—Sos un comediante de toda la vida pero sumás obras teatrales exitosas. ¿Sentis que ya tenés el diploma de comediante?
—Bueno, no sé si tengo el diploma, pero sí me siento un comediante que tiene aciertos y desaciertos, con un estilo propio que seguramente a mucha gente le debe gustar y a otra gente menos, pero siento que sí, que soy un comediante, y se fue dando a lo largo de años de ejercer el oficio y de trabajar con tanta gente que me ha ayudado a mejorarlo. En definitiva, soy un actor que está contento de desarrollar este oficio de comediante.
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Adrián Suar y Diego Peretti asumen los roles de Alfie y Fideo, respectivamente, en la obra “Inmaduros”, dirigida por Mauricio Dayub.
—Venís de trabajar en teatro con actores de la talla de Julio Chávez en “Un rato con él”, con Guillemo Francella en “Dos pícaros sinvergüenzas” y ahora con Diego Peretti en “Inmaduros”. Yendo a la metáfora futbolera, son los jugadores que siempre te la devuelven redonda y al pie. ¿Qué te da Peretti en esta propuesta que te permite crecer en escena?
—Es así. Es un privilegio tener un actor al lado que está atento y en la misma frecuencia que la energía del otro actor te entrega, y que vos también estás para recibiry entregar y colaborar entre ambos para hacer una película o una obra teatral. Pero en el teatro sobre todo más se ve el ejercicio ese de estar en comunión los dos. Y creo que Diego es un actor que yo tengo en principio mucha química, porque a veces puede pasar que dos buenos actores no se entienden bien arriba del escenario. No es condición única ser dos buenos actores para que la cosa funcione, a veces sí, a veces no. A veces dos buenos actores no se terminan de entender, vaya a saber por qué. En este caso los dos nos entendemos muy bien, yo lo disfruto mucho a Diego, me llevo bien, lo quiero mucho y entendemos de manera muy parecida cómo funciona la comedia.
—Pocas cosas son tan difíciles como hacer reír, y vos lo lográs tanto en televisión, en cine o en teatro. ¿Cuál es la tecla que tocás para encender la empatía del espectador?
—La verdad que no lo sé, porque eso a veces se tiene o no se tiene. Lo podés ejercitar, lo podés perfeccionar, lo podés trabajar sí, pero siento que el don del comediante es difícil de trasladar, sí se puede transmitir, cómo se respira, cómo se dice, cómo se hace la entonación para un chiste, cómo se remata, eso es propio del comediante. En ese sentido, obviamente lo he ejercitado, he estado siempre atento para mejorar algunos clichés que uno puede tener para llegar al humor. Y mejorarlo, es como el futbolista que trata de impactar una pelota cada vez mejor para llegar a hacer un gol, el comediante también lo practica, pero primero lo tenés que traer de cuna. Eso nos pasó a todos los comediantes, que en mayor o menor medida hacemos reír. Además, una cosa es el comediante y otra es el capocómico. El capocómico requiere de un histrionismo muy particular y el comediante puede tener otros matices, que el capocómico no tiene.
—¿De tus colegas quiénes te hacen reír?
—Mirá, es muy interesante cuáles son las maneras de cómo hacer reír al espectador. No sé, Landriscina tiene una manera muy particular de hacer reír, con sus pausas, y a mí me descostilla de risa Luis. Y Guillermo (Francella) me hace reír mucho, y (Ricardo) Darín me hace reír mucho, y (Diego) Peretti me hace reír mucho, y tantos actores me hacen reír muchísimo, muchísimo, muchísimo.
—Vos viviste la transición desde “qué durito es Suar para actuar” a “qué bueno que es Suar, cómo me río con él”. Y hoy todos quieren ver tus películas. ¿Cómo lo atravesaste eso?
—(Hace una pausa) Bueno, ni tan campeón en los momentos buenos, ni tan malo en los otros, ¿no? Yo creo que fue un proceso, yo siento que también mejoré mucho, sobre todo cuando empecé a hacer cine, con un cine muy personal, con comedias que le llegan a la gente, y empecé a tener la empatía de encontrar personajes y comedias que a la gente le era fácil de ver, pasaba un buen rato y se divertía. Y eso es algo que es lindo de tener, es una elección mía como actor, así como los actores eligen otro tipo de cosas para llegarle a la gente, yo elegía esa vía de comunicación con el espectador, tanto en televisión, sobre todo después de “Poliladron”, y después en cine con “Un novio para mi mujer”, después en “Dos más dos”, después con “Me casé con un boludo”, todas esas películas en la que la gente tuvo mucha empatía. Y en las obras de teatro, con “El año que viene a la misma hora”, “La cena de los tontos”, “Dos pícaros sinvergüenzas”, la que hice con Carla Peterson que hicimos algo muy lindo (N de la R: “La guerra de los Roses”). Como que se fue configurando una forma de actuar que fue lograda, tanto para mí como para la gente.
