Apenas consumado el congreso provincial del socialismo, que habilitó por mayoría la integración a la nueva coalición opositora Unidos para Cambiar Santa Fe, Enrique Estévez confirma a La Capital su precandidatura a intendente de Rosario. Una decisión que, además de los desafíos de enfrentar una inseguridad sin freno y un transporte de pasajeros jaqueado por el déficit, contempla la intención del partido de la rosa roja de recuperar su bastión histórico.
“Todos tenemos la sensación que Rosario es una ciudad abandonada”, asevera el diputado nacional sobre los roles del gobierno provincial y la Casa Rosada frente a la escalada de violencia. Tampoco duda en cuestionar al intendente Pablo Javkin, posible rival interno: “Hay que recuperar un rumbo. Además, el socialismo no se sintió parte de su gestión”.
-¿Qué lo motiva a anotarse en la carrera por la Municipalidad de Rosario?
-Quiero ser parte de la solución a los problemas que atravesamos. Necesitamos sanar la ciudad, apaciguarla y volverla a llenar de vida. Estamos en medio de una crisis inédita y no hay un solo salvador ni soluciones mágicas. Tampoco lo puede hacer un solo partido político. Hace falta una nueva generación que posibilite los cambios que Rosario requiere. En ese sentido, hay desafíos que no nos tienen que atar al pasado ni a rigideces de otros tiempos para resolverlos: hablo de la violencia, el transporte y el cuidado del ambiente. Eso se tiene que dar repensando el rol de los Estados municipales en el siglo XXI. En Rosario se hicieron muchas transformaciones, un sistema de salud reconocido en todo el mundo, dejamos de darle la espalda al río Paraná y fuimos una capital cultural.
-¿Otro desafío es que la ciudad vuelva ser el histórico bastión socialista?
-Hubo una generación que hace 30 años, en base a un proyecto, posibilitó muchos cambios. Hoy, sin atarnos a ese pasado, tenemos que lograr un gobierno que nos permita construir en este presente difícil un futuro distinto. Estoy convencido que a Rosario la podemos pacificar en cuatro años. Y que en ocho años podemos ser nuevamente la mejor ciudad de la Argentina. Algo que Rosario lo puede lograr no sólo desde una nueva generación política sino también a través de representantes de la sociedad civil, que todos los días trabajan, producen y participan solidariamente. Esa fuerza debe tener un gobierno.
Rosario tiene que recuperar un rumbo, porque venía con un ritmo de transformaciones que se frenó" Rosario tiene que recuperar un rumbo, porque venía con un ritmo de transformaciones que se frenó"
-¿Qué balance traza de la gestión de Javkin?
-A Javkin le tocaron años difíciles para gobernar, pero claramente ser intendente significa eso: gestionar crisis y administrar con decisiones. Rosario tiene que recuperar un rumbo, porque venía con un ritmo de transformaciones que se frenó. No concibo actitudinalmente que un intendente diga “hacemos nuestra parte”. Así, nunca hubiésemos construido un sistema de salud como el que hoy tenemos en la ciudad. Necesitamos recuperar un gobierno con un equipo de trabajo y proyectos, dedicado las 24 horas y los siete días de la semana. Además, desde el punto de vista político, el socialismo no se sintió parte de la gestión de Javkin. En los últimos tres años no discutimos ninguna política publica trascendente en la ciudad ni participamos en las decisiones importantes. No obstante, la ciudadanía es la encargada de hacer la valoración de un gobierno.
-¿Cómo se enfrenta una inseguridad sin dique?
-Todos tenemos la sensación que Rosario está abandonada, que hay un gobierno nacional y otro provincial que manejan las fuerzas de seguridad y que dejaron librada a su suerte a la ciudad. Pero Rosario tiene un gobierno e instituciones que pueden revertir esa situación. Del mismo modo en que llevamos adelante transformaciones que no parecían posibles, hoy esa fuerza y capacidad de cambio las tenemos que poner en dirección de un plan para pacificar Rosario. También hay que recuperar la idea de unión en la política y sus dirigentes, junto a representantes de la sociedad civil. Sin eso, vamos camino a un abismo, que es lo que le está ocurriendo hoy a la Argentina.
