—Gabriel Solano (GS): la fórmula es un acuerdo político entre el Partido Obrero y el MST. Ambos partidos planteamos el debate hacia el interior del Frente de Izquierda sobre qué izquierda necesitamos para la crisis que atraviesa la Argentina. Estamos frente a una crisis económica, social y política y que da la impresión de que va a ser peor, con devaluaciones monetarias, reformas laborales y previsionales, mayor reclamo del Fondo Monetario Internacional, entrega de los recursos naturales. Eso es lo que viene en los próximos meses, no años. Entonces, ¿qué izquierda hace falta para afrontar esta situación, que también se caracteriza por un crecimiento de la derecha, al menos como intención de voto? La izquierda que hace falta es una izquierda que luche, que se ponga al frente de la bronca popular y eso no puede ser sólo un tema electoral. En un momento planteamos en el FIT realizar un congreso, un plenario, un evento, que tendría por función votar los candidatos, el programa, las consignas y no hemos tenido acuerdo. El PTS hace un año y pico salió con la candidatura de Myriam Bregman, primero con Alejandro Vilca y ahora con Nicolás del Caño. A nosotros nos pareció un desatino que en un momento de tanta crisis para el pueblo argentino la izquierda enfatice la cuestión electoral. Vamos a hacer un plenario el 17 de junio en plaza Congreso y vamos a someter todo a una votación, como sucede en un sindicato, en cualquier lugar. No estamos diciendo nada que no sea una metodología propia de la izquierda. Invitamos a los compañeros del PTS a que vengan. La izquierda tiene que ser una fuerza con gran peso en la vida política.
—Además del sesgo electoralista que ustedes ven en el PTS, ¿observan también una mirada más contemplativa con el gobierno?
—Vilma Ripoll (VR): lamentablemente sí, no sé si para buscar votos del kirchnerismo, porque va a haber una salida del kirchnerismo por desencanto. Massa, que es un hombre del imperialismo, viaja a China y, si no le dan plata, entrega todo: el litio, el petróleo, todo lo que haya para entregar. Estuvo el acto del 25 de mayo, donde Cristina dijo que había pagado y piensa pagar “taca taca” y lo va a pagar con lo nuestro. Van a sacar los dólares de los presupuestos para salud, educación y jubilaciones. Ante esa situación no hubo ni un tuit. Para nosotros eso es un error, así no queremos conseguir ni un voto. Queremos disputar, que la gente saque sus conclusiones y a partir de allí ofrecerle que nos voten.
—GS: si Myriam Bregman ha decidido coquetear con el kirchnerismo ella tiene que explicar por qué, pero compromete al Frente de Izquierda integralmente. Esta crisis se debe justamente a que una parte importante del pueblo no quiere votar al kirchnerismo, porque identifica con mucha razón como responsable de lo que está pasando en la Argentina. El que gobierna es el Frente de Todos, a pesar que parece que es el frente de nadie. Gobiernan Alberto, Cristina, Massa, los gobernadores, la CGT, están todos metidos. Todos han puesto su dedo. Hoy Alberto fue reducido a una figura decorativa esperando que llegue el 10 de diciembre, pero hoy el gobierno es lo que estaba en plaza de Mayo el 25: Cristina, Kicillof, Wado, Massa, Máximo.
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—¿Las diferencias que marcan respecto a la lectura de la coyuntura y el posicionamiento respecto al gobierno pueden derivar en una ruptura del FIT?
—GS: vamos hacia un encuentro y las Paso. Apelamos a que el electorado popular de la Argentina quiere que haya una izquierda con peso para dar una salida a la crisis que vive el país. Si lo logramos, vamos a dar también una salida a la izquierda argentina. El Frente de Izquierda es una gran construcción, fue un gran paso adelante, pero tiene límites y hay que verlos. No queremos que el FIT termine siendo un instrumento dócil. Que terminemos siendo como una casta, que vayamos a elecciones cada dos años para tener dos, tres, cuatro, cinco o seis diputados y no pase nada.
—VR: después termina como Podemos en España.
