De la euforia al bajón. Tras alcanzar un triunfo sorpresivo en las Paso de agosto con casi el 30% de los votos, Javier Milei se quedó estancando en ese porcentaje y, pese a acceder al balotaje de noviembre, el sabor electoral es de una agria derrota. Está en estado de shock La Libertad Avanza, tanto que ganaron la categoría a diputado en Santa Fe (lograron llevar al Congreso tres diputados) y cerraron sus locales apenas se conoció la tendencia nacional. El líder libertario, como en una confesión cruda, salió directamente reclamar una alianza táctica con Juntos por el Cambio y a pedir los votos que sacó Patricia Bullrich, a quien en el último tramo de campaña la acusó montonera y de poner una bomba en un jardín de infantes.
Para un partido que se formó solo hace dos años, llegar al balotaje dejando tercero a una fuerza consolidada en todo el territorio como Juntos por el Cambio, debería ser una plataforma de despegue. Pero Milei y todos sus dirigentes subieron la vara demasiado desde las Paso y apostaron todo al triunfo en primera vuelta.
Otro dato que los desafía es el número frío que arrojó el escrutinio provisorio y que estableció que el resultado de las Paso no fue el piso sino su techo. En dos meses, Milei no pudo acercar a su fuerza nueva masas de votantes más allá de lo que contaba y ahora, un camino que parecía de rosas, se convirtió en una cuesta llena de obstáculos.
Por eso Milei, en su discurso desde su búnker, dijo que está dispuesto a hacer borrón y cuenta nueva en su estrategia solitaria y agresiva hacia sus adversarios para intentar atraer el voto de Patricia Bullrich. “Estoy dispuesto a barajar y dar de nuevo para terminar con el kirchnerismo”, propuso, tomando ahora como propio el “hit” de campaña de la ex ministra de Seguridad, que basó casi toda su propuesta en anatemizar al peronismo kirchnerista.
“Dos tercios de los argentinos votaron un cambio, una alternativa a este gobierno. Vengo a dar por terminado el proceso de agresiones y ataques, estoy dispuesto a barajar de nuevo con el objetivo de terminar con el kirchnerismo. La elección que tenemos por delante es muy clara: o cambiamos o nos hundimos”, expresó Milei desde el búnker.
“El kirchnerismo es lo peor que le ha pasado a la Argentina. Durante 100 años vivimos una decadencia y el kirchnerismo la profundizó. Si todos los que queremos un cambio no trabajamos juntos, se van a quedar con la Ciudad”, dijo Milei, atizando el fuego diabólico que supone la pérdida de el único bastión que tiene el macrismo.
Además, dio marcha atrás en torno a sus propuestas electorales, donde venía destacando el cierre de ministerios y empresas públicas, además de reformas laborales, educativas y en materia de salud: “No vamos a quitar derechos, sino privilegios”, aseveró.
Luego, el economista hablo con la militancia libertaria ubicada a las afueras del búnker y volvió a hacer un llamado a Juntos por el Cambio. “Es el momento de que los liberales abramos nuestros brazos y podamos recibir a todos aquellos que queremos dar la batalla por la república y libertad contra la actitud colectivista del kirchnerismo”, insistió.
Por último, el candidato señaló que es “necesario dar la batalla de la libertad, para volver a las ideas de (Juan Bautista) Alberdi, para la armar el proceso de reconstrucción nacional, para volver a hacer una potencia y terminar con el kirchnerismo”.
Caminos
En su camino para intentar llegar a la Presidencia, Milei cortó todo tipo de puentes con potenciales aliados que ahora los tiene que salir a buscar, especialmente a los radicales que integran Juntos por el Cambio, fuerza que, por otro lado, hoy pueda entrar en un proceso de “balcanización”.
En esa misión para congraciarse con los que antes llamaba “Juntos por el Cargo”, Milei eligió bien los destinatarios de sus felicitaciones: Jorge Macri (vencedor en Caba, pero lo tendrá que refrendar en segunda vuelta) y Rogelio Frigerio, que se impuso como gobernador de Entre Ríos. Dos dirigentes exclusivamente del PRO, que es el ala de la coalición que probablemente juegue abiertamente con él en la segunda vuelta de noviembre.
En una rápida captación del escenario electoral que le espera, Milei, casi en tono de ruego, le pidió aire a Bullrich para llegar con posibilidades al balotaje. Puede sacar poco de los que optaron por el cordobés Juan Schiaretti y casi nada de los que lo hicieron por la izquierdista Myriam Bregman.
Unos días antes de las elecciones, Milei llamó “siniestros” a los radicales invocando el nombre de Leandro Santoro y confesó que llegó a ponerle la cara de Raúl Alfonsín a un muñeco para descargar piñas y tensiones. Es casi improbable que algún dirigente radical salga a apoyar a un hombre que les destroza sus héroes y símbolos.
Tendrá sí un apoyo abierto del ex presidente Mauricio Macri, quien suele gustar, como Milei, de apalear la tradición de la Unión Cívica Radical. Pero no hay mucha más olla donde rascar para el libertario. Ni la situación económica, que es muy amarga para los argentinos, le trajo buenas noticias: le ganó el ministro de Economía que registró casi un 140 por ciento de inflación anual.