Dirigentes del oficialismo y de la oposición volvieron ayer a polemizar sobre las protestas (conocida en las redes sociales como 8N) que se realizaran hoy en varios puntos del país, aunque el epicentro y expectativa están centradas en Capital Federal, más precisamente en Plaza de Mayo.
Algunos referentes opositores coinciden con el espíritu del cacerolazo, pero se muestran reacios a participar para que no se "desnaturalice" la protesta, que fue convocada sin signos partidarios.
Para el oficialismo, en tanto, se trata de una manifestación de la "derecha paga" y de la "tilinguería" de la clase media.
El senador nacional por el Frente para la Victoria (FpV) Aníbal Fernández reiteró ayer que la "extrema derecha paga" es parte de la organización del cacerolazo contra el gobierno nacional y denunció que la movilización fue convocada por redes sociales desde "cuentas truchas".
En ese sentido, Fernández denunció que la Fundación Pensar y la Sociedad Rural "pusieron dinero" para generar "miles de identidades falsas en las redes sociales".
"Lo pudimos constatar para saber exactamente cómo lo pergeñaban. Hay empleados contratados, que sabemos hasta el lugar físico dónde están, que crean usuarios con cualquier nombre y cualquier foto. Es lo que la gente llama trolls", explicó el ex jefe de Gabinete.
Otro fue la visión que otorgó el diputado Federico Pinedo (PRO), quien sostuvo que "la clase media en Argentina es menos del 30 por ciento de la población total. Entonces, no es cuestión de despreciarla como si fuera nada. El análisis clasista es un error, porque precisamente lo que está demandando la gente que va a manifestar este jueves es que la escuchen".
"Si el mensaje es que no te escuchan porque uno es de clase media, justamente de eso se trata la protesta. Esto es muy negativo, ya que la democracia es de todos", dijo el diputado macrista.
Por su parte, el legislador porteño Juan Carlos Dante Gullo sostuvo: "No se pueden comparar estas movilizaciones con las de 2001, donde la realidad y la crisis determinaba el componente socioeconómico de aquella protesta".
"Ahora, es un cierto sector social y cierta geografía. Uno se corre 10 kilómetros de Capital y no pasa nada; eso se vio el 13 de septiembre. En amplios sectores del Gran Buenos Aires no va a pasar nada y en el sur de la Capital tampoco. Hay una composición muy marcada a nivel socioeconómico", añadió el legislador kirchnerista.
En tanto, la diputada nacional Victoria Donda (FAP) consideró a la protesta como "una convocatoria ciudadana" y opinó que la presencia de dirigentes políticos en la movilización podría "enturbiarla".
Asimismo, aseguró que no le "extrañaría" que desde el gobierno traten de bajar el perfil de la protesta. "Dijeron con caradurez que sólo la clase media, la clase alta o el que tiene un piso en Puerto Madero es el sector de la población que se manifiesta en contra. Hay que dejar que la gente se exprese sin tantas calificaciones", añadió.
Macri convoca
El jefe de Gobierno porteño y líder del PRO, Mauricio Macri, salió ayer a convocar abiertamente a la manifestación contra el gobierno nacional. "El 8N vayamos con una sola bandera, la argentina", escribió en Twitter, al tiempo que publicó una foto con la bandera nacional y la misma frase escrita arriba de la imagen. De esta forma, Macri se convirtió en uno de los pocos dirigentes que llamaron a participar del cacerolazo.