—GS: ahora, si la izquierda es capaz de tener una presencia decisiva en los grandes sindicatos y en las grandes barriadas, puede cambiar cualitativamente lo que pasa en la Argentina. El futuro se juega en la calle. Si se aplica lo que plantean los que se presentan como candidatos para eventualmente llegar a la Casa Rosada la Argentina puede ir a un estallido popular en el corto plazo.
—Un dato significativo de las últimas semanas es que se movilizaron en conjunto la Unidad Piquetera y movimientos sociales cercanos al oficialismo. ¿Es una señal tanto hacia este gobierno como el que viene?
—VR: por supuesto. El movimiento piquetero es el que está dando la pelea en la calle más fuerte, más efectiva, contra las medidas del gobierno. Que también se haya sumado el sector más ligado al gobierno es porque ellos ven que acá no se salva nadie y se preparan. También se preparan los gobiernos provinciales, como el de Jujuy, que hizo una constituyente y puso como punto judicializar el corte de ruta y el corte de calle. Ellos están viendo cuál es la situación que se viene y nosotros tenemos que estar a la altura de lo que necesitan los trabajadores y los sectores populares. Están saliendo los ambientalistas, los jóvenes, los trabajadores, los desocupados, pero están saliendo todos divididos porque la CGT le hace la tarea a los sucesivos gobiernos. Hace tiempo que no se ve una CGT tan traidora. Es muy importante ir a disputar los sindicatos, como hicieron en el Sutna (el sindicato del neumático).
—GS: agrego una precisión. En esa marcha estaba Grabois, y en esta última etapa del gobierno la candidatura de Grabois es en lo esencial una maniobra política de contención para tratar de evitar un giro a la izquierda. Dice no a Massa como presidente pero sí como vice. Es una disquisición que no corresponde en base a un agente de la embajada norteamericana. Entonces Grabois hace estas rabietas públicas, que probablemente derive en una negociación de algún tipo por las listas. En el 2021 el hecho más significativo que tuvo la elección del Frente de Izquierda fue, por sobre todas las cosas, el resultado en el conurbano bonaerense. En municipios que estaban gobernados de manera casi monolítica por el peronismo hoy existe una presencia significativa de la izquierda. Obtuvimos en distritos del segundo y tercer cordón 10, 12 por ciento de los votos. Eso que nunca había sucedido en La Matanza, Moreno, José C. Paz hoy lo expresa nuestra lista.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
—¿Qué país creen que viene si gana las elecciones Juntos por el Cambio?
—GS: se viene un ajuste enorme. Están discutiendo cómo hacen para no volver a fracasar, y si tienen la capacidad política de derrotar al pueblo. Algo que en 2017 Macri no logró: había ganado la elección de medio término y se produjeron las jornadas del 14 y 18 de diciembre, que marcaron el principio del fin del gobierno macrista. Entonces, Bullrich plantea ir con la policía, con el ejército, y Rodríguez Larreta propone que el peronismo participe. Ese es el debate, pero el programa es el mismo: reforma laboral, reforma previsional, todo ahora.
—¿Y si llegara a ganar el Frente de Todos?
—GS: no parece venir una cosa muy distinta a lo que está pasando ahora, porque el Frente de Todos ya no hace falta decir lo que va a hacer, lo está haciendo. Podés tomar en cuenta su discurso o podés tomar en cuenta los hechos, y ves reducción de salarios, planes sociales y jubilaciones y entrega a los recursos naturales. Da la impresión de que el conjunto de la clase capitalista le imprime a sus fuerzas políticas tradicionales un programa de ofensiva contra los trabajadores.
—Milei aparece como el emergente de un momento de mucho malestar con la dirigencia política. Por lo que marcan las encuestas crece en el electorado joven, que viene de sufrir inflación alta desde hace una década y no ve futuro. ¿Cómo ven este fenómeno?
