Javier Milei, dos años después de su novedosa irrupción en la política argentina, será el nuevo presidente a partir del 10 de diciembre. El candidato de La Libertad Avanza (LLA) ganó de manera contundente al postulante Sergio Massa, de Unión por la Patria (UP), en una jornada dominada por la tranquilidad y sin rarezas en el proceso electoral. El líder libertario captó en casi su totalidad los votos que en las generales sacó Patricia Bullrich e incluso sumó más adhesiones en todo el territorio nacional. A partir de ahora se inicia un proceso de transición con enormes signos de interrogación. Entre todas las preguntas, sobresale una: qué pasará el martes, cuando abran los mercados después del feriado, y se empiecen a reflejar los números duros de la economía luego de que ganara alguien que basó sus propuestas en la dolarización y la eliminación del Banco Central.
Milei, en su discurso triunfal, no despejó esas dudas con mensajes tranquilizadores, sino que pareció azuzar esa incertidumbre. Le pidió al gobierno que se haga responsable hasta el último día de mandato. “La situación es crítica, los cambios que se necesitan son drásticos. No hay lugar para gradualismo, la tibieza y las medias tintas”, afirmó desde el atril. Media hora antes, en la derrota sin esperar los datos oficiales, Massa le tiró la responsabilidad a Milei. “Desde mañana, la responsabilidad y la tarea de dar certezas y transmitir garantías sobre el funcionamiento político, social y económico de Argentina es responsabilidad del presidente electo”, explicitó el por ahora ministro de Economía.
“Hoy comienza la reconstrucción de Argentina. Hoy es una noche histórica para la Argentina. Gracias a los que hicieron que esto sea posible, al equipo que viene trabajando hace dos años para lograr el milagro de tener un presidente liberal libertario”, dijo Milei desde el escenario triunfante.
Milei nombró a solo cuatro personas que solventaron su triunfo: su hermana Karina, Santiago Caputo, Mauricio Macri y Patricia Bullrich: “Sin mi hermana Karina nada de esto hubiera sido posible. También a ese gigante que me ha acompañado a lo largo de todo este proceso, que suele mantenerse en la oscuridad, Santiago Caputo, que es el verdadero arquitecto junto al jefe (por Karina). Quiero agradecer especialmente al presidente Macri y a la señora Bullrich, que desinteresadamente, en un acto de grandeza que nunca se ha visto en la historia Argentina, pusieron el cuerpo para defender el triunfo”.
Con las excepciones de las provincias de Buenos Aires, Santiago del Estero y Formosa, el resto del país se pintó de violeta, con resultados abrumadores, por el volumen de votos, en Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
En territorio santafesino, la performance del libertario fue arrolladora ganando en todos los departamentos, incluso en Rosario, ciudad donde cuatro años atrás había protagonizado el “peronazo” en favor del Frente de Todos. Todo un síntoma de una época que marcará una profunda reestructuración del sistema de partidos con esta irrupción de una fuerza que solo descansa en el temperamento de una sola persona.
Parece un siglo, pero fue hace una semana que Milei se enfrentó en un debate con Massa e hizo agua en su línea argumental. Hubo un consenso generalizado entre todos los analistas de que ganó un “político profesional contra uno amateur”. Precisamente es ese aspecto lo que le destacan sus fanáticos y lo que lo hizo llegar hasta acá, ganando por más de 10 puntos un balotaje que a priori asomaba parejo.
Y es que Milei le ganó a toda la superestructura. Desde los principales referentes y partidos de Juntos por el Cambio (salvo el PRO), pasando por organizaciones empresariales y personalidades destacadas de la cultura, todos se habían inclinados por Massa o habían decidido la neutralidad. El libertario se sostuvo en su discurso “anticasta” como un imán que ya había atraído a su aventura presidencial a los grupos juveniles y a amplios sectores económicos vulnerables, históricos votantes del peronismo.
Desde el principio, Milei se vinculó con una transversalidad social harta “de los políticos de siempre” y en permanente zozobra por la situación económica y una inflación desbocada que fue limando los ingresos de los sectores bajos y medios. Las medidas que impulsó Massa para recomponerlos, como la eliminación del impuesto a las ganancias o la devolución del IVA, le alcanzaron solo para entrar en el balotaje. Una gran mayoría ya le había “picado el boleto” desde mucho antes al peronismo.
Otras de las incógnita que se abre es la gobernabilidad para un partido que no manda en ningún Estado provincial y tiene una escuálida formación parlamentaria. Habrá que ver en ese terreno cómo opera el acuerdo que abrochó con Macri (uno de los grandes ganadores de la jornada). Alguna pista tiró el ex presidente desde las redes sociales con el resultado cantado y cuando ya había hablado Milei. “Necesitará apoyo, confianza y paciencia de todos nosotros”, dijo el fundador del PRO, partido que quedó quebrado luego de la alianza que pactó el ala dura con el libertario para el balotaje.
Sin mayoría parlamentaria, Milei deberá en su impulso inicial asentarse sobre una mayoría socialmente variable para instrumentar su programa económico que, según sus propias palabras, debe resucitar la nostalgia de la “Argentina Potencia” del siglo 19, previo a la ley de enseñanza pública y laica, al voto universal obligatorio y a los derechos laborales y sociales.
Todos los interrogantes que abren la victoria de Milei se comenzarán a responder con un día a día que se avizora muy conflictivo, fundamentalmente en el frente económico.