Otra vez el hospital Anselmo Gamen de Villa Gobernador Gálvez fue escenario de una gresca en la que familiares de un adolescente de 17 años asesinado a balazos en barrio La antenita, jurisdicción de la seccional 26ª, generaron destrozos en la guardia del nosocomio. “Todo se desencadenó cuando el personal de guardia le comunicó a la familia que el muchacho herido había fallecido”, explicó Marcia Colomé, sub directora del “hospitalito” como se reconoce al Gamen en VGG.
El incidente terminó con varios vidrios rotos, intervención policial y con una de las familiares de la víctima con cortes en sus brazos. El personal médico en asamblea dispuso “guardia restringida” hasta al menos las 20 horas de este sábado. Es decir, sólo eran atendidas las urgencias.
“Ya no se puede trabajar más así. Anoche había un patrullero, que ahora no está, y pudieron intervenir rápidamente para aplacar los ánimos. Pero que el patrullero esté depende de la disponibilidad. Sabemos que no depende de la buena o mala voluntad. Pero pasan estas cosas y es el personal médico y de enfermería los que terminan poniendo el pecho. Y así no se puede trabajar”, expresó la subdirectora.
El incidente no fue el primero y “no será el último, por como están las cosas”, como reflexionó la médica. “Es muy estresante trabajar en estas condiciones. Hay mucho personal que pide licencia y otros que no quieren venir a trabajar por las condiciones de inseguridad en la que se trabaja”, indicó Colomé.
Dos meses atrás
El 12 de octubre pasado, una semana después de que un repartidor en moto de 34 años que fuera atropellado por un patrullero allegados a la víctima realizaron una manifestación frente al Gamen y, arremetieron contra el nosocomio.
Hubo vidrios rotos, daños al mobiliario y varias inscripciones con aerosol, con la palabra “asesinos” en pintura negra. Eso generó una reacción gremial que determinó reclamos que con el tiempo se fueron licuando en pos de seguir con la atención a una población que está lejos de ser privilegiada.
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Otra vez vidrios rotos en la guardia del hospitalito de Villa Gobernador Gálvez. El 12 de octubre sucedió algo similar.
El penúltimo antecedente en cuanto a nosocomios que quedaron bajo fuego se produjo tras el asesinato del subinspector Leoncio Bermúdez, asesinado la noche del martes 14 de noviembre por dos tiratiros que ingresaron a la guardia del Provincial que ingresaron al hospital arma en mano para rescatar a un preso de la cárcel de Piñero que estaba siendo atendido.
El ataque y el asesinato del policía motivaron que, por una medida gremial de Siprus (Sindicato de Profesionales Universitarios de la Salud) y Amra ( Asociación de Médicos de la República Argentina) en reclamo de mayor seguridad, la guardia del Provincial permaneció cerrada durante dos semanas. Fue reabierta el pasado 30 de noviembre.
El crimen
Este viernes alrededor de las 22, Brandon Vicente Fernández, de 17 años, y Mauricio Nicolás S., de 29, dialogaban en una chatarrería ubicada en las inmediaciones de calle Buenos Aires y Artigas, en barrio La antenita de VGG, a unas 25 cuadras del Gamen.
“Mire amigo no vaya a hablar con la gente porque hay mucho problema y se la van a agarrar con ustedes. Hay mucho problema y todos están muy mal”, expresó un vecino a la vuelta de la escena del crimen. Según se pudo reconstruir con información oficial, Mauricio había llegado al lugar para comprar una balanza, pero Fernández, que lo estaba atendiendo en el interior de la vivienda, le ofreció un dispenser.
Tras esa conversación ambos hombres salieron a la vereda se escucharon detonaciones y ambos fueron sometidos a una descarga de balazos provenientes de dos hombres que circulaban en una moto.
Múltiples impactos
Fernández recibió múltiples heridas. Sus familiares lo trasladaron al hospitalito. Mauricio, impactos en la mano y el glúteo del lado izquierdo. El hombre contó a los investigadores que caminó hasta su casa, ubicada a más de 20 cuadras de la escena del crimen. Fue su esposa quien lo trasladó al Gamen.
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La puerta de la guardia del Anselmo Gamen con el cartel de advertencia de atención restringida.
Foto: Virginia Benedetto.
Fernández tenía al menos siete heridas: dos en la región dorsal, tres en tórax y dos en el antebrazo derecho. Llegó al Gamen “sin signos vitales”. Por protocolo los médicos le realizaron maniobras de reanimación, pero ya nada se podía hacer por salvarle la vida.
Según explicó la subdirectora del hospitalito cuando el personal médico le comunicó a la familia lo sucedido, se generó una batahola que terminó con algunos vidrios rotos en la sala de espera la guardia.
Una familiar del fallecido se cortó con los vidrios destrozados y debió ser asistida en la guardia. Dos agentes que estaban en un patrullero de consigna en el lugar debieron intervenir y, según algunos vecinos, realizaron disparos disuasivos para despejar el lugar.
Mientras esto sucedida a la guardia llegó Mauricio trasladado por su compañera, quien fue agredida por allegados a Fernández, generándose otro disturbio entre insultos y agresiones físicas. La agresión contra la mujer fue de tal dimensión que se refugió en la guardia del Gamen varias horas hasta que la situación se aplacó. ¿Por qué la agredieron?
“Todo se normalizó después de la 1.30 o 2 de la madrugada”, clarificó la subdirectora del hospital. “Al momento del hecho había un móvil policial, pero fue todo tan rápido que no tuvieron margen para intervenir de inmediato. Hicimos el reclamo y vamos a ver cuando ponen nuevamente el patrullero. Es muy complejo trabajar en esta situación porque muchos compañeros solicitan licencia por la violencia”, explicó Colomé.
La investigación del crimen de Fernández quedó en las manos de la fiscal Valeria Haurigot. La fiscal comisionó a efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) para que trabajaran en territorio a la búsqueda de testimonio de potenciales testigos. En el lugar del crimen, a simple vista, no se visualizan cámaras de videovigilancia.