En el 2012 el suboficial Gabriel Sarla reportaba en la estructura del Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional II y participó sólo como adherente del acuartelamiento que conmocionó por ese entonces a la opinó pública. No tuvo sanciones y ese día tomó una decisión; estudiar derecho y así ocuparse de sus compañeros de armas que estuvieran implicados en causas judiciales. Hijo de policías y con la experiencia y el aval de años de estudio hoy formó una fundación que se ocupa de asistir a los efectivos. “Proteger y Servir“ tiene por nombre esta institución que según palabras de Sarla esta pensada pare “defender a los policías que trabajan bien”.
Sarla hace cuatro años que es abogado; “Me costó mucho recibirme por que en el servicio son guardias largas, pero lo logré. La fundación la integramos con otras tres personas: Federico Godoy; Nair Moreno y Nicholas Oviedo. Tenemos distintas funciones; entre ellas las de: capacitación judicial y apoyo sicológico para policías que por distintas razones tienen que afrontar causas judiciales abiertas”.
En la provincia de Santa Fe hay 131 policías privados de su libertad por causas judiciales que atiende el fuero provincial; 15 por causas federales y uno que contempla causas en los dos fueros, federal y provincial. Si se toma en cuenta el número de agentes en actividad _unos 22.000_ la cifra se encuadra dentro de las estadísticas generales y no pasa de menos del 1% de los efectivos activos. La cifra es fría pero esos más de 131 efectivos tienen nombre y apellido. “Los casos más habituales son policías que cometen errores en las actas de procedimientos o que tienen accidentes; por ejemplo armas que les quieren sacar en una acción y se disparan; accidentes automovilísticos o casos emblemáticos como fue el de la calle Cazadores y Arijón.
Es el caso del 23 de junio de 2017, el doble crimen de Emanuel Medina y David Campos, dos personas que nada tenían que ver con el mundo del delito y fueron confundidos con los ingredientes típicos del gatillo fácil. Ese caso de violencia institucional mantuvo a 19 policías acusados de disparar, matar u ocultar en un juicio que, en noviembre de 2020 llegó a su fin cuando en un fallo unánime, los jueces María Trinidad Chiabrera, Román Lanzón y Gonzalo López Quintana condenaron a prisión perpetua a los dos efectivos que realizaron disparos letales y a penas que van de 1 a 7 años de prisión a otros 17 uniformados implicados.“En este caso hubo muchas dudas en lo que hizo a la confección de las actas, por eso las causas son por encubrimiento y de distinto tenor. Son temas muy discutibles en el estrado", expresó Sarla.
La duda es como saber que es trabajar bien para un policía, qué no lo es y como saber si el acta o el procedimiento está mal hecho adrede o por desconocimiento. “Nosotros no asistimos a policías corruptos y trabajar bien es salir a la calle o donde te toque ir y cumplir y hacer correctamente un procedimiento. Hay policías que traspasan la línea fina entro lo correcto y lo incorrecto, la forma de saber si algo está bien o mal hecho es analizar y peritar las actas, se evalúa el caso y fácilmente te das cuenta como se desarrolló el acto, salta a la vista", cuenta Sarla.
“La mayoría de los casos que tenemos son errores en los procedimientos. En algunos casos estamos como querellantes y por ejemplo en el caso del policía Leoncio Bermúdez, el policía que mataron en la guardia del Hospital Provincial en noviembre de 2023, logramos que en la causa que integra la imputación legal se contemplara la figura de homicidio por odio, ya que lo mataron por el solo hecho de ser policía”.
“Nuestra idea inicial es que se pueda defender a policías, a quienes nos defienden del delito. Por eso damos cursos y capacitaciones desde julio de 2022 sobre las acciones que día a día realiza la policía en la calle. El tema del apoyo sicológico, que se da en varios casos, los toma la profesional Evelin Gamboa”.
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Para Sarla el policía que está en la calle tiene un miedo constante a distintas situaciones y cree que lo que piensa la policía es: “No tenemos respaldo, somos un número más y tengo miedo a quedar preso por trabajar bien. Los primeros en caer cuando empiezan los cuestionamientos y las investigaciones son policías“.
Por otro lado aclaró que la fundación es una entidad sin fines de lucro. “Los nuevos policías que se incorporan a la tarea tal vez estén un poco más protegidos, tienen más herramientas para manejarse. Desde el Instituto de Seguridad (ISET) se hizo un muy buen trabajo y se bajaron mucho los niveles de corrupción interno. Nosotros sostenemos la fundación con fondos propios y con mucho esfuerzo y estamos abiertos a cualquier tipo de colaboración”, dijo el abogado penalista.∏
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