No es la diplomacia de las vacunas. Es la diplomacia de la obra pública. El presidente Alberto Fernández desembarcó en Rosario con buena parte de su gabinete y compromisos de inversión pública por $ 76 mil millones. Fue en el marco de la cita pendiente para poner en marcha a la ciudad como una de las capitales alternas que creó por ley a poco de asumir su mandato. “La idea de sacar el gabinete es no encerrarse en Buenos Aires”, dijo apuntando en distintas direcciones.
También destacó la importancia de “salir al territorio” porque “las estadísticas no siempre dicen como son”. En ese plan, saltó el cerco de la crispada política porteña y desafió los riesgos de la movilidad en pandemia para aupar a los dirigentes territoriales que lo acompañan pero delegan en el jefe del Estado el liderazgo en las decisiones más difíciles y audaces. En materia sanitaria y también de política económica. Al fin y al cabo, en el déficit fiscal primario de 6,5% del PBI que tuvo la Nación el año pasado, abultado por la asistencia a personas, empresas y cuentas subnacionales, descansa el ajuste que le permitió a la administración de Omar Perotti lograr el superávit financiero de $ 18 mil millones.
El gobierno de Alberto Fernández asistió con más de 320 mil ATP y casi 700 mil IFE a la población de Santa Fe, en el marco de una millonaria inversión que incluyó también programas sociales, ayuda alimentaria, obra pública y fondos para compensar la caída de la recaudación.
Desde fines del año pasado, cuando la economía comenzó a reaccionar a la flexibilización de las restricciones sanitarias, comenzó la etapa de los proyectos de infraestructura. El presupuesto 2021 duplicó las partidas previstas con este fin y, según datos del Ministerio que conduce Gabriel Katopodis, ya hay más de $ 60 mil millones en ejecución. Pico, pala, máquinas, cemento y caños por abajo.
Los compromisos firmados ayer involucran el acueducto Gran Rosario, la repavimentación de la ruta nacional 9 y la transformación en autovía de la ruta 33, que fue uno de los fiascos más grandes de las promesas hechas por el gobierno de Mauricio Macri. Perotti le pidió por obras en los Bajos Submeridionales y por la planta de agua potable en la ciudad de Santa Fe. “No son golpes de efecto, son compromisos, se están cumpliendo muchas obras que acordamos en 2019 en la facultad de Derecho de Rosario”, recordó el gobernador.
El ministro del Interior, Wado De Pedro, subrayó la apuesta del gobierno nacional. Recordó que “no hacen falta dólares ni negociación con el FMI para avanzar en un plan de desarrollo con inclusión, en unidad con todos los sectores”. Y remató: “Muchos países que hoy son potencia se levantaron con la inversión en obra pública”.
Perotti cumplió su rol. Puso en escena el pedido para que la Cámara de Diputados de la Nación avance con la reforma judicial, trabada por la oposición. “Los senadores de la provincia, Sacnún y Mirabella, ya le dieron su voto”, enfatizó. No habló de Carlos Reutemann. También subrayó los avances del plan de vacunación provincial y dijo que esa tarea es posible porque el presidente “se encargó de salir a pelear las vacunas”.
Guiños
Como guiño político y económico, invitó a la Nación a seguir invirtiendo en Santa Fe porque “siempre lo devuelve multiplicado”. Por lo pronto, endulzó los oídos nacionales con música de reactivación: “En la provincia todos los indicadores productivos están en franca recuperación”.
El intendente Javkin, que se llevó específicamente el compromiso de financiamiento para completar totalmente la red de conexión a cloacas, obsequió su aporte a la convivencia. “Cuando se trata de enfrentar un obstáculo como esta pandemia, no es momento de gritar”. Los funcionarios nacionales no dejaron de subrayar que la ciudad obtiene compromisos récord de fondos nacionales de obra pública, pese a no ser oficialista.
El jefe de gabinete, Santiago Cafiero, fue el más picante: “Antes los ministros del Interior se dedicaban a apretar gobernadores e intendentes, ahora trabajamos articulados”, dijo. Y defendió las medidas drásticas para enfrentar la ola de Covid: “La ciudadanía no nos pide pensar en las elecciones sino cuidar la vida”.
De paso, el gobierno nacional construye en el territorio, quizás en la inteligencia de que la política en la calle puede ser más efectiva que el griterío en las redes. Y aupando con referentes territoriales que apoyan su gestión en la certeza de que, en tiempos difíciles, encuentran en Alberto un tío generoso.