible compro? ¿Los cortes serán todos seguidos, o 10 días ahora y 10 días el mes que viene? La realidad es que hay que estar previendo una cierta cantidad de días que no sean de corte total si es que el clima no es tan agresivo. Serían disminuciones parciales del gas. Pero esto es un gran trabajo que tenemos que hacer con otros actores, gobierno, instituciones representativas, proveedores del suministro y los intermediarios, las distribuidoras. Nos tenemos que juntar entre todos y trabajar en ese plan para allanar el camino en las soluciones que podamos tener a mano. El país tiene un posicionamiento en gas excelente, el problema es que se nos vino esta situación muy rápidamente encima y no se terminó con la infraestructura que se estaba necesitando.