-El transporte público no recupera el equilibrio.
-Para problemas extraordinarios necesitamos respuestas osadas. Rosario y el interior del país no pueden seguir sin una justa distribución de recursos de un Estado nacional que concentra todo su presupuesto y capacidad económica en la ciudad y la provincia de Buenos aires. Es algo que venimos reclamando. Y que no puede resolver por sí mismo un intendente, pero sí una gestión municipal puede tener un modelo de transporte en la ciudad, que es algo que ha caracterizado a Rosario. Hay un retroceso, no solo en lo presupuestario sino en cómo se concibe la movilidad y el transporte en el desarrollo de una ciudad.
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El diputado nacional objetó al gobierno provincial y a la Casa Rosada por la escalada de violencia.
Foto: Marcelo Bustamante / La Capital.
-¿Cómo vislumbra la posibilidad de enfrentar a Javkin?
-Creo que suma. El socialismo, en Rosario y en la provincia, tiene una historia y una definición muy clara: somos un partido de gobierno y, para nosotros, la política logra sentido si trabajamos para construir buenas gestiones. Nuestra vocación es la de consolidar una alternativa política y no quedarnos comentando la realidad o criticando lo que hacen otros. En Santa Fe tenemos un desafío político muy importante: la construcción de una alternativa al gobierno de Omar Perotti, que no tiene nada que dar, pero que tampoco lo dio antes. La gente espera que termine una gestión que tuvo un fracaso rotundo. Por eso, con nuestra identidad, el socialismo competirá tanto en Rosario como a nivel provincial en un espacio con reglas claras, con un programa en común y en pos de una alternativa al peronismo.
-¿El nuevo frente opositor tiene chances de gobernar Santa Fe?
-Esta coalición tiene un desafío: devolverle a la política un sentido de transformación. Hoy la política sólo comenta los problemas. Si queremos recuperar y defender la política, hay que reconstruirla y eso tiene que ver con la posibilidad de dejar de decir y empezar a hacer. Estamos en una situación dramática, con niveles de violencia e inseguridad inéditos y una inflación sin antecedentes. No es algo que podemos naturalizar. Esos problemas deben estar en el centro del debate y Unidos para Cambiar Santa Fe tiene el desafío de dar las respuestas que no brindan los que hoy gobiernan la provincia.
Hay un gobierno nacional y otro provincial que manejan las fuerzas de seguridad y que dejaron librada a su suerte a la ciudad" Hay un gobierno nacional y otro provincial que manejan las fuerzas de seguridad y que dejaron librada a su suerte a la ciudad"
-¿Las distintas matrices ideológicas pueden complicar la convivencia en Unidos?
-En 2019 la gente votó un cambio, pero pasaron cuatro años y hoy estamos peor. Quienes no somos parte de los gobiernos nacional y provincial tenemos que trabajar para consolidar una alternativa. Hay un programa básico en común y, por eso, el socialismo, en su tradición, trabaja con partidos con los que tuvimos y seguiremos teniendo diferencias. No concebimos la construcción política sin contradicciones porque no somos dogmáticos. Lo hicimos en los orígenes del Frente Progresista y lo hacemos ahora.
-¿Hay muchos heridos en el socialismo tras la decisión de participar de la nueva coalición?
-Los partidos políticos tienen que ser parte de la solución. El socialismo funciona y tiene diversidad de ideas hacia su interior, con instancias para tomar decisiones y sintetizar las distinta miradas. En ese sentido, comprendo a los que desconfían, pero no tengo dudas que los votantes y los simpatizantes, en el transcurso de este proceso electoral y con las propuestas que llevemos, nos acompañarán en la construcción de una alternativa cuyo desafío es responder a los problemas de la gente.