El histórico dirigente del Partido Justicialista Antonio Cafiero falleció ayer a los 92 años dejando sin voz decenas de anécdotas surgidas de sus setenta años de carrera política que lo llevaron a ocupar diferentes cargos, incluso al lado de su maestro y referente, Juan Domingo Perón.
La presidenta Cristina Fernández decretó dos días de duelo nacional por su fallecimiento.
Según confirmó su nieto Santiago Cafiero, Antonio estaba internado hace 10 días por un cuadro de neumonía. Sus restos serán velados en el Salón Azul del Senado de la Nación y hoy, a las 10, serán trasladados al cementerio de San Isidro, donde descansarán junto a los de su esposa.
Antonio Francisco Cafiero, nació el 12 de septiembre de 1922, era uno de los pocos políticos que podían contar en primera persona lo que sucedió aquel 17 de octubre de 1945, hoy Día de la Lealtad Peronista, cuando centenares de trabajadores provenientes principalmente del cordón industrial del Gran Buenos Aires se acercaron a Plaza de Mayo reclamando la presencia del general Juan Domingo Perón.
Viudo de Ana Goitía, con quien tuvo diez hijos —cinco mujeres y cinco varones—, Cafiero disfrutaba los encuentros familiares rodeado de sus nietos, 40 en total, y bisnietos en su casona del barrio de San Isidro.
De Boca como el general. Contador público, recibido en la UBA en 1944, y doctor en Ciencias Económicas, con título obtenido en 1948, Cafiero era fanático de Boca Juniors y hasta su muerte aseguró que el general Perón era hincha de Boca y no de Racing, y que incluso también lo era Evita.
Nadie podía desmentirlo cuando afirmaba que ni Perón ni Evita confesaban su sentimiento hacia la azul y oro porque no querían tomar partido.
Su gusto por el fútbol lo llevó a la Bombonera habitualmente, en sus años más jóvenes, a la tribuna, y luego al palco, pero también a la canchita donde cada sábado al mediodía durante 32 años se lo vio jugar de mediocampista, "con llegada al arco", como a él le gustaba definirse.
A Cafiero también le gustaba el boxeo, en especial el fallecido Carlos Monzón, a quien consideraba "el boxeador más completo" que vio pelear. Según decía en una entrevista en El Gráfico del 3 de febrero de 1987, el santafesino tenía "técnica" y "golpe".
Entre puros y libros. Entre sus hábitos estaba fumarse cinco puros por día, entre sus últimas tareas pendientes estaba escribir un libro sobre sus memorias, y así lo hizo en 2011 con "Militancia sin tiempo" (Mi vida en el peronismo), que tiene dos prólogos, uno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y otro del historiador Pacho O'Donnell.
Aggiornado a las últimas tendencias, Cafiero incluso creó un blog con ayuda de sus nietos en el que exponía sus comentarios y recomendaba notas periodísticas de interés.
Siempre se confesó muy católico y practicante, y por eso cada vez que podía iba a misa y comulgaba, según él mismo contó en alguna de las tantas entrevistas que concedió.
Antonio Cafiero visitó en su exilio a Perón en varias oportunidades hasta su regreso a la Argentina, convirtiéndose en uno de los pocos dirigentes que todavía podían contar que estuvieron junto al legendario líder.
Hace poco, en una de sus últimas salidas, visitó el Instituto Juan Domingo Perón, que preside Lorenzo Pepe y donde funciona un bar temático sobre el General.
Según contó Pepe, apenas entró Cafiero y vio a Perón sentado en una mesa tomando un café, obra del escultor Fernando Pugliese, le dijo: "Por fin lo encuentro General, que ganas tenía de verlo".
El Papa "reza por su alma"
El papa Francisco expresó ayer su cercanía con la familia Cafiero, ante el fallecimiento del histórico dirigente peronista, cuyo hijo es el actual embajador argentino ante el Vaticano, Juan Pablo Cafiero. El papa argentino Jorge Bergoglio “reza por el alma de Cafiero” y expresó su cercanía con toda la familia, según indicó el oficial de protocolo del Vaticano, monseñor Guillermo Karcher, en declaraciones a periodistas acreditados ante la Santa Sede.