Con un caminar pausado, lento, deambulando por el hall como esperando, tranquilo. Una actitud que podría ser propia de un hombre nacido en el noroeste provincial -en el mal llamado “interior”-, o de un hombre que logró su cometido: llevar a su final la reforma constitucional de Santa Fe, después de 63 años. Una Carta Magna que “no será la ideal, pero será la que pudimos lograr”. Felipe Michlig atravesó las puertas de la Legislatura, pasadas las 18.20, con el primer ejemplar del nuevo contrato social entre sus brazos. El primero jurado por los convencionales y a minutos de que las cúpulas de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la provincia hicieran lo propio.
Afuera, sobre el escenario, el gobernador Maximiliano Pullaro ya había saludado con su puño en alto a la gente que ocupó todas las sillas dispuestas en la explanada de la Legislatura. Los convencionales estaban acomodados en sus puestos, en el mismo orden en el que se sentaron en las sesiones plenarias.
Los ministros de la Corte Suprema, la vicegobernadora Gisela Scaglia y la presidenta de la Cámara de Diputados, Clara García, también esperaban a Michlig, quien llevaba debajo del brazo el libro de color chocolate, prolijamente bordado.
“Con un horizonte de amplio consenso multipartidario trabajamos y logramos la reforma más importante y extensa de toda la rica historia santafesina”, dijo frente a la multitud el también senador por el departamento San Cristóbal.
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Y rememoró lo arduo de un debate que “siempre se hizo de cara a la sociedad, con transmisiones públicas en vivo”. También resaltó que se llegó a "la Constitución posible, la de los consensos políticos que reflejan los distintos pensamientos del electorado provincial”.
Minutos antes de que Michlig atravesara la puerta de la Legislatura, también deambularon por los pasillos del Senado los ministros de la Corte y líderes de un Poder Judicial con muchísimas modificaciones en esta reforma.
Roberto Falistocco, Eduardo Spuler, Rafael Gutiérrez, Margarita Zabalza y Jorge Baclini llegaron justo a tiempo para el comienzo, se encerraron en un sala exclusiva, vieron la última sesión y la jura inicial. Luego salieron y juraron ellos la Constitución, como extraños en ese territorio pero despreocupados. Daniel Erbetta no estuvo presente.
La Constitución “posible”
La jornada empezó temprano, a las 17, con todos los convencionales presentes, que fueron ingresando a la Cámara de Diputados para jurar la Carta Magna que reformaron. El gobernador fue uno de los primeros en entrar al recinto.
“Siento que fue un proceso abierto. Obviamente, nuestra Constitución irá tomando cuerpo, irá tomando vida con el tiempo y la gente irá incorporando los cambios y los nuevos derechos”, sostuvo.
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Mientras algunos describieron la jornada como “histórica”, otros decidieron no ir a jurar: Amalia Granata, Nicolás Mayoraz, Juan Pedro Aleart, Néstor Fandos, Gabriela Martínez, Elizabeth Vidal y Candela Rodríguez.
En cambio, hubo convencionales que no rubricaron la Constitución pero sí asistieron. Y otros que mostraron su oposición, pero firmaron y juraron la Carta Magna. Ante los medios, Juan Monteverde, de Más para Santa Fe, insistió con su visión crítica del proceso.
En la explanada
Después de los juramentos en Diputados, que pusieron el punto final al proceso de creación de la nueva Constitución, el acto principal se trasladó a la explanada de la Legislatura, donde desde el día anterior se preparó un escenario con luces y dos pantallas gigantes para que la ciudadanía y los invitados especiales no perdieran detalle alguno.
También se realizó un emotivo homenaje a Alejandra "Locomotora" Oliveras, convencional electa que no pudo ocupar su banca ya que murió como consecuencia de un ACV sufrido al inicio de la Convención Constituyente. Se les entregó una placa de honor a sus hijos y la multitud le brindó un extenso aplauso a la exboxeadora.
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Los mentores de la reforma reivindicaron el diseño de un nuevo esquema de poder a partir del equilibrio.
Foto: Virginia Benedetto / La Capital.
Desde allí, Michlig y Pullaro les tomaron el juramento a las autoridades de los poderes Ejecutivo, Judicial y Legislativo. El gobernador brindó un discurso a todos los presentes en el que destacó los amplios consensos de la flamante Constitución.
“Estamos culminando una reforma que no nació del plan de una persona sino que recupera múltiples intentos, una deliberación acumulada”, graficó el jefe de la Casa Gris.
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En esa línea, agregó: “Es un proceso que culmina y abre paso a otras transformaciones que nos deberán encontrar necesariamente juntos”. Además, describió la reforma con dos ejes: “Consenso como método y equilibrio como resultado”.
Luego, los convencionales que se habían quedado hasta ese momento firmaron la Constitución frente al pueblo y recibieron su diploma.
Para finalizar, el gobernador les tomó juramento a todos los santafesinos que se hicieron presentes en la explanada de la Legislatura. Y le bajó el telón a un proceso que dejará su huella en la historia de Santa Fe.