—Hay un informe que constata que de las 18 películas nacionales que pasaron el millón de espectadores en los últimos 20 años, seis las protagonizó Darín; cinco Francella; una los dos juntos que fue “El secreto de sus ojos” y cuatro vos. ¿Te sentís en ese podio?
—Sí, obvio, me siento ahí y estoy muy orgulloso, contento y agradecido a la gente. Siempre fue mi sueño hacer una película y llevar gente al cine con armas nobles, porque siempre son películas nobles. Y contento de poder ser contemporáneo con Ricardo y Guillermo, personas que quiero mucho particularmente, son amigos míos y me da mucha alegría. Sé que esto no es para toda la vida, sé que forma parte de una época del cine argentino y estar yo ahí es una emoción, y me da mucha alegría, emoción y agradecimiento, reitero, agradecimiento al público que siempre me ha acompañado.
—Sos director de contenidos de El Trece, llevás adelante una productora como Pol-ka, tu trabajo actoral hoy se ve en cine, teatro y plataformas de streaming ¿Se puede ser tan multifuncional?
—Sí, se puede, sobre todo porque lo tengo bien organizado. Generalmente siempre trato de actuar cuando los lanzamientos de los programas en la tele y en Polka ya están en el aire, así que ahí hay tres o cuatro meses que más que acompañar no tengo nada que hacer, a no ser que vaya muy mal y me traiga dolores de cabeza, y eso me obliga a hacer otro plan. Además tengo gente que me ayuda, el tema es cuando todo va mal y tenés que reprogramar. Pero bueno, trato de acomodar en los tiempos que estoy un poco más tranquilo y hacer algo que disfruto mucho, que me hace muy bien para mi salud mental y para mi oficio. Soy un actor que produce y me da muchas ganas de hacerlo.
—La ficción está pidiendo pista de nuevo con “Atav 2” (Argentina, tierra de amor y venganza 2) . ¿Cómo ves este momento de la tele que apuesta a revisar distintas etapas del pasado argentino?
—Bueno, nosotros tocamos la década del 80 con atisbos de la última dictadura militar que terminó con la llegada de Alfonsín, y está todo lo que pasó en la Argentina, con los militares, el juicio, la mano de obra desocupada; y se muestran todo los elementos que ilustran un poco esa década: el teatro de revistas, la llegada del sida a la humanidad, las consecuencias que tuvo, con la estigmatización que sufrió la comunidad gay. Eso fue algo muy duro para quienes lo vivieron tan de cerca. Son temas que despues de hacer “Atav 1” sentía que había temas para hacer “Atav 2” y acá estamos.
—¿Qué planes tenés para lo que resta del año ?
—Bueno, hice un policial, que lo va a anunciar Amazon dentro de poco, lo terminé ahora, y es un policial que, al igual que como hice en “Comodines” hace veinte años, tiene una vuelta al género con toda la acción que eso requiere. Fueron nueve semanas de rodaje y me dio mucha felicidad volver a ese género que empecé con “Poliladron”. Y estoy produciendo la obra “Votemos” en calle Corrientes, en el Metropolitan; y sigo con la gira nacional de “Inmaduros”, que fue muy impresionante lo que nos pasó con Diego en el Nacional en el 2022 y 2023.
—Y ahora debutás en Rosario, una ciudad que sentís muy cercana.
—Es verdad, estoy con mucha expectativa por volver a Rosario, un lugar que adoro, he ido toda mi vida a Rosario, por tener amigos, soy amigo de Gustavo Bermúdez que es rosarino, he ido muchas veces a Rosario de paseo, a hacer teatro, así que me da mucho placer tener un acercamiento con el público rosarino, que es de paladar fino. Sí, Rosario es de paladar fino, así que me gusta estar ahí.
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El saludo del éxito. Adrián Suar y Diego Peretti celebraron cada cierre de función con los brazos en alto en medio de los aplausos del público en el teatro Nacional.
La historia de Alfie y Fideo, dos amigos inseparables pero muy diferentes
“Inmaduros” es la historia de Alfie (Adrián Suar) y Fideo (Diego Peretti), quienes son amigos de toda la vida, aunque no pueden ser más diferentes. Alfie es un publicista, separado y con un hijo al que apenas ve, que escapa a todo compromiso afectivo, excepto el vínculo íntimo que tiene con Alexa, su casa inteligente. Por su parte, Fide es un psiquiatra muy conservador en sus costumbres y afectos, casado hace más de 25 años con su primera novia. Una noche, poco después de separarse de su mujer, Fideo va a ver a Alfie en busca de consuelo. Alfie, para ayudarlo arma un plan para presentarle mujeres que lo alejen de la melancolía y la depresión, que Fideo acepta a regañadientes. De este modo, cuatro mujeres reales y una virtual, a través de sus particulares percepciones de la vida y el amor, les van a hacer descubrir el lugar central que las mujeres han tenido en sus vidas. La obra la protagonizan Adrián Suar y Diego Peretti y cuenta con un elenco en el que se destaca Patricia Echegoyen, la rosarina Ariadna Asturzzi, Jessica Abouchain y Carla Pandolfi. La direccción es de Mauricio Dayub.