A las 21 Marcelo Lewandowski reconoció, con hidalguía y serenidad, una derrota que sabía que ocurriría desde mucho antes. Fueron sus primeras palabras en el Centro Cultural Atlas, donde siguió el escrutinio: "Sabíamos el contexto". Cuando aceptó competir a la Gobernación por el peronismo, que todavía no se llamaba Juntos Avancemos, hasta los más cercanos le auguraban no mucho más que el 30 por ciento de los votos. En ese porcentaje quedó ubicado. Quiso ser candidato porque en su partido es el dirigente de su tiempo y en los últimos cuatro años venía de dos buenas elecciones. En esas condiciones presentarse tenía costos pero no presentarse también. Ahora se abre la etapa de evaluarlos.
La gran incógnita que palpita después de una elección como esta, donde hubo un ganador aplastante, es en qué lugar queda el que perdió. Eso no depende solamente de la derrota. Omar Perotti fue superado dos veces hasta ser gobernador. Y Lewandowski ahora quedó muy rezagado en una elección, aunque no es concebible que a alguien de su espacio le hubiera ido mejor. Hace cuatro años dejó su lugar de periodista televisivo para ser candidato a senador por Rosario. Eso no significó en su caso un salto a la política dado que es un militante peronista de toda la vida. En esa primera prueba alcanzó con creces la banca que buscaba, que un peronista no ganaba desde 1987, y en un partido muy escueto en liderazgos se convirtió en una figura gravitante.
¿Le hace perder esa aureola este nuevo resultado? Lo dirá el tiempo, aunque no necesariamente. En el PJ no se ve a nadie nuevo haciendo punta para ser cacique. Y pese a perder por 28 puntos, una enormidad, habrá que esperar el proceso de debate interno. Con casi la totalidad de los votos contabilizados sacaba 540 mil, que es un 30,8 por ciento. Esta fue una elección excluyentemente entre dos. En escenarios menos polarizados con algo más del 30 por ciento se puede ganar. Le pasó a Miguel Lifschitz en 2015, que con 30,72% (548 mil votos) entró a la Casa Gris.
A Lewandowski le tocó una muy empinada. En 2019 Perotti se vio favorecido por dos variables: el acompañamiento total de su partido y un paisaje donde Cambiemos caía en picada. El ex analista de Fútbol para Todos ahora tuvo que luchar para no quedar pegado a una gestión nacional que viene en hundimiento. Pero además fue víctima de un peronismo santafesino desunido, con referentes disgregados, que salvo alguna foto después de las Paso nunca ofrecieron la imagen de estar construyendo una opción en cada nivel electivo y en toda la provincia, algo que sí mostró la coalición que lleva a Maximiliano Pullaro a la Casa Gris. Venía todo mal de antes: fue ungido el día previo al cierre de listas dado que Perotti, gran elector, ponía duras condiciones a la nominación. Tras tensar la cuerda al máximo el gobernador, al cabo de dos semanas desgastantes para Lewandowski, lo postuló en el último minuto corriendo por segunda vez en dos años a su aliado Roberto Mirabella.
El candidato perdedor fue moderado y distinguido al agradecer a quienes lo acompañaron. Nunca mencionó a Perotti. Remarcó que tenía proyecciones desde mucho tiempo antes del escenario electoral que viviría y que igual le puso el cuerpo junto a su compañera de fórmula Silvina Frana. "A pesar de todo eso decidimos que un sector importante de la sociedad necesitaba una representación. Dormiremos con la conciencia tranquila porque expresamos nuestras ideas. Y hay que aceptarlo porque la sociedad eligió otra cosa", dijo. Una emocionada Frana, ministra de Infraestructura de Santa Fe, pareció dirigirse al gobernador y a la sucesión en el justicialismo provincial cuando dijo: "Hoy nos toca ser el esquema más votado dentro de este frente".
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Lewandowski pierde pero en su distrito, Rosario, saca el 40 por ciento de los votos. Y en todo Santa Fe cosecha 60 mil más que Perotti, que encabezó la lista a diputado provincial. De nuevo, la política es serpenteante, y cada coyuntura es distinta. Pero aunque Perotti cae por cinco puntos ante Clara García, bajo el reflector de la historia reciente su revés tiene otro significado y otra resonancia. Los dos gobernadores que lo antecedieron, y que encabezaron al retirarse listas a diputado provincial, vieron revalidadas sus gestiones porque arrasaron en las urnas, se convirtieron en presidentes de la Cámara y mantuvieron por eso su supremacía.
El peronismo ha sido derrotado con contundencia. Dónde quedan ubicados sus referentes es algo que recién empieza a escribirse. La estrella de Perotti, un dirigente al que hasta sus mismos ministros le reconocen un hermetismo que los perjudica, languidece con estos resultados. No hay mayor derrotado. Lo de Lewandowski es distinto aunque también cayó. En el peronismo se viene un tiempo de cobranzas . Las facturas no serán iguales para todos.