—VR: lo primero que hay que decir es que es parte de un proceso mundial, porque los Trump, los Bolsonaro y el triunfo de la derecha en España no son casuales: tienen que ver con el fracaso de las políticas de centro izquierda o populares que no llevan adelante las medidas que dijeron. Alberto dijo que iba a llenar la heladera e hizo todo lo contrario. Eso lleva a la gente a una búsqueda que termina siendo apropiada por Milei. Por eso es muy importante que la izquierda dispute esos jóvenes. Para eso tenemos que decir con fuerza todo lo que hay que hacer y no nos tiene que temblar el pulso. Los jóvenes que no ven futuro tienen razón de estar muy enojados.
—GS: muchos colegas tuyos se preguntan algo que yo también me pregunto, por qué la derecha canaliza más la bronca que la izquierda. Creo que se debe básicamente a dos motivos. Uno es que para mucha gente hoy gobierna algo parecido a la izquierda. Yo pienso que de ninguna manera, pero mucha gente ve la forma de hablar, de expresarse y la simbología del gobierno —como lo que dicen del FMI— y creen que es de izquierda. El segundo motivo es que el gobierno toma unas medidas de intervención estatal —perdón por la palabra tan poco académica— muy pedorras, que dan un resultado completamente negativo. Por ejemplo, anuncian un control de cambios y el dólar se sigue fugando, anuncian un control de precios y tenemos la inflación más alta de los últimos treinta años, sancionan una ley de alquileres y no la aplica nadie. Parecer ser, pendularmente, la respuesta lógica al fracaso de ellos. Volvemos al punto de partida: si no somos claros y no enfatizamos en que esto no es izquierda y no tenemos nada que ver con esto, nosotros también caemos en la volteada. Si dicen que Larreta es comunista imaginate el resto, es un descontrol.
—VR: nosotros los hemos enfrentado siempre y no sólo en la tele. Los enfrentamos en la calle, los gremios, los barrios, en todos lados. Por eso estamos convencidos de que esta no es una pelea de cargos. Es una pelea para que quede claro qué planteamos sobre la política, el programa, la salida. No queremos que se confunda nadie y después eso lo capitalice Milei.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
—Los traigo a Santa Fe, ¿cuáles son sus propuestas con respecto a la seguridad en Rosario?
—GS: el punto de partida es la guita de la droga, que se lava en el sistema financiero. Hay que pasar a una banca única que termine con ese mecanismo. También hay que ver los emprendimientos privados, los edificios vacíos, que también son otra forma de lavar la guita. Hay que hacer un control muy fuerte sobre las fuerzas de seguridad y la Justicia debe ser electa y revocable. Otro temafundamental son los puertos, que siguen siendo privados: hay denuncias sistemáticas de cómo cargamentos de droga salen por los puertos privados y nadie hace nada. Lo interesante es que la droga no se produce acá, acá llega la droga que entra por Bolivia y Paraguay, y cuando se habla de traer más gendarmes son los mismos gendarmes que no cuidan las fronteras ni las rutas.
—VR: creemos que el Estado tiene que asumir un sistema de tratamiento de salud para los pibes que se drogan y se enferman, sino es imposible. Acá lo que hay que hacer es legalizar la droga y que se le termine la fiesta al narcotráfico. Si no le sacás a los narcos el poder que les da manejar la droga y toda esa guita en el circuito que Gabriel describía no terminás nunca más con el problema.
—¿Cómo califican los gobiernos de Perotti y Javkin?
—GS: en una provincia y en una ciudad que está prácticamente todos los días en la palestra nacional por la cantidad de asesinatos y las balaceras a los colegios es llamativo que quieran seguir. Perotti no puede hacerlo porque la Constitución se lo impide pero Javkin sí quiere hacerlo. En Rosario las situación hace que ya sea muy difícil poder vivir. Ojo que en el Gran Buenos Aires también sucede, pasa que la policía bonaerense maneja el negocio y lo regula más eficazmente, hace que haya menos fisuras internas y, por lo tanto, menos asesinatos, al menos de manera relativa respecto a la población.
—VR: igual, todos cogobiernan. Votan las leyes, sino no saldrían. Si ellos quisieran avanzar de verdad tienen la posibilidad. El tema es que los que ponen la vida son los pibes, todavía no les tocó no les tocó a ellos ni a